En plena era digital, en el que lo online parece poder con todo, la necesidad de reunirse en torno a una mesa con un tablero está más en auge que nunca. Tras la pandemia, los juegos de mesa han experimentado un gran boom que se ha materializado en una diversidad de propuestas jamás antes vista. Eso sí, los juegos de hoy en día poco tienen que ver con clásicos como el parchís, la oca o el Monopoly. La gestión de recursos, la estrategia y, cómo no, el azar son las principales características de propuestas en las que no faltan temáticas basadas en libros, series y películas, así como las recreaciones históricas de batallas para los más especialistas, capaces de jugar partidas que pueden llegar a durar varios meses.

Después de pasar semanas y semanas encerrados, las ganas de socializar se dispararon y, con ello, el interés por los juegos de mesa. “Que se haya vuelto a los físico tiene mucho sentido porque es la única manera de apartarnos de las pantallas. La gente tiene ganas de pasarlo bien y juntarse”, cuenta Eneko Sánchez, propietario de Ebla Liburudenda, especializada en rol, cómics, literatura fantástica y de ciencia ficción, y, por supuesto, juegos de mesa. Un rápido vistazo por su tienda en Donostia sirve para hacerse una idea de la gran variedad de oferta de entretenimiento disponible.

“Cada vez hay más interés y, por lo tanto, hay más tiendas, más editoriales, más diversidad de temáticas... Aún así, los juegos tradicionales se siguen manteniendo”, apunta en referencias a los que ya son “de toda la vida” como elTrivial, el Rummikub o el Lince. No obstante, hasta estos van perdiendo la etiqueta de clásicos en detrimento de los que más han estado en boga en los últimos tiempos como el Risk, el Catán, el Carcassonne y el Virus, el juego, probablemente, más solicitado en los últimos tres años.

Eneko Sánchez, de Ebla Liburudenda. Gorka Estrada

Ahora es tiempo de ¡Aventureros al tren!, Dixit, Exploding Kittens y Throw Throw Burrito, entretenimientos pensados para jugar en grupos, pero hay mucho más. Desde cualquier juego basado en una licencia de la cultura popular como Dune, Stranger Things, El señor de los anillos y Minecraft hasta aquellos más pensados para jugadores experimentados como el Arkham Horror, basado en la mitología de H.P. Lovecraft, o el Wingspan, ambientado en el mundo de las aves.

Este entusiasmo ha llevado consigo una proliferación de asociaciones lúdicas por toda Gipuzkoa en las que poder jugar y conocer gente con un mismo interés común. Una de ellas es Valhalla, con base en el barrio donostiarra de Amara, y que cuenta con 90 socios y “un número que hace tiempo dejó de contarse” de juegos. Fundada hace siete años, cada miembro paga una cuenta mensual de 20 euros, lo que le permite tener acceso al local “las 24 horas del día los 365 días del año”, utilizar cualquiera de los juegos disponibles y, lo más importante, socializar con otros jugadores

“Que se haya vuelto a los físico tiene sentido porque nos aparta de las pantallas”

Eneko Sánchez - Ebla liburudenda

“Hay cuadrillas y grupos de amigos que juegan, pero son círculos cerrados que se quedan ahí. Conseguir un juego de mesa es muy fácil, solo hay que ir a la tienda a comprarlo, pero conseguir gente que quiera jugar es más difícil. Aquí se crea una comunidad, se comparte información y se disfruta con otras personas”, explica Imanol Intziarte, presidente de la asociación.

Al igual que ocurre en otras entidades similares del territorio como la eibartarra Odisea o la oreretarra Atlas, la más veterana de Gipuzkoa, en Valhalla organizan quedadas diarias para jugar no solo a juegos de mesa, también a rol y a miniaturas. “Las puertas están abiertas a todo el mundo, pero es verdad que la gente que viene suele tener un mínimo de interés y sabe lo que les gusta. Si no, les hacemos nosotros un menú de que lo creemos que les puede gustar más”, señala Intziarte, avisando, eso sí, qué recomendar un juego de primeras es imposible: “Hay gente que sabe que estoy en la asociación y me dice que les aconseje uno. No se dan cuenta de que es algo muy personal que va ligado con los gustos de cada cual. Hay tantas posibilidades...”, reflexiona.

Cómo iniciarse en los juego de mesa

Ante tal riqueza de pasatiempos, iniciarse en el mundo de los juegos puede dar vértigo. Para los principiantes, la recomendación es clara: probar primero los que cuentan con instrucciones más fáciles e ir incrementando el nivel según lo que más guste. “Hay muchos que son sencillos y pensados para toda la familia. Principalmente suelen ser de cartas, como el Virus, y se ponen de moda sin saberse muy bien por qué”, asegura Intziarte.  

Una vez uno se adentra más en el campo, hacia dónde dirigirse depende de cada uno. “Los juegos de mesa se concentran, principalmente, en tres familias: los eurogame, que responden a la gestión de recursos, como, por ejemplo, el Catán; los llamados ameritrash, que suelen depender más del azar para completar misiones como puede ser escapar de una mazmorra; y los históricos, que son de pura estrategia”, señalan desde la asociación Valhalla, donde la estrella indiscutible, por la gran base de seguidores fieles que tiene detrás, es el Arkham Horror.

Imanol Intziarte, de la asociación Valhalla. Javi Colmenero

En un ránking de dificultad, la tercera de estas familias sería, indiscutiblemente, la que ocupase la primera posición. En especial, aquellos juegos que tratan de recrear batallas históricas reales. “Son juegos que necesitan de solo una tarde para montarse. Las partidas pueden llegar a durar un año, porque el objetivo no es tanto ganar, sino imitar una guerra”, cuenta el dueño de Ebla, que pone como ejemplo una versión más pequeño de este tipo de juegos, La guerra de la Triple Alianza, en el que dos jugadores deben enfrentarse representado a las tropas paraguayas, por un lado, y las brasileñas, argentinas y uruguayas, por otro.

No obstante, los reyes de este tipo de juegos son los correspondientes a las épocas de Napoleón y de la II Guerra Mundial. “Yo creo que de estos periodos no queda ninguna batalla por hacerse”, ríe Sánchez, al tiempo que señala que estos juegos son los más caros de todos, alcanzado incluso los 500 euros. “Se suele hacer una preventa antes de crear una tirada pequeña. Pueden pasar años hasta que se haga una reedición”, añade.

“Conseguir un juego de mesa es muy fácil, pero tener gente que quiera jugar es más difícil”

Imanol Intziarte - Asociación Valhalla

El boom en el sector también ha hecho aumentar el número de editoriales que se dedican a diseñarlos. No obstante, las autoediciones todavía resisten, incluidas en Euskadi. El bilbaino Eneko Azedo, por ejemplo, es el autor, junto a su hermana Liere Azedo y su sobrino Ekain Bengoetxea, del juego Bellum Cretaceum, en el que los jugadores deben formar su particular parque jurásico con el mayor número de turistas. En la pasada Durangoko Azoka, por su parte, uno de los más comprados fue Taroka, un juego en euskera inspirado en el bertsolarismo. Con tales posibilidades, los apasionados de estos pasatiempos pueden estar de enhorabuena ante la madurez dorada en la que viven los juegos de mesa.