Eliades Ochoa no conocía a C. Tangana hasta que ambos coincidieron en el hogar de unos amigos en común. Aquel encuentro se convirtió en la semilla de la participación del cubano en Muriendo de envidia, uno de los temas que conforman el álbum El madrileño del trapero.

¿Cómo ve la música cubana actual?

Está bien. Lo que pasa es que el mundo ha tenido un proceso molesto con la pandemia. Yo me pasé más de dos años sin hacer un concierto en ningún lado. Sin embargo, después de empezar, este verano lo hemos tenido completo y estamos acabando la gira de invierno. Ha sido maravilloso cómo nos ha cogido el público.

Después de dos años de parón, la gente tendría ganas.

Todo el mundo tenía ganas. Eso lo han demostrado los teatros. Hay algo que me gusta muchísimo y es que veo a mucha juventud yendo a mis conciertos.

¿Cómo se hace para que los ritmos cubanos lleguen a las nuevas generaciones?

Gracias al sabor y a la riqueza: los boleros te traen el romanticismo, los sones te traen la alegría y el baile... Además, la música le gusta a todo el mundo. La música no tiene edad.

Recientemente ha colaborado con C. Tangana en su disco ‘Madrileño’, concretamente, en ‘Muriendo de envidia’. 

Eso surgió. Él quería conocerme y me conoció en casa de unos amigos. Me invitó a ir a un lugar en el que ellos estaban preparando un videoclip. Jugamos al dominó, él y yo de compañeros, y me invitó al estudio para que cantara en el disco que estaba preparando. En el mismo estudio se hizo lo que yo tenía que hacer, ensayamos allí. Él quedó muy complacido, muy feliz y el tema en el que yo participé ha tenido mucho éxito.

¿Ya conocía su música?

No, no, no, no. No conocía su música. 

¿Ahora le escucha?

Claro, Tangana ha pasado a ser uno más de mi familia musical.

Entonces, ¿le gustan los ritmos urbanos?

Sí, chico. Yo sé oír cualquier tipo de música.