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Dinosaurios que hablan klingon, quimeras y otros monstruos de Joan Fontcuberta toman la sala Kutxa Fundazioa Artegunea

La sala fotográfica de la Fundación acoge la muestra 'Monstrorum Historia', una exposición que navega entre el realismo y la ficción.

Dinosaurios que hablan klingon, quimeras y otros monstruos de Joan Fontcuberta toman la sala Kutxa Fundazioa ArteguneaRuben Plaza

Resulta verdaderamente difícil escribir sobre la última exposición que acoge la sala Kutxa Fundazioa Artegunea, en Tabakalera. Es como un enigma de la mayor de las quimeras, la Esfinge: "Si me nombras, desaparezco, ¿qué soy?". Si hablásemos desde la literalidad de la muestra del artista, docente y fotógrafo catalán Joan Fontcuberta, al igual que el "Silencio" de la adivinanza, el misterio desaparecería. El propio Fontcuberta, en una visita guiada que ha tenido lugar este jueves, ha pedido a los miembros de la prensa que, en la medida que puedan respetar los códigos deontológicos que les sean propios, no desvelen la verdad detrás del telón, que no publiquen que el Mago de Oz es un simple mortal sin poderes. Mostrorum Historia es un compendio de "cuatro proyectos y medio" que el catalán ha venido trabajando desde hace 40 años. Uno de ellos, denominado Dinosaur, de hecho, presenta su prémiere en Donostia.

Este es un buen ejemplo de cómo Fontcuberta quiere enredar al visitante en una ilusión. Durante la rueda de prensa que ha tenido lugar antes de la visita, el artista catalán ha defendido que cada uno de sus cuatro proyectos fotográficos deben entenderse como la mitad de un todo. El otro 50% lo aportarían textos narrativos o catálogos que completarían la experiencia del espectador. En el caso de Dinosaur, una serie de fotografías compuestas por fósiles y réplicas de estos reptiles que el catalán ha capturado en parques de entretenimiento, la experiencia en sala se expande con la lectura de un libro de ciencia ficción titulado HeghDl’ vem ghaH, tu’lu’’ Dinosaur. No se extrañen si no han entendido el título, pues todo este “libro de artista” de ciencia ficción está escrito en klingon, un idioma ficticio creado para el clásico de la ciencia ficción televisiva Star Trek –solo existen cuatro libros escritos en este idioma de los trekkies–. Para ayudarles y no tengan que buscarlo por su cuenta, se lo traducimos: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, es decir, la traslación directa del cuento de Augusto Monterroso al universo de las fantasmagorías fontcubertianas.

Dinosaurios que hablan klingon, una lengua propia del universo de Star Trek; quimeras distribuidas bajo el display de un museo de ciencias naturales y otros monstruos, o "seres ungidos por los dioses", han tomado la sala Kutxa Fundazioa Artegunea en una propuesta que tiene mucho de veraz y, a la vez, mucho de ficción, demostrando que la realidad también puede ser un constructo.

Sonia Berger posa junto a Joan Fontcuberta en la sala Artegunea de la Kutxa Fundazioa.

Cuatro proyectos y medio

Dinosaurios que hablan klingon, quimeras distribuidas bajo el display de un museo de ciencias naturales y otros monstruos, o “seres ungidos por los dioses”, han tomado la sala Kutxa Fundazioa Artegunea en una propuesta que tiene mucho de veraz y, a la vez, mucho de ficción, demostrando que la realidad también puede ser un constructo. Así lo ha explicado el fotógrafo y artista que en su trayectoria se ha empeñado “en fotografiar la naturaleza para llegar a la naturaleza de la fotografía”. “La fotografía es una manera de pensar el mundo”, ha afirmado Fontcuberta, y, por lo tanto, “es un lenguaje que genera imágenes”. En la actualidad, donde incluso la Inteligencia Artificial generativa es capaz de componer imágenes mediante “prompts”, el artista ha confeccionado un “kit de supervivencia” para “sobrevivir al tsunami” de “imágenes que apabullan” a la sociedad.

Fauna, Herbarium, eHerbairum y What Darwin Missed son los tres proyectos y medio que conquistan la planta baja de la sala, que se completa con Dinosaur en el piso superior. Los dos fueron desarrollados por Fontcuberta con fotografía analógica durante la primera mitad de la década de los 80. En los dos últimos, en cambio, se ha valido de la Inteligencia Artificial generativa para imaginar flores, corales y a los réptiles más grandes que jamás poblaron la Tierra. Este cambio que, pese a ser un cambio “radical” en el procedimiento”, demuestra total “coherencia” con el pasado le permite preguntarse en “qué momento se encuentra la fotografía, en su muerte anunciada o en su resurrección”.

Lo orgánico

La primera parte, Herbarium, creada entre 1982 y 1985, se inspira en el trabajo de Karl Blossfeldt y su exploración de lo orgánico. Blossfeldt fue un escultor y docente alemán que como práctica didáctica mostraba en clase macrofotografías de formas vegetales. “Hoy nadie le recuerda por sus esculturas, pero sí por un material más prosaico”, ha dicho Fontcuberta, sin renunciar a la ironía.

Blossfeldt quería “celebrar la naturaleza”, pero cuando el catalán abordó su proyecto fotográfico en los 80, ya comenzaban a vislumbrarse preocupaciones como la contaminación y el cambio climático. Herbarium se completa con eHerbarium -he aquí la mitad restante-, en la que el fotógrafo contrapone la serie original con formas naturales creadas por una IA, que ha sido alimentada con las fotos que espejan. Fontcuberta ha invitado a los visitantes a que descubran cuáles son reales y cuáles son mentira, algo de lo que él mismo duda.

Corales

What Darwin Missed es, como Dinosaur, un proyecto de reciente creación para Fontcuberta. Siguiendo los pasos de Darwin en la expedición de 1835 a las Islas Galápagos, el catalán ha fotografiado especímenes de la biología marina que al autor de El origen de las especies se le pasaron por alto.

Animales nunca antes vistos se exhiben en Artegunea.

¿Real o imaginado?

Fauna es, probablemente, el apartado más llamativo de Monstrorum historia y el que presenta la “narrativa más compleja”. Se trata de un proyecto de 1985, que ha llegado a ser expuesto en 120 museos, tanto de arte contemporáneo como de ciencias naturales. Incluso, estuvo expuesto en el MoMa de Nueva York.

Fontcuberta y su compañero Pere Formiguera “se camuflan” y ceden el testigo al naturalista Peter Ameisenhaufen (1895-1955), del que descubrieron un completo archivo en Escocia. Dispuesto como un museo de ciencias naturales en el que se exhiben animales disecados o sus reproducciones, Fauna presenta bocetos, notas, fotografías, registros sonoros y figuras de gran tamaño de animales imposibles. Entre ellos, destaca un ternero bicéfalo o bos tauros dicephalicus que un colega de Ameisenhaufen, el doctor en Biología de la Universidad de Deusto Imanol Olaizola descubrió cerca del río Agauntza, en las inmediaciones de la Sierra de Aralar. El especimen que se exhibe en Tabakalera tiene su reposo en el Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra. Quizá solo una Esfinge sepa si todo lo explicado, como todo lo que se exhibe en la sala Artegunea, es real o imaginario.