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Xabier AgotePresidente de Albaola

“¡Cómo no íbamos a construir la nao ‘San Juan’, si es el mayor ejemplo de lo que hemos sido los vascos como pueblo!”

Xabier Agote, presidente y fundador de Albaola, repasa los hitos del proyecto de la nao 'San Juan' y su futuro, después de la botadura del pasado mes de noviembre.

“¡Cómo no íbamos a construir la nao ‘San Juan’, si es el mayor ejemplo de lo que hemos sido los vascos como pueblo!”Iker Azurmendi

Montados en una zodiac que viaja contra el viento por la bahía de Pasaia, Xabier Agote acerca a NOTICIAS DE GIPUZKOA a la zona del astillero Zamacona, donde tras su botadura el pasado mes de noviembre, descansa y se estabiliza la nao San Juan, la réplica del ballenero vasco que naufragó en Red Bay (Canadá) en 1565, y que en Albaola reconstruyen desde hace más de una década. "Este es viento de tormenta", anuncia Agote, demostrando su profundo conocimiento marítimo. Pero para Albaola no hay tormenta posible, sino viento a favor, si bien no siempre ha sido así. "Siempre nos hemos sentido solos", confiesa, para después añadir que ha sentido que la botadura ha supuesto "un punto de inflexión".

Tras trece años de construcción de la nao ‘San Juan’, en el que habrá habido muchos altibajos, ¿la botadura fue un alumbramiento o, realmente, lo ha sido todo el proceso?

Ha sido una culminación, la botadura ha sido un proceso muy largo, mucho más largo desde el punto de vista personal.

¿A qué se refiere?

La aventura del San Juan en mi cabeza empieza hace 40 años. Exactamente, con la publicación de National Geographic de 1985. Coincide con mi decisión de aprender el oficio de carpintero de ribera. Todavía no había empezado, pero sí me había inscrito a una escuela internacional para aprender oficios desde una vertiente museográfica, en un momento en el que el oficio estaba extinguido, nadie quería barcos de madera y los que quedaban se estaban destruyendo. Empecé en esto porque fui testigo del fin de una era, la de la cultura marítima vasca. Conocí el muelle de Donostia en tiempos en los que bullía y, de repente, desapareció. Imagínate que, de la noche a la mañana, hubiesen desaparecido todos los caseríos tradicionales de Euskal Herria y no pasase nada. Pues es lo que ocurrió en la costa vasca. Mi interés nació desde un punto de vista emocional, no tanto intelectual, que llegaría después, con lecturas que encadenaría.

¿Y qué le trajo el artículo de la ‘National Geographic’?

Esa lectura me dio la perspectiva histórica y me dio, sobre todo, la perspectiva de la grandeza de lo que ha sido el pueblo vasco desde el punto de vista tecnológico y científico, debido a esa gente que en nuestras costas desarrollaron la tecnología oceánica más avanzada del mundo. Después de 40 años de franquismo en el que nos machacaron culturalmente e identitariamente, haciéndonos creer que la vasca era una cultura pobre y miserable, entendí que ese artículo demostraba absolutamente lo opuesto, que esta tierra tenía la historia oceánica más avanzada del mundo, además de un desarrollo tecnológico grandioso. Suelo decir que esto era el Cabo Cañaveral de la época, donde las naves más sofisticadas salían de aquí hacia el nuevo mundo. Además se da un contexto social, con unos Fueros, basado en las relaciones en igualdad.

Se salía a los confines del mundo, pero también a cazar ballenas.

Había dos dinámicas: una era la carrera de Terranova, del puerto de Pasaia salían expediciones a Norteamérica, al Ártico, Islandia... lugares terroríficos, muy hostiles para cazar ballenas a escala industrial. La otra dinámica era la de los barcos que iban a Sevilla a embarcarse en expediciones de los grandes imperios de Carlos V o Felipe II. El pueblo vasco ha sido un pueblo de un emprendimiento ilimitado. Hay que entender que en el viaje de Elkano al mundo, toda la logística fue organizada en la costa vasca. En ese mismo momento hay miles de hombres que van a Terranova a pescar ballenas y bacalao.

Eso hizo que el euskera también llegase al otro lado del globo.

A los de nuestra generación se nos inculcaba que el euskera se había mantenido porque éramos un pueblo que se había ocultado en los valles más profundos, conservándose aislado, algo que es mentira. El primer idioma europeo que se estableció en Norteamérica fue el euskera. De la época de Elkano y de Urdaneta hay una de declaración del sultán de Tidore, de las Molucas, que dice que está orgulloso de haber aprendido euskera. ¿Qué nos han vendido, entonces? No suelo hablar de política, pero lo voy a hacer. No entiendo que un pueblo como el nuestro, que está todo el rato haciendo reivindicaciones políticas, lo haga desde el desconocimiento absoluto de la historia. 

“Cuando se dice ‘Izan zirelako gara eta garelako izango dira’ está muy bien, pero hay que creérselo y yo me lo creo”

¿Por qué lo dice?

Me llama poderosamente la atención que nuestra sociedad, el pueblo vasco, desconozca su historia pero, al mismo tiempo, reivindique su ser. Es algo absurdo:¿Qué reivindicas si no sabes quién eres? Es importante conocerla y entenderla. Aquí también somos especialistas en tergiversar la historia, igual que lo han hecho fuera. A los de fuera no les interesaba calentarnos la cabeza con nuestras grandezas, pero a los de aquí tampoco reconocer que los vascos estábamos metidos de lleno en el Imperio. Por unos y por otros nos quedamos sin historia. Ya está bien. Yo estoy muy orgulloso de nuestra historia. Claro, como todas las historias del mundo tiene luces y sombras, pero la nuestra es especialmente brillante, iluminada. Entre otros muchos, fíjate qué tres personajes salieron de Gipuzkoa en el siglo XVI. Elkano, que dio la vuelta al mundo; Urdaneta, que descubrió el tornaviaje; y San Ignacio, alguien a quien a dia de hoy se le insulta desde preceptos historeográficos muy desafortunados, dio también la vuelta al mundo, pero espiritualmente. Nadie sabe nada del tornaviaje, nadie sabe qué es la nao de Manila, la nao de China... La gente solo reafirma su identidad con cuestiones folclóricas como Olentzero, Tartalo... Es triste. Estamos muy acomplejados desde el desconocimiento. Si no te gusta tu pasado, no sé por qué revindicas el presente. Cuando se dice Izan zirelako gara eta garelako izango dira está muy bien, pero hay que creérselo y yo me lo creo.

¿Cómo recuerda la creación de Albaola, cuando empezó a contar cuáles eran sus objetivos?

A nosotros apenas nos han hecho caso durante la mayor del recorrido. Nosotros hemos puesto en marcha dinámicas que han activado el patrimonio marítimo, algo que no existía institucionalmente como concepto, que sí existía en países del norte de Europa o en EEUU. Allí proyectos como el nuestro y también festivales marítimos son enormemente exitosos. Cuando fundé Albaola estaba completamente solo. Hacía falta que la sociedad entendiera la necesidad de recuperar ese patrimonio marítimo. A mí lo que me interesa es la historia marítima a través de su vertiente tecnológica, el cómo se hizo. Y nosotros contamos la historia desde la recuperación de la tecnología y la reconstrucción.

Empezaron en San Juan.

De hecho, anecdóticamente Albaola empezó en Estados Unidos, con el proyecto Ameriketatik. En 1999, la agencia de desarrollo de Oarsoaldea se interesó por el concepto. Fueron como los únicos y crearon un Albaola txiki en San Juan, en un local muy pequeño. Más tarde pasamos al astillero actual de Ondartxo, donde creamos Itsas Kultur Faktoria.

“Cuando presenté la idea de la ‘San Juan’ desde una instancia me dijeron condescendientemente que libre era soñar”

¿Ha sido difícil el camino?

Construir la San Juan no ha sido difícil, si tú conoces tu oficio, las cosas no son difíciles. Yo me he formado para hacer la San Juan. Lo que ha sido muy difícil y estoy exhausto por ello, es haber construido Albaola. No es no solo las infraestructuras físicas necesarias para hacer estos trabajos, es reactivar oficios extinguidos. Es decir, formar a un montón de gente, que sean capaces de construir barcos de madera, no solo carpinteros, también otros trabajadores y desarrollar también el contexto tecnológico para lograr las materias primas.

Discúlpeme la expresión pero, ¿en todo este tiempo alguien le ha llegado a decir que estaba loco?

Eso lo he oído durante tres cuartas partes de mi vida, empezando cuando dije que quería ser carpintero de ribera. Cuando anuncié que íbamos a hacer la San Juan, desde alguna instancia una persona con tono muy serio y, a la vez, condescendiente me ha llegado a decir, “Ay, Xabier, libre es soñar”. 

Ha demostrado que era más que un sueño.

Pero, ¡cómo no vamos a hacer la San Juan, si es el barco que representa lo más grande de lo que hemos sido como pueblo! Es el barco trasoceánico del Renacimiento mejor conservado e investigado del mundo, pensado para una actividad ballenera, que los vascos explotamos en exclusiva durante siglos; es el emblema de la Unesco para el Patrimonio Subacúatico. Nosotros, que somos entusiastas en esta cuestión, estamos formados y estamos proyectados para hacer estos trabajos, ¡cómo no vamos a construir San Juan!. ¡Cómo no vamos a acabar el ciclo iniciado por nuestros antepasados hace más de 500 años y que después continúan los investigadores del Gobierno de Canadá! ¡Cómo no vamos a reconstruir nuestra historia! La San Juan representa la grandeza de este lugar.

¿Se han sentido solos en este tiempo? ¿La botadura ha hecho que las instituciones se den cuenta de que esto iba en serio y era posible?

He comprobado que las instituciones son recelosas de aquello que surge desde abajo, desde la sociedad civil. Siempre nos hemos sentido solos, pero la botadura es un punto de inflexión. Tuve una sensación muy gratificante, muy positiva, de que ahí pasó algo, algo muy bueno. Noté muchísima emoción y mucho consenso en el acto institucional. Fue una manifestación de aprecio sincero. Y hubo muchísima gente, nunca se había visto tanta en San Juan y San Pedro. Tuvimos suerte, porque estaba anunciando un tiempo de perros. Hubo un milagro, el cielo se abrió. Estaba abarrotado de una masa en silencio. Yo es la primera vez que he experimentado ese silencio proveniente de una masa de gente tan multitudinaria. Ese silencio fue lo que más me emocionó.

¿Prevé más puntos de inflexión?

Todo esto va a ir a más porque ahora este proyecto va a tener más puntos de inflexión: acabar el barco, zarpar y llegar a Canadá con una programación cultural. Están entusiasmados. 

¿Qué objetivos quieren lograr con el viaje?

Tiene tres. Uno es el de la arqueonavegación. Tenemos un barco que tiene patrocinio de la UNESCO porque es fiel al original. Es el único en el mundo que es así. Hay otros que reproducen la estética, pero son inventados. Que sea fiel nos permitirá descubrir cómo era esa navegación, va a ser un proceso de ciencia, de aprendizaje, muy importante. Al llegar allí desplegaremos un programa cultural basado en el patrimonio compartido entre vascos y canadienses. Finalmente, el tercer objetivo es el de dar las gracias al pueblo canadiense, porque nos recuperaron el conocimiento perdido de lo que aquí se desarrolló. Después de 30 años de investigación del pecio de la San Juan hallado en Red Bay, nos han devuelto un conocimiento que es extraordinario, no solamente para el País Vasco, sino para la humanidad. Los vascos fueron la punta de lanza de esas comunicaciones transoceánicas y también tiene un incidencia a nivel mundial.

La ‘San Juan’ se encuentra actualmente en la bahía de Pasaia, en la zona del astillero Zamakona. ¿Le han introducido toda la carga necesaria?

Es un barco mercante y está pensado para ir cargado. Por eso nosotros en la botadura le pusimos 50.000 kilos de piedras, que era el mínimo necesario para la botadura. Ahora necesita otros 80.000 kilos de peso. Le vamos a meter hierro, así que si hay algún chatarrero o alguien que se quiera sumar y nos quiera donar 80.000 kilos de hierro, queremos sea cadena o algo similar, estaríamos encantados. Necesita sentarse mucho más. Y finalmente, en la travesía le tenemos que añadir unos 30.000 kilos más de elementos a bordo.

También tienen que poner los mástiles.

Acabarlo significa poner los mástiles y sujetarlos con infinidad de cuerdas. Es bastante complejo. También hay que hacer las velas y hacer las anclas, para lo que en febrero habilitaremos una ancorería, que creo que será la única del mundo abierta al público. Después lo que haremos es equipar el barco con los elementos con los que se equipaba entonces: txalupas balleneras, que van dentro, calderos grandes de cobre para fundir la grasa a la ballena, barricas con características de siglo XVI, las ropas de la marinería, los alimentos, la cocina...

En Albaola preparan ya los mástiles para la 'San Juan'.

¿Se podrá visitar antes de que zarpe?

En primavera se podrá llevar a la zona de San Pedro y se podrá visitar, estará abierto como barco-museo, donde los visitantes tendrán la oportunidad de acceder dentro del barco, algo que hasta ahora no se podía hacer.

¿El actual astillero de Ondartxo quedará vacío?

Estamos restaurando el Ozentziyo, el último atunero donostiarra. Es un barco muy emblemático y además el último de toda la costa vasca que ha mantenido la técnica de pesca que nació con los pesqueros a vela, para pescar atún en movimiento y que no quede aplastado como con otras técnicas. Dentro de varias semanas inauguraremos el proyecto.

En su día anunciaron que replicarían la nao ‘Victoria’, el barco en el que Elkano culminó la vuelta al mundo. ¿Siguen con esa idea?

No. Me encantaría. La Victoria sería un barco parecido a San Juanpero infinitamente más pequeño. Nosotros anunciamos ese proyecto coincidiendo con la efeméride de la conmemoración del quinto siglo de la primera vuelta al mundo. Pensamos que esa debía ser nuestra aportación, porque Victorias hay muchas, pero no se corresponden a cómo eran. Nos atrevimos a anunciar eso desde la convicción sincera de que nuestra propuesta despertaría interés y que alguien vería una oportunidad en nuestro proyecto. Tengo que decir con mucho pesar que no despertó ningún interés en aquel entonces. Fue una gran decepción. Las propuestas de dónde tienen que venir, ¿de abajo a arriba o de arriba a abajo? Es cierto que ya no está la misma gente que antes en las instituciones y que los gobernantes se están planteando otro tipo de gobernanza. Como decía, a mí en la botadura me quedó claro que ahora hay otras claves de gobernanza. tenemos claves de gobernanza que entienden que las estructuras anteriores se nos han quedado obsoletas y que la sociedad vasca necesita un verdadero empoderamiento social civil.

¿Pero tienen algún otro proyecto similar en mente?

Sí, quizá de otra época, pero lo anunciaremos más adelante.