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¿El gato está vivo o muerto? La cuántica y el arte impactan en el colisionador de Tabakalera

El Centro Internacional de Cultura Contemporánea inaugura la exposición 'Visiones cuánticas', en colaboración con el DIPC y el CERN.

¿El gato está vivo o muerto? La cuántica y el arte impactan en el colisionador de TabakaleraRuben Plaza

En el espacio de acceso que distribuye los itinerarios de la sala principal de exposiciones de Tabakalera, donde este viernes se inaugurará la muestra Visiones cuánticas, se han instalado seis pantallas de vídeo en forma de tótem que explican al visitante los principios generales de la física cuántica. Con asesoramiento del Donostia International Physics Center (DIPC)y la inventiva de Morgancrea, los audiovisuales divulgan sobre experimentos como el del Gato de Schrödinger. Es bien conocido, si este animal se encuentra dentro de una caja opaca, el felino está al mismo tiempo vivo y muerto. Los monolitos también informan sobre lo que se conoce como la Interpretación de Copenhague, formulada por Niels Bohr, que implica que las mediciones a nivel subatómico pueden alterar el sistema colapsando la función de la onda. Es decir, que el hecho observar una partícula hace que esta pase de todos sus posibles estados cuánticos que se dan a la vez –al igual que en el caso del gato–, a un único estado. Esta interpretación incorpora el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, del que también hablan estos vídeos, y que enuncia la imposibilidad de que las propiedades anidadas de una partícula, como su posición y su momento, puedan ser medidas al mismo tiempo: cuanto mayor certidumbre haya sobre una de ellas, menos habrá sobre la otra.

Eso sí, en Tabakalera no hay gato encerrado, ni incertidumbre, ni trampa, ni cartón, sino una exposición que intenta divulgar de forma “poética” sobre algo tan complejo e invisible como la física cuántica. Como en el CERN de Suiza, el Centro Internacional de Cultura Contemporánea se ha convertido en un supercolisionador en el que impactan el arte y la ciencia para crear nuevos discursos.  De hecho, en contra de lo que pueda parecer, el arte y este campo de estudio, no son disciplinas que hayan estado muy alejadas. De hecho, los principales descubrimientos que se dieron en la mecánica cuántica, surgieron entre la década de 1920 y 1940, coincidiendo con corrientes de vanguardia en las que tuvieron influencia directa.

'Probable Drawings'.

Hace ya unos años que Tabakalera incorporó la ciencia a su plan estratégico como disciplina de trabajo. Visiones cuánticas, que se enmarca dentro de las muestras planeadas por el décimo aniversario de la institución, es un nuevo paso en ese camino, en el que han colaborado el DIPC y el propio CERN, un centro que lleva la delantera en lo que se refiere a experiencias para unir arte y ciencia. De hecho, la comisaria de la exposición, Mónica Bello, es la directora de Arts at CERN. La exposición responde también a otra efeméride, no en vano, tal y como ha recordado el director del DIPC, Ricardo Díez Muño, en una rueda de prensa que ha tenido lugar este jueves en Tabakalera, la UNESCO ha declarado el 2025 como Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología. Además, la capital del territorio contará pronto con un ordenador cuántico proporcionado por IBM.

Once instalaciones

La exposición, que se desarrolla en las dos galerías anexas al citado espacio distribuidor, cuenta con instalaciones de once artistas, creadas expresamente para esta muestra. Una de esas artistas es Jaione Camborda, ganadora de la Concha de Oro en 2023 , que acompaña a Alice Bucknell, Libby Heaney, Joan Heemskerk, Abelardo Gil-Fournier, Nicole L’Huillier, Yunchul Kim, Adriana Knouf, Yuri Pattison, Marina Rosenfeld y el colectivo Semiconductor, formado por Ruth Jarman y Joe Gerhardt.

La comisaria ha explicado que la exposición de Tabakalera ofrece un “marco”, tanto para los artistas como para el público”, para intentar asimilar las ideas de lo que es “un universo cuántico”. De esta forma, han permitido que los creadores que hiciesen una propuesta desde su “práctica artística”. La comisaria lo deja claro, las obras “no están cerradas” y se completan, en muchos casos, mediante la interacción con los visitantes.

Para llevar estas instalaciones a cabo, los artistas se pusieron en contacto con investigadores o, incluso, llegaron a visitar centros tecnológicos especializados. La donostiarra Jaione Camborda, por ejemplo, visitó el propio CERN en Ginebra, donde se inspiró para la videoinstalación que exhibe en Tabakalera: Ensayo fílmico sobre la sordocerguera. La cineasta ha explicado que su instalación implica un “cambio de perspectiva” sobre lo que ya conocía sobre su disciplina. De hecho, ha creado una película “que no se ve” y que obliga al espectador a imaginarse aquello que se lo oculta a la vista, como el gato en el experimento de Schrödinger.

'Visiones cuánticas' se abre con una estancia dedicada a la divulgación.

La británica Alice Bucknell, por su parte, aporta a Visiones cuánticasun videojuego cooperativo que explora los agujeros negros y “el amor queer”, mientras que la chilena Nicole L’Hutiller ha creado una Brújula de arte sonoro que vibra a medida que el visitante la manipula.

Abelardo Gil-Fournier, por su parte, colabora con la muestra con la instalación La hoja de Fermi y el efecto Zenón, una instalación vertical con láminas de cristal líquido que reaccionan a la presencia de los visitantes y que presentan los estados estáticos de una hoja que parece caer.

Una pantalla de dos metros y medio de largo por dos de ancho, obra de Yuri Pattinson, proyecta un cielo azul en el que las nubes van variando, gracias a un generador de números cuánticos aleatorios. Frente a la obra de Pattinson se exhibe en la pared Probable Drawings, una serie de impresiones sobre papel rectangular que representan los orbitales electrónicos y muestran su ubicación probable en lugar de ubicaciones exactas.

La neoyorquina Marina Rosenfeld, la británica Libby Haeney y la neerlandesa Joan Heemskerk y sus videoinstalaciones y Yunchul Kim y Adriana Knouf y sus obras de técnica mixta completan una exposición que convierte a Tabakalera en un verdadero colisionador de hadrones.