Las joyas ocultas de Bruce Springsteen
Diez temas, muy poco frecuentes en los directos del ‘boss’, pero que poseen una innegable calidad artística pese a su escasa exposición comercial
En sus más de 50 años de trayectoria, Bruce Springsteen ha creado decenas de canciones para el recuerdo. Muchas de ellas ya forman parte de la historia de la música y son conocidas por un público masivo. No obstante, cinco décadas dan para mucho, también para temas excepcionales que, por diferentes motivos, no han sido habituales en los conciertos del de Nueva Jersey y se encuentran en la zona oculta de su repertorio.
Con el propósito de que los espectadores que acudan a los conciertos que Springsteen ofrecerá en Donostia los próximos 21 y 24 de junio descubran algunas de sus joyas menos mediáticas, NOTICIAS DE GIPUZKOA hace un repaso de diez canciones que, casi con total seguridad, no sonarán en Anoeta, pero merecen ser reivindicadas.
‘Be True‘
Esta irresistible composición iba a ser incluida en The River (1980), pero a última hora fue incomprensiblemente descartada. En su lugar entró Crush On You, pegadiza pero artísticamente menor. El propio Springsteen ha reconocido que fue un error no contar con Be True, portentosa demostración de las mejores virtudes de una E Street Band en sus días de gloria. La introducción de teclado de Roy Bittan y el solo de saxofón final, cortesía del añorado Clarence Clemons, son maravillosos.
‘Hearts of Stone‘
Puro sentimiento soul, fue compuesta en 1977. Aquí nos encontramos al Springsteen más melancólico, lamentándose por un amor que se desvanece y pidiéndole a la que aún es su chica un último baile antes de tomar caminos separados. Southside Johnny, amigo de la juventud del boss, publicó en 1978 un magnífico álbum titulado, precisamente, Hearts of Stone, en el que incluyó una gran versión de esta magistral pieza.
‘New York City Serenade’
Este inmenso homenaje a las calles de una Nueva York mitificada es el encargado de cerrar, de manera inmejorable, el álbum The Wild, The Innocent and The E Street Shuffle (1973). Diez minutos de puro placer para los sentidos, donde cada miembro de la banda aporta lo mejor de su talento mientras su líder, un ambicioso y genial Springsteen, le canta a la ciudad que nunca duerme, el lugar de las oportunidades. Tras escuchar New York City Serenade, lo primero que a uno se le viene a la cabeza es cómo un chaval de 24 años fue capaz de componer esta absoluta obra maestra.
‘Highway Patrolman’
El Bruce más introspectivo llegó en el descomunal Nebraska (1982), y Highway Patrolman es uno de los momentos más inspirados del álbum. La canción cuenta la triste historia de Joe Roberts, un policía que durante toda su vida ha cuidado de su hermano Franky, convertido en delincuente. Joe se enfrenta a un dilema: cumplir con su trabajo sabiendo que es su hermano quien está al otro lado de la ley o, por el contrario, priorizar su relación familiar. El tema inspiró la primera película que dirigió Sean Penn, The Indian Runner (1991).
‘The Promise’
Es, sin duda, una de sus mejores canciones. Una balada perfecta, cautivadora y sentida, compuesta en una época turbulenta de su vida, en medio de problemas legales con su primer manager, Mike Appel. El tema trata sobre las promesas rotas, aquellas que incumplimos incluso con nosotros mismos, y cómo vivimos con el corazón un poco más frío una vez aceptamos que los sueños que hemos perseguido durante tanto tiempo se han convertido en una lejana utopía.
‘Wreck On The Highway’
La última canción del brillante The River suele pasar injustamente desapercibida. Su melodía es hipnotizante y el tono, sombrío y lúgubre, representa una antesala de lo que vendría en su posterior álbum, Nebraska. Springsteen, alejado de su fiereza rockera, también sabe cómo dar con la tecla.
‘Valentine’s Day’
Hay pocos discos tan infravalorados como Tunnel of Love (1987), que quizás peca de una producción demasiado ochentera. Le habría venido mejor una instrumentación más orgánica, pero los temas que se esconden en el álbum son estupendos. Como ejemplo Valentine’s Day, el último corte, que representa a la perfección la temática agridulce que sobrevuela por todo el trabajo, donde Bruce se muestra perdido en un amor que hace aguas, el de su primera mujer, Julianne Phillips, de la que acabaría divorciándose poco tiempo después.
‘Last to Die‘
En Magic (2007), el de Nueva Jersey refleja su profundo descontento con el gobierno de George Bush padre y la guerra de Irak. Last to Die es una de las cumbres del disco, un tremendo derroche de fuerza y contundencia en el que el boss se pregunta “quién será el último en morir por un error, cuya sangre se derramará, cuyo corazón se romperá”.
‘Western Stars’
Otro disco que merece un reconocimiento infinitamente mayor. Es, probablemente, su mejor obra del siglo XXI, poseedora de una colección de canciones impoluta y compacta y una producción evocadora. Western Stars, la canción que titula el álbum, destaca por sus extraordinarios arreglos orquestales y un inconfundible carácter cinematográfico en el que nostalgia e intimismo se dan la mano.
‘The Fever’
Compuesta en 1973, exhibe la influencia soul del primer Springsteen. Es una lástima que la canción no entrase en ninguno de sus dos primeros discos, ya que hubiera sido una grandísima aportación. Para la posteridad queda la electrizante versión de este tema en el concierto que celebró en la sala Winterland de San Francisco el 15 de diciembre de 1978, uno de los muchos directos legendarios que regaló durante la gira de Darkness On The Edge Of Town. Bruce en estado puro, indiscutiblemente en el mejor momento de su carrera artística.
Temas
Más en Cultura
-
Fallece el etnógrafo Fermin Leizaola, estudioso del mundo rural y el pastoreo vasco
-
Gorka Urbizu, Izaro y Zea Mays tocan gratis en 'Gaztea Musikaren Eguna'
-
Dantz Point 2025 llevará la música electrónica a seis localidades de Gipuzkoa este verano
-
Los jóvenes nacidos en 2007 pueden solicitar desde hoy el Bono Cultural Joven 2025