Fugitiva, novicia, asesina y ludópata; las mil caras de Catalina de Erauso quedan retratadas en la nueva novela histórica de la bestseller del género Florencia Canale, que regresa a las librerías este miércoles con 'La cruzada' (Planeta) para contar la historia real de la legendaria monja donostiarra que desafió todas las normas sociales del Siglo de Oro.

"Las vidas lisas no me interesan", confiesa a EFE la autora argentina, quien agrega que, sin embargo, "la historia de Catalina de Erauso era realmente la peripecia de una heroína que se viste de varón para salvar su vida", por lo que le resultó imposible no escribir sobre ella cuando la encontró.

Este encuentro entre Florencia Canale (Mar de la plata, 1963) y la también conocida como 'Monja Alférez' tuvo lugar durante el proceso de investigación de su anterior obra, 'El diablo' (Planeta, 2023), que trata sobre la vida del revolucionario Bernardo de Monteagudo, y fue leer el nombre de esta enigmática mujer el casual germen de su decimotercera novela histórica, la primera sobre España y el siglo XVII.

Historia increíble

La trama se mantiene fiel a los hechos históricos de quien fue monja por obligación, se vistió de hombre por necesidad y migró a las tierras americanas en busca de su propio destino. Todo ello lo cuenta Canale en 'La cruzada', basándose en las memorias que la propia Catalina de Erauso (1592-1650) dejó por escrito.

"No solamente me interesó esa parte de la heroína casi clásica, sino que hubiera existido una mujer que escribió sus memorias en el siglo XVII. Eso ya la hace muy original. Sor Juana Inés de la Cruz, que es la intelectual, religiosa y poeta que todos recordamos, lo hizo un siglo más tarde. Catalina es la precursora", explica.

Donostiarra

A partir de esta fuente primaria, la novela narra los episodios que marcaron el rumbo vital de la protagonista desde sus orígenes en Donostia, marcados por la exitosa fuga de un convento a los 15 años, y sus consecuentes aventuras disfrazada de hombre, que le llevaron a ser alférez (militar de menor rango) de Felipe II y Felipe III en el nuevo continente.

Sin embargo, quien también se hizo llamar como Francisco de Loyola, Antonio de Erauso o Alonso Ramírez Díaz de Guzmán, entre otros nombres escogidos por la prófuga para ocultar su identidad, es una figura no exenta de polémica en sus reinterpretaciones modernas. No obstante, el ayuntamiento de Donostia, a modo de homenaje, le ha dedicado un busto que se encuentra en el Palacio Miramar, además de una calle que se encuentra en el barrio de Amara.

Imagen del busto en homenaje a Catalina de Erauso, ubicado en el Palacio Miramar NG

Ni trans, ni queer, ni lesbiana

Y es que hay quienes ven en la Monja Alférez un icono lésbico, queer o trans, al entender que Catalina desafió las normas sociales de un Siglo de Oro obsesionado, entre otras cosas, con la castidad de la mujeres y el catolicismo.

"Es mirarla con solo un ojo", opina Canale al ser preguntada por estas nuevas lecturas sobre su heroína, "transformar a esta mujer en un icono Lgtbiq me parece acortar su inmensa figura porque fue mucho más que una chica que se vistió de varón porque le gustaban otras mujeres".

Más interesante le parece a la periodista hablar de ella como "una mujer de vanguardia, desafiante y contestataria, sin ponerle unos rótulos que lo que hacen es reducirla", concluía.

"La búsqueda de la libertad no es un camino fácil"

Al margen de las interpretaciones, Canale resalta que la menor de la familia de los Erauso tiene mucho que enseñarnos en el año 2025: "En estos tiempos donde la ansiedad nos corroe el alma he aprendido que la vida es una cruzada y la búsqueda de la libertad no es un camino fácil", asegura.

Erauso pagó el precio de su libertad con una soledad que la acompañó toda su vida y la contención de unos sentimientos que tuvo que congelar para salvaguardar su identidad original. No obstante, la propia escritora también admite que a partir de estas consideraciones ha aprendido a valorar "otro tipo de compromiso con la vida".

Dentro de este camino pedagógico y espiritual, Canale confiesa que escribir su última novela ha sido "un desafío enorme y fascinante" que no quiere abandonar nunca y ha adelantado que para su próximo trabajo también seguirá estudiando el complejo siglo XVII (alejándose de su habitual siglo XIX) en busca de respuestas sobre la evolución o involución de la humanidad.