La fotoperiodista Isabel Azkarate (Donostia, 1950) expone en la Sala Kutxa Kultur Artegunea de Tabakalera un extenso reportaje de los últimos años de vida en el País Vasco y parte del extranjero, lugares donde ella ha residido más tiempo, además de en Barcelona, Londres y Nueva York (1970-80), donde realizó parte de sus estudios fotográficos y que marcaron sus líneas maestras, temas sociales y políticos, colectivo de mujeres y tribus urbanas, que la han convertido en la primera mujer fotoperiodista de Euskadi, habiendo donado recientemente su extenso fondo a la Fototeka Kutxa.

Desde 1981 ha realizado numerosas exposiciones hasta la actualidad, mostrando sus fotografías como freelance y documentalista de numerosas comunidades de Perú, Egipto, Nepal y diversos lugares del mundo.

Su fotografía se inscribe en la fotografía realista estándar en blanco y negro que se llevaba hasta la década de los 70 y en la que ella se inscribe por derecho propio como documentalista de La Voz de Euskadi, el Archivo de la Diputación de Gipuzkoa, y el Zinemaldia. Es en ese circuito y contexto donde ella ha desarrollado algunos de sus mejores fotogramas, como sus propios y numerosos autorretratos, algunos insertos en paisajes, como el de Nueva York (1980), y los retratos frontales de personajes en mercadillos de Barcelona. La frontalidad es una de las características principales de sus planimetrías axiométricas.

El realismo más objetivo y pegado a la realidad es el plasmado en su fotografía social y política de los años 80: manifestaciones, muertos, actos políticos, personajes. Pero cuanto más se aleja de esta realidad dura y documental y se acerca a otra más cultural y vivencial, su fotografía se torna más suelta, más cercana al realismo mágico y al surrealismo: Vixente Ameztoy (1978), Gurrutxaga y Ayestarán (1979), Ramón Zuriarrain (1985), Gari (1985), Juan Luis Goenaga (1989) o Julian Schnabell (1994). También logra fotografías excelentes de personajes outsider y un tanto frikis, como Pérez Ocaña (1979), Mujer con perlas y redecilla en NY (1980), Txantxillo (1982), La Otxoa (1992), Noches locas de NY (1994), Mikaela (2001), y también de los más glamourosos, como Ingrid Thulin, Antonio Banderas, Bernardo Atxaga, Pepe Espaliú, Travolta (1982), y la sofisticada Bette Davis (1989). Cuanto más intenso es el negro en su fotografía, más auténtica y sorprendente resulta la misma.

Desde que siendo joven adquirió la Nikon F2 35 milímetros de su tía Alicia, Isabel no ha parado de disparar ante todo lo que se movía y sorprendía a su mirada y, pese a su aire desenfadado de joven rubia, de ojos azules y mirada romántica (como la de la fotografía tomada por Roman Polanski, 1988), no ha dejado de ofrecernos un mundo real, a veces duro, y otras más tierno, como el de sus personajes del circo.

La muestra ha sido comisariada por Silvia Omedes y cuenta con un documentado y grueso catálogo.