“Marco Mezquida y yo somos de sangre caliente, nuestra energía es muy potente”
El guitarrista flamenco Juan Gómez 'Chicuelo' vuelve a unirse al pianista de jazz para presentar 'Del alma', su último trabajo, en la jornada de clausura del 60º Jazzaldia.
El guitarrista Juan Gómez Chicuelo y el pianista de jazz Marco Mezquida son sospechosos habituales en el Jazzaldia. En 2017 presentaron su primera colaboración, Conexiones. Tres años después volvieron con No hay dos sin tres y, esta noche en el primer concierto de la plaza de la Trinidad, darán cuenta de su última colaboración, Del alma. Se supone que es el cierre de una trilogía, pero Chicuelo tiene claro que es, más bien, otro eslabón más en la cadena de un proyecto en el que ambos comparten su espíritu de manera generosa.
‘Del alma’ es el tercer disco que presenta junto a Marco Mezquida. ¿Cómo es trabajar con el pianista?
Es muy cómodo. Muy orgánico. Desde que nos conocimos hubo una conexión inmediata. De ahí que el primer disco se llame así, Conexión. Realmente hubo una conexión tanto musical como personal. Ya tenemos una experiencia en el camino y, realmente, te das cuenta de que conectar así no es para nada habitual entre dos músicos que suelen liderar sus propios proyectos. Pero tenemos esa delicadeza con el otro, ese saber estar, saber acompañar, no querer estar liderando el tema, sino ponernos al servicio del otro... Hay una humildad latente entre los dos, que es la que tiene este proyecto.
¿‘Del alma’ cierra, como se dice, una trilogía?
Yo creo que abre una tetralogía (ríe). Aquí no se cierra nada. Aquí todo se abre. Lo único que se cierra es el mal rollo y la enemistad.
Se lo pregunto porque con una conexión como la que habla, los proyectos llegarán sin querer.
Sí. Cada uno tenemos nuestros proyectos individuales, y no tenemos que estar produciendo y sacando temas para un próximo disco del dúo, se hace de una manera orgánica, va surgiendo. Yo estoy en otros proyectos, él está en otros proyectos y nos saciamos musicalmente, pero nos añoramos y nos echamos de menos. Eso provoca que cuando tengo días libres, que no estoy en otra cosa y mi cabeza está libre, empiezo a recordar nuestro trabajo, nuestro proyecto y empiezan a surgir nuevas ideas. Entonces voy apartando ideas para un futuro cuarto álbum o lo que sea, que venga dentro de un año o de dos. Él hace lo mismo y en ese momento nos pondremos y compartiremos las ideas y veremos qué nos gusta y qué no. Los problemas surgen cuando hay obligaciones, cuando te dicen que tienes que grabar un disco el año que viene y no tienes nada... Eso no nos pasa a nosotros, no tenemos obligaciones con ninguna discográfica porque los discos son nuestros, son editados por nosotros, producidos por nosotros y pagados por nosotros. No tenemos nadie que esté atrás empujando, obligando y, entre comillas, dinamitando el proyecto.
¿Cómo combina un piano clásico y de jazz con una guitarra flamenca?
A través de la música porque la música es la misma. La música clásica la utilizamos los flamencos, la utilizan los músicos del jazz... Los músicos de flamenco utilizamos hoy en día algunas de las armonías, la mayorías de ellas, que son todas de jazz. En cuanto a los ritmos que utilizamos los flamencos, están en manos de todo el mundo. Los músicos de jazz controlan las bulerías, de soleá, de guajira, de seguiriya... Ellos los han escuchado, tocado e interiorizado. De ahí viene la fusión.
‘Del alma’ se ha compuesto también en la distancia?
En un principio, sí. Luego, evidentemente, nos vemos, nos juntamos y retocamos cosas o cambiamos lo que entendemos que tenemos que cambiar. Pero la idea principal la concibo en mi casa y se la mando a Marco. Casi nunca mando los temas terminados. En algún caso, ideas más concretas, aunque en otras ocasiones no. Cuando él me manda un tema, también lo vamos viendo y vamos concretando cosas. Los temas se terminan cuando nos encontramos, tomamos decisiones conjuntas.
¿También con Paco de Mode?
Antes de grabar y de terminar de darle forma a los temas, quedamos con Paco de Mode. Es una parte muy importante del proyecto. Cuando compongo, lo hago para Marco y para mí, pero también para la percusión. Nuestra, o sea, porque también yo cuando compongo compongo, evidentemente, para Marcos y para mí. Lo que componemos no son temas al uso y se parecen más a la forma de organizarse del flamenco, que del jazz. Los temas de jazz no suelen tener tantas partes. En el jazz suele haber dos o tres partes, una A, una B y una C, como mucho. En el mundo del flamenco, en cambio, se compone con muchas partes, una A, una B, una C, una D, una E, una F... Dentro de un tema puede haber, realmente, cinco temas.
¿El papel de la percusión de Paco de Mode es el de envolverlo todo?
Por supuesto, para envolverlo todo y para, en ocasiones, poder levantar la mano de la guitarra, delegar en la percusión y no tener que estar continuamente haciendo ritmo para que eso no se caiga o para que no baje de de intensidad.
¿Siempre trabajaron con la percusión en mente?
Cuando empezamos, primeras cosas las hicimos sin percusión. Rápidamente me di cuenta que que tenía que haberla, que tenía que haber alguien que nos ayudara porque la energía de Marco combinada con la mía era muy potente, somos los dos de sangre caliente. Un concierto de una hora, hora y cuarto u hora y media, los dos solos, quedaba muy enérgica. Por otro lado, también buscábamos una nueva sonoridad. En dúos ya teníamos Michel Camilo y Tomatito, Chano Domínguez y el Niño Josele... Añadimos la percusión para que no hubiera ninguna similitud en ese aspecto y tampoco en el aspecto de las composiciones, porque nosotros todo lo que tocamos es composición nuestra, es original. No hacemos ninguna versión.
Escribir sus propios temas es un aporte más.
Para mí, personalmente, sí. Y diría que para Marco también, aunque está más acostumbrado a versionar porque en el mundo del jazz está a la orden del día. Pensamos que, ¿por qué dar publicidad a nadie? Nos tenemos que dar publicidad a nosotros mismos, tenemos el suficiente talento como para para mostrarnos al mundo de la música y aportar nuestro granito de arena.
El disco se llama ‘Del alma’. ¿Qué dice este trabajo de su alma?
Todo, no nos dejamos nada y vamos grabando lo que lo que va surgiendo. No andamos mirando si va a gustar más, si va a gustar menos o si esto es más moderno... Escuchamos los temas de cabo a rabo y vemos si el tema está a la altura de un disco, porque no todos los temas lo están. Tenemos que ser humildes y saber ver eso. En Del alma hemos grabado siete temas, pero encima de la mesa había doce o trece.
El disco arranca con ‘Najando’, que es una conversación entre la guitarra y el piano. El álbum se cierra con ‘El faro de los deseos’, que se asemeja a una balada. ¿Cómo han dispuesto las siete composiciones en el disco?
Hemos ido construyendo los temas conforme han venido. Najando, que fue un tema que yo le pasé a Marco y fuimos viendo cómo hacer la armonía, vimos quién o cómo se tocaba, cómo sonaba si la tocaba él o si la tocaba yo, dónde nos debíamos parar, dónde no... Queríamos que todo sonase lo más natural del mundo. El disco está grabando en directo, juntos, en un estudio, porque lo que hemos querido siempre es que todo sea muy real.
¿Cómo será el concierto de esta noche en la plaza de la Trinidad?
Tocaremos el disco entero, pero incluiremos dos o tres temas de discos anteriores. Nos ajustamos al minutaje del disco, aunque puede variar en porque se alargue algo la intro. Hay esa libertad también por parte de los dos, pero nos ceñimos bastante a lo que es la duración. Entonces, para completar la hora y cuarto o y media, añadimos temas que han ido quedando, que la gente nos pide y que han calado en los aficionados.
Es su tercer disco conjunto y los tres los han presentado en el Jazzaldia.
Estamos muy agradecidos. Es señal de que no hemos defraudado a los aficionados del festival y que quieren volver a vernos. No lo habremos hecho tan mal (ríe).