En una profesión llena de hombres, la donostiarra Isabel Azkarate se convirtió en la primera fotoperiodista vasca en los peores años del terrorismo en Euskadi. Con su cámara captó durante décadas la historia de Euskal Herria y de su gente y, con ello, también "su propia historia de vida". Ahora, Kutxa Fundazioa expone en la sala Artegunea de Tabakalera a modo de retrospectiva 300 de las fotografías de que la autora ha cedido a Fototeka de un archivo que alcanza los 175.000 objetos.

Reducir toda una vida dedicada a la fotografía en una sola exposición no ha sido nada sencillo. Además de trabajar durante años en la prensa escrita capturando atentados, manifestaciones y sucesos, Azkarate capturó a la sociedad donostiarra y guipuzcoana en múltiples eventos, desde el Zinemaldia y los conciertos más multitudinarios hasta las fiestas populares del territorio.

"Es una trayectoria larga y diversa, marcada por una mujer excepcional", ha resumido este miércoles la comisaria de la muestra, Silvia Omedes, durante la presentación de la retrospectiva, que se podrá visitar hasta el próximo 25 de febrero. Omedes conoció a Azkarate en 2019 y le propuso ayudarla en su archivo, un material extenso que la propia fotógrafa ha ido cuidado y digitalizado por su cuenta.

La propia creadora decidió entonces donar su legado, compuesto por más de 175.000 objetos, entre negativos y diapositivas, cámaras, catálogos y publicaciones a la Fototeka Kutxa Fundazioa y comenzó un arduo trabajo de selección de cara a una retrospectiva. "Ha sido muy difícil", ha confesado la comisaria, señalando que la exposición, al igual que sus fotografías, debía tener marcados sus rasgos personales.

El resultado es una muestra dividida en dos plantas en las que se pueden ver las diversas temáticas que Azkarate ha fotografiado en su vida, desde sus años de estudio en Barcelona y Nueva York hasta sus trabajos para periódicos y revistas capturando los años de mayor convulsión en Euskadi. "Había material muy explícito y directo, doloroso, que relata lo que se vivió en esos años, pero que no hemos incluido en la muestra para evitar lo más duro", ha indicado Omedes.

Sobre estas fotografías, que han sido expuestas en una espacio cerrado de la exposición, muchas de ellas realizadas para el periódico La voz de Euskadi, se incluyen algunos de sus reportajes en la cárcel de Martutene y en el psiquiátrico de Santa Águeda y diferentes sucesos que vivió en primera línea, desde atentados en los que llegaba incluso antes que los servicios de emergencia y manifestaciones hasta atracos. "Lo he pasado fatal al volver a ver todo lo que tenía. Regresé a la pena de esos años", ha confesado la fotógrafa.

No obstante, Azkarate siempre trató de ser más que una fotoperiodista más y, por ello, capturó decenas de eventos como los carnavales de Ituren, a los que acudía cada año, o las procesiones de Semana Santa, siempre con la habilidad de "girar 180 grados la cámara" y convertir en protagonistas a los espectadores. "Le interesan los personajes y sus vidas", ha resumido Omedes sobre unos trabajos de los que hay pequeñas pinceladas de su extenso trabajo en la exposición. Entre ellas, algunas de sus capturas más icónicas para el Zinemaldia, como la que le realizó a Bette Davis, en conciertos de leyendas de la música como Iggy Pop, Lou Reed, Mikel Laboa, Miles Davis y Tina Turner, o artistas, muchos de ellos amigos suyos, a los que fotografío minutos antes de salir al escenario. "Todo el mundo la conoce por la de la última fotografía de Bette Davis, pero, en realidad, es la de la tribu artística vasca al completo. Están todas las figuras más importantes de Euskadi", ha señalado la comisaria.

Interés "por lo raro y diferente"

Esa inquietud por lo artístico nació de un interés "por lo raro y diferente" que ya materializó en sus primeros años de formación en Barcelona y en Nueva York. "Estudió en una escuela que la invitó a salir a la calle a retratar a las personas y los lugares", ha descrito Omedes sobre su estancia en la ciudad condal, a la que le siguió una estancia en Estados Unidos, donde puso en práctica todo lo aprendido y se abrazó a la comunidad LGTBI y sus fiestas en plena década de los 80, antes de que el sida lo pusiera todo patas arriba.

Allí también fotografió por primera vez un circo, una temática que repetiría a lo largo de los años con cada visita de espectáculos de este tipo a Donostia y de la que se puede apreciar parte de su trabajo en la segunda planta de la exposición. Junto a ella, una sección dedicada al arte que contará con una muestra complementaria en el Museo San Telmo a partir de enero. "Hay más cosas, sus viajes a la India, Egipto o Perú, o las fotografías a las tribus urbanas, que no han entrado. Para ella, la cámara siempre ha sido un pasaporte que le ha permitido saciar su atracción hacia lo desconocido", ha agregado Omedes.

La exposición se cierra con una proyección de autorretratos que Azkarate se ha ido haciendo a lo largo de los años con las últimas tomas de los carretes. "Encontró en la cámara la manera de descubrir el mundo y a sí misma", ha apuntado la comisaria, que cree que la exposición y el libro que la acompaña "la ponen en el lugar donde se merece".

La propia protagonista, por su parte, se ha mostrado encantada con el trabajo y con la posibilidad de que su archivo pueda estar al alcance de todo el mundo. Sobre esto, Ane Abalde y Ander Aizpurua, directora de Arte y Patrimonio y director de Kutxa Fundazioa, respectivamente, han señalado que la exposición "pone en valor el territorio y el trabajo de las mujeres".