Su ópera prima, El día que se perdió la cordura, ha sido traducida a diez idiomas y se ha publicado en más de sesenta y tres países. Pero la cosa no queda ahí. La chica de nieve, otra de sus novelas, ha sido convertida en serie gracias a Netflix. Y con mucho éxito. Su estreno en la plataforma de streaming estadounidense hace pocas semanas fue espectacular, nada más y nada menos que 31,83 millones de horas reproducidas durante sus primeros tres días de emisión. Y esto no es todo. Estos días, Castillo ha presentado su último trabajo literario: El cuco de cristal, una novela inquietante y sobrecogedora, en la que el silencio juega un papel muy importante, además de los personajes, todos ellos con muchos secretos guardados.  

El día que se perdió la cordura la escribió durante los trayectos que realizaba en tren para ir y volver de su trabajo. ¿Cómo conseguía abstraerse?

La verdad es que tengo mucha facilidad para concentrarme en sitios con mucha gente. Cuando dejé de viajar en tren iba a la biblioteca de Fuengirola a escribir porque echaba de menos ver gente a mi alrededor. Mi tercera novela la terminé en un avión camino de Méjico. Ahora que escribo desde casa echo de menos ese jaleo que me servía de inspiración. 

Esta novela optó por autopublicarla, ¿recomendaría esta opción para los escritores noveles?

Las editoriales reciben cada semana más de cuatrocientos manuscritos y el editor solo lee la primera página y poco más. Así es muy difícil que conozca tu estilo, tu manera de escribir y tus giros. Yo lo que haría es buscar lectores. Subiría los textos a Instagram o haría un libro en Twitter, en un hilo. Puedes hacer mil cosas. Lo que recomiendo es no tener miedo al juicio. La mejor manera de aprender es haciendo que la gente vea lo que haces porque así aprendes, te juzgan, ves en que fallas y en que aciertas. Yo he tenido la suerte que con mi primer libro acerté muchísimo y a la gente le gustó. Si hubiera guardado esa novela en un cajón por miedo a que va a opinar la gente no estaría aquí. Recomiendo a todo el mundo que no solo autopublique, sino que comparta lo que hace, que lo haga en un blog o como quiera, pero que comparta, que lo dé a conocer. 

Si no hubiese tenido el éxito que ha conseguido, ¿hubiera seguido escribiendo?

Seguro que sí. Llevo escribiendo desde mi adolescencia porque es mi hobby. Ahora tengo la suerte de dedicarme a lo que más me gusta. Muchas veces me pregunto dónde me veo dentro de cinco años y me respondo diciendo que no sé si publicando, porque eso lo deciden los lectores, pero escribiendo seguro que sí.

¿De dónde viene su interés por escribir?

Cuando era niño empecé a leer muchísimo, entonces no había tantos videojuegos ni tantas cosas como hay ahora, así que leía y leía. En esa época, descubrí a Agatha Christie, que me fascinó. Empecé a escribir relatos cortos inspirados en lo que leía, como un juego, y al final se convirtió en mi hobby.

Sus novelas son de género thriller, ¿tiene intención de cambiar de estilo?

Hasta ahora han sido thrillers por el ritmo que tienen, pero lo que intento es escribir historias muy emocionales. Tanto El día que se perdió la cordura como El cuco de cristal son historias muy emocionales, pero depende a quién preguntes. La chica de nieve, por ejemplo, puede ser un drama más que un thriller. 

¿Qué se le pasó por la cabeza cuándo le propusieron llevar a la pequeña pantalla su novela La chica de nieve?

Me llamaron por teléfono y me preguntaron si estaba sentado. Les dije que no. “Pues siéntate”, me contestaron. Me senté en el suelo porque no tenía dónde sentarme (risas). Cuando me lo dijeron no me lo creía. Y ahora ya ves. Es la serie más vista del mundo. De repente, llegas a 190 países y a 230 millones de usuarios. Una barbaridad. 

¿Participó en el proceso de adaptación y grabación?

Sí, participé en todo. He tenido la suerte de que hicimos un equipo muy bueno con la productora, Atípica Films, y los dos guionistas. Montamos un esquema muy bueno en el que íbamos colaborando, mejorando el guion y tal. Estamos todos muy contentos. 

Milena Smit es la actriz que encarna a Miren, el personaje principal, ¿satisfecho con la elección?

Estoy encantado con que sea ella la protagonista. Milena transmite visualmente esa fragilidad y fortaleza que tiene el personaje. Es muy ambigua. Eso hace que sea muy magnética para la serie. A Milena no la conocía. Me pasaron su perfil, ella ya era chica Almodóvar, aunque todavía no se había estrenado su película, solamente había hecho No matarás. 

Javier Castillo y Milena Smit. EP

Ya se encuentra en las librerías El cuco de cristal, su nuevo trabajo, ¿qué se va a encontrar el lector?

Un thriller en el que el gran enigma no está fuera sino dentro de la protagonista. La trama se sitúa en Nueva York, en 2017. Cora Merlo, la protagonista, es una médica residente de primer año que sufre un infarto y tienen que realizarle un trasplante de corazón. En plena recuperación, le visita una extraña mujer que le propone ir a Steelville, para que conozca cómo era la vida de su hijo Charles, el donante de su corazón. Cora se adentra así en un hogar lleno de secretos, en un pueblo hermético en el que, justo el día de su llegada, desaparece un bebé en un parque público. La novela es una amalgama de muchas cosas pasando al mismo tiempo, lo que hace que sea una montaña rusa. La gente la va a disfrutar muchísimo.

¿En qué se inspiró para escribirla?

La novela surgió a raíz de una foto que vi en una red social. Era una chica que tenía una cicatriz en el pecho. Me pareció una imagen muy potente y empecé a pensar si tenía capacidad para escribir algo sobre eso. Hablé con ella y me contó sus emociones y cómo se sentía tras la operación, que no era de trasplante de corazón sino de otra cosa. Me gustaron tanto esas incertidumbres que surgían en torno a esa operación que empecé a ahondar y a estirar la idea de jugar con el corazón como elemento principal de la trama. 

¿Cómo describiría a los personajes principales y cuál fue su proceso de creación?

Primero surgió Cora Merlo, la protagonista. Ella narra en primera persona y empecé a desarrollarla. Quería un personaje que fuera muy atado a la ciencia para enfrentarla un poco al mundo espiritual. De repente, ella es doctora, le hacen un trasplante de corazón y empieza a tener dudas de si hay algo más, no solo corporal sino más espiritual. Eso me permitía jugar con la trama y empezar a tirar del hilo y crear la historia del resto de los personajes. 

¿Le va a sorprender la novela al lector?

Espero que sí. Sobre todo por la cantidad de giros que hay, los temas que trata y ese enigma central que nace del corazón, pero que pronto se ramifica en muchos más. 

¿Algún pasaje en particular que le guste especialmente?

La escena del infarto. Ese momento en que Cora está a punto de empezar su primer día de residencia médica y sufre un infarto. Cuando despierta en la cama del hospital su madre está junto a ella llorando. Cora cae en coma y cuando se despierta de nuevo han pasado tres semanas y tiene el corazón de otra persona. Es una escena muy agónica y poderosa.

¿Le gusta escribir historias que a usted le gustaría leer o que le gustaría leer a sus lectores?

Escribo lo que a mí me gustaría leer. Me resultaría muy difícil escribir algo que a mí no me gustaría leer. Un libro tardas muchos meses en escribirlo y no puedes pasar una tortura durante ese tiempo. Hay que disfrutarlo. Tengo la suerte que puedo escribir lo que me gusta y que a la gente le gusta también.

Su familia y usted tienen una vida muy expuesta en redes sociales, ¿esto le beneficia como escritor?

Hay dos aspectos aquí. Por un lado, gracias a las redes sociales, más personas conocen mi trabajo como escritor y puede generarles curiosidad. Por otro lado, las redes están llenas de prejuicios y hay quienes creen que si comparto algo en ellas significa que soy estúpido o que no sé escribir. Al final, es un equilibrio delicado que me beneficia en muchos aspectos y también me perjudica en otros. 

¿Hay una fórmula mágica para conseguir el éxito?

No, no la hay. La única formula mágica que hay es trabajar mucho, implicarte en lo que haces y que te importe lo que escribes. Pero esto son consejos tan generales que sirven tanto para escribir Cien años de soledad como para escribir El infinito de un junco. 

¿Cómo lleva las críticas?

Intento no leer críticas cuando estoy escribiendo, ya que todo puede afectar mi proceso creativo. Me siento frente a una hoja en blanco y dejo todo eso a un lado. No quiero dejarme influenciar por las críticas y cambiar mis gustos, prefiero mantener mi forma de escribir, mi estilo, mi ritmo y crear historias que apasionen a los lectores. 

¿Cómo compatibiliza sus papeles de esposo, padre y escritor?

Haciendo malabares con el tiempo para estar muy presente en casa. Tengo dos peques y pronto vendrá el tercero. Quiero disfrutar de esta etapa tan bonita, así que intento organizarme. Escribo por la mañana, cuando los niños están en el cole. Luego por la tarde estoy con ellos y por la noche reviso, corrijo y estoy con mi pareja. 

Participó en el almuerzo anual que organizan los reyes con motivo del premio Cervantes, ¿le comentaron Felipe y Letizia si habían leído alguna de sus novelas?

Felipe me dijo que estaba enterado de mis éxitos y que estaba siendo muy explosivo. También me comentó que escribo muy bien y que no se me suba a la cabeza (risas). Me hizo mucha gracia. Con Leticia estuve hablando de libros. La verdad es que no sé si han leído mis novelas o no, tendré que preguntárselo (risas).