Todo escritor vive miles de vidas distintas, y lo hace en ocasiones de noche, mientras el resto del mundo duerme a su alrededor. Y precisamente de eso habla el autor Julio Llamazares en su nueva obra Vagalume, en la que reflexiona sobre la pasión de escribir, esa que se sobrepone a todo lo demás.

Tras varios años, regresa con una novela a las librerías. La vida le ha llevado por otros caminos, pero ¿esto era algo que añoraba? 

Ni siquiera era consciente del tiempo que había pasado de la anterior novela. ¿Sabes lo que ocurre? Que yo no he parado de escribir, porque entre la anterior novela y esta publiqué el siguiente tomo de setecientas páginas nada menos de un viaje por todas las catedrales de España. Y también en 2020, a finales, publiqué un dietario, una especie de cuaderno de campo, sobre la pandemia, que se llama Primavera extremeña, porque pasé la pandemia en una casa en mitad del campo en Extremadura. Es un dietario sobre el paso de la pandemia, y de la primavera, el paso de la muerte y de la belleza a la vez, porque fue una primavera espectacular, en la que llovió mucho y no había nadie. Y también he publicado muchos artículos estos años. 

En esta novela, en Vagalume, también reflexiona sobre la figura del escritor, qué nos convierte o no en escritores. 

Claro. Esta novela es una reflexión sobre la pasión de mi vida, que ha sido escribir, y la necesidad que muchas personas sentimos o tenemos de escribir. Es algo que a mí me ha llevado a pensar muchas veces en por qué yo necesito escribir, y la mayor parte de la gente no. Por qué yo tengo esta vocación o esta pasión al revés que mucha otra gente. Y por qué además yo tengo esta pasión cuando a priori mis orígenes, mi vida cuando era niño, no me debería haber llevado por este camino, si entendemos como la vocación que se forja en un mundo o en un ambiente ilustrado, literario, y yo me crie en un mundo prácticamente sin libros, aunque muy literario. Viví la infancia en un pueblo minero en León donde cabían muchas semejanzas con el mundo del far west, de los buscadores de oro de las películas del oeste. Narrativo era y pasaban muchas cosas. 

“En 2020, a finales, publiqué un dietario, una especie de cuaderno de campo”

¿Qué habría sido de su vida sin ese universo tan literario, aunque no fuese a través de los libros? 

En Vagalume hay varios escritores superpuestos a modo de muñecas rusas, hay un escritor detrás de otro, y en primer plano seguramente estaré yo, o al fondo de todos esos escritores. Con lo cual, muchas de las cosas que ellos dicen en la novela yo las comparto, y hay un momento en que el narrador, que se llama César, le dice a la mujer y a las hijas la última noche cuando se van a despedir “Si yo no hubiera escrito sería un desgraciado”. Esa frase me sirve a mí también para definirme, creo. No lo sé, porque como la única vida que he tenido la he pasado escribiendo, no sé cómo se vive sin escribir. 

Lo que no se ha vivido cuesta imaginarlo. 

Claro, pero sí tengo -más que la sospecha- la constatación de que he tenido mucha suerte en la vida. Porque cuando los chicos tienen que elegir una carrera universitaria este tipo de cosas a mí me produce como tristeza la gente que no tiene ninguna vocación, porque hay gente que quiere ser médico, o periodista, o lo que sea. Pero hay gente que no tiene ninguna afición o pasión, y me imagino que si me pasara a mí me sentiría muy desgraciado. El tener esa pasión por escribir desde que soy niño ha hecho que yo tuviera muy claro lo que quería hacer en la vida, y eso me ha arrastrado y me ha llevado durante toda la vida. Creo que es un privilegio poder dedicarte a tu pasión. Un doble privilegio en mi caso, porque he podido acabar viviendo de lo que es mi pasión. Soy doblemente privilegiado. He tenido mucha suerte.  

“Esta novela es una reflexión sobre la pasión de mi vida, que ha sido escribir”

¿De dónde nace Vagalume? Usted es una de esas luciérnagas, uno de esos escritores que mientras el mundo duerme, crean historias para invitarles a soñar. 

Todas las novelas se forjan en la conciencia de los escritores, yo diría, durante toda su vida. En este caso hay un origen muy concreto, la pregunta que siempre me he hecho de por qué yo he dedicado mi vida a escribir, o qué es escribir, estaba ahí latente durante toda mi vida. Pero hubo un chispazo que hizo que toda la pólvora prendiera, y fue conocer a raíz de la muerte del que fue mi primer editor como novelista, que este hombre había escrito alguna novela en su juventud, magníficas novelas. Según él había dejado de escribir porque le absorbía todo su tiempo, pero después de morir, un hijo me llamó un día para contarme lo siguiente. Deshaciendo el piso de sus padres en Barcelona, y recogiendo el despacho de su padre, al abrir un armario que siempre tenía cerrado con llave, se encontraron doce o catorce novelas mecanografiadas, no sé cuántos guiones de cine, una biografía de Gaudí... Me llamó para contármelo porque había creado una pequeña editorial, El funambulista, para publicar los libros que su padre no había querido publicar en vida.  

En esta historia podemos leer algo parecido, de un escritor que, al fallecer su maestro, recibe un ejemplar de una novela que publicó el fallecido cuando era joven, un libro que prohibió la censura. ¿Qué habría sentido si sus obras hubieran pasado por la censura?

Bueno, yo todavía alcancé -anecdótica y muy lateralmente- a conocer la censura. Hace mucho tiempo para la gente joven, pero para los que tenemos ya sesenta y pico, conocimos la censura. Recuerdo que en el 73-74-75, empecé siendo un chaval con otros amigos en León haciendo un programa de radio cultural, y teníamos que escribir el guion de cada programa y los guiones iban a la censura. Y en el 75 aquel grupo de chicos que escribíamos y empezábamos publicamos un librito de poemas, muy malos (risas), y creo que el libro pasó por la censura. Y de todos modos, por la deriva que vamos, no me extrañaría que empiece a haber otra vez censura, si no tan explícita y brutal, una censura más sutil y a la postre más dañina, porque no seríamos conscientes. ¿Cómo me afectaría a mí? Seguramente como a toda la gente, como una amputación, no poder expresarte con libertad no deja de ser una amputación de una de las potencias del alma y de los derechos de las personas.

Personal 

Nacido el 28 de marzo de 1955 en Vegamián, León, un pueblo que ahora se encuentra sumergido en un pantano.  

Llamazares es guionista de cine, novelista, narrador y poeta, entre cuyos libros podemos encontrar, sin ir más lejos, La lluvia amarilla o Las lágrimas de San Lorenzo.  


‘Vagalume’

Ahora hace un regreso triunfal a las librerías con Vagalume, una novela de suspense que a lo largo de sus 224 páginas coronadas por una portada sencilla pero llamativa, habla de esa vida secreta que todos tenemos, pero también realiza una reflexión sobre la pasión de escribir, que se sobrepone a todo. “Un homenaje, en definitiva, a todas esas personas que, desde la imaginación, como luciérnagas en la noche, crean vidas mientras los demás dormimos”, explican desde la editorial Penguin.