El pintor errenteriarra Xabier Obeso presenta en la casa de cultura de Okendo un viaje a su mundo interior a través de elementos recurrentes como grutas rocosas surgidas de la erosión de las olas del mar, esferas que flotan, dólmenes, suelos ajedrezados en blanco y negro y universos que se expanden. La exposición Entre la razón y la emoción puede visitarse desde este lunes en la sala de muestras principal del centro cultural del barrio de Gros. Se exhiben un conjunto de 39 pinturas y un audiovisual que el autor ha desarrollado en su última época artística, es decir, en los últimos quince años. De hecho, la obra que abre la muestra, una pintura que retrata una cavidad por la que fluye el agua y en la que se eleva una burbuja translúcida que encierra al propio autor meditando en la postura de la flor del loto, es una pieza desarrollada ex profeso para Entre la razón y la emoción.
Las obras, por su parte, no tienen título, ha explicado Obeso en la presentación que ha tenido lugar esta mañana, debido a que hace tiempo se dio cuenta de que los nombres con los que se bautizan los cuadros provocan un condicionamiento previo en el visitante. Como pintor y filósofo, el errenteriarra ha intentado compartir “su mundo interior” con el resto que vive, según ha dicho, en una sociedad de “violencia” y de “horror”. “El arte es uno de los caminos por los que podremos llegar a una sociedad utópica, que se basa en la concordia, en la empatía, en el amor”, ha asegurado el artista.
Los símbolos
Preguntado por los símbolos recurrentes en estas obras, Obeso ha explicado que estos “ayudan a contar lo sutil y lo inesperado”. A renglón seguido, ha citado a Carl Gustav Jung, padre del psicoanálisis, como teórico imprescindible que relacionó lo simbólico con lo subyacente. Como ejemplo de esto, señala la serie de tres cuadros situados junto a la entrada. En cada uno de ellos, un enorme objeto pétreo se halla sobre un suelo ajedrezado. El blanco y negro de la retícula, expone, hace referencia a la consciencia sobre “el bien y el mal”, la consciencia de la elección de lo correcto y lo incorrecto. En este sentido, Obeso cita el dolmen, que en su obra simboliza “la consciencia sobre la muerte” y, en consecuencia, su impacto a la hora de tomar decisiones. La piedra, por su parte, representa el estado original del ser humano, su estado “en bruto”, “a trabajar”. “La vida lo que hará será ir quitando lo que sobra para que se manifieste aquel proyecto humano que al final de nuestra vida queremos que luzca”, ha añadido. El agua que se abre paso en una de esas rocas –así como en la mayoría de los cuadros de mediano y gran formato que ocupan la sala– representa “la vida” y su “flujo”.
Visitas guiadas
Además de las pinturas dispuestas por toda la sala de Okendo, cuelgan del techo otras esferas que incluyen aforismos del propio Obeso, interactuando con los cuadros y creando una especie de performance: “Las esferas explican los cuadros y los cuadros explican también las esferas”. El entorno invita a que los asistentes se introduzcan en el universo “de lo sutil, de la espiritualidad”, es decir, “la parte que nos hace humanos”. “Esta exposición es de obligada visita para aquellas personas que quieran ahondar o compartir su mundo interior”, ha explicado. En este sentido, empezando este viernes, durante todos los viernes de julio, Xabier Obeso ofrecerá visitas guiadas a Entre la razón y la emoción, que se iniciarán con una pequeña introducción a su proceso creativo y que seguirán con “una tertulia filosófica” que, según su experiencia, suele darse con “mucho entusiasmo”, precisamente porque se trata de gente que quiere sumergirse en lo “sutil” del universo.