En el futuro que ha imaginado Katixa Agirre en su novela De nuevo centauro, los seres humanos pueden enfundarse trajes hápticos que les permiten introducirse en mundos virtuales e incluso experimentar con cuerpos que no son los suyos. La protagonista de esta novela es Paula Pagaldai, una diseñadora de módulos educativos que viaja a París para tomar ideas y poder construir un mundo virtual relacionado con Mary Wollstonecraft, referente del feminismo del siglo XVIII que murió en el parto de su segunda hija, Mary Shelley, conocida por ser la autora de Frankenstein o el moderno Prometeo.

La protagonista de su historia, Paula Pagaldai, viaja a París siguiendo los pasos de Mary Wollstonecraft. ¿Qué le intereso de ese referente del feminismo?

Mientras escribía Amek ez dute/Las madres no estudié la figura de Mary Wollstonecraft porque era una de las historias de madres escritoras que podía haber metido en ese libro. Finalmente, se quedó fuera, pero me parecía una figura a la que había que darle más cancha. Tuvo una vida muy interesante. Me lo pareció, sobre todo, cuando leí sobre su paso por la Revolución Francesa y todos esos años que pasó en París.

La historia de la literatura se ha solido centrar más en la figura de su hija, Mary Shelley, autora de ‘Frankenstein’. Paradójicamente, aunque Mary Shelley no conoció a su madre al morir en el parto, sí que vivió a su sombra. 

Ese es otro de los puntos de interés de la biografía de Mary Wollstonecraft, que fuera la madre de Mary Shelly y que esta siempre viviera con ese vacío, de saber que su madre había muerto durante su parto. La propia obra de Frankenstein, traer a la vida a alguien, podemos entenderlo como una fantasía de Mary Shelley, que vivió siempre muy rodeada de muerte, no solo cuando nació, sino por todas las desgracias que vivió a lo largo de su vida.

Eso lo ha llevado a la realidad virtual.

Me parecía interesante explorar esta historia de dos mujeres tan excepcionales en un espacio en el que se puede recrear el mundo a nuestro gusto en esta fantasía que es la realidad virtual.

La realidad virtual podría ser también una especie de monstruo de Frankestein.

Frankenstein también reflexiona sobre la teconología y hasta qué punto podemos controlar a nuestra criatura. Es una constante cuando se habla de la tecnología: ¿Hasta qué punto nos beneficia y hasta qué punto nos va a controlar? Es una tensión siempre presente y en esta novela también lo está.

Las historias de amor de Mary Wollstonecraft y Mary Shelley también parecieron discurrir en paralelo. Wollstonecraft tuvo una relación tormentosa con Gilbert Imlay y su hija con el poeta Percy Shelley, que acabó siendo su marido.

Fueron dos momentos históricos muy diferentes los que viven cada una. El periodo de Mary Wollstonecraft es mucho más liberal, revolucionario, en el que se empieza incluso a hablar de anarquismo y del amor libre a través del que, finalmente, sería el padre de Mary Shelley, William Godwin. Wollstonecraft fue una de las primeras experimentadoras de eso y también una de las primeras víctimas; para la mujer seguía siendo muy perjudicial entrar en ese juego del amor libre. Las consecuencias siempre las pagaban las mujeres. Y en el caso de su hija vemos algo parecido: a un poeta, Percy Shelley, que hace un poco lo que quiere, que deja a una, que coge a otra... Por lo que he podido leer en su biografía era bastante descerebrado y murió en una de sus aventuras en el mar. La que se quedó en tierra fue Mary, su mujer, que tuvo que sacar adelante al único hijo que les quedó vivo.

En ‘De nuevo centauro’ hablamos de un futuro cercano... que mira al pasado.

Está todo mezclado, el pasado, el futuro y el presente, porque también nos podemos ver representados. Intento subrayar esa idea de que el futuro, el pasado y el presente no son compartimentos estancos y que esto es un continuo en el que recibimos influencias del pasado. Aunque vivimos en el presente, pensar en el futuro también nos condiciona. De hecho, nos proyectamos en el futuro constantemente: ¿Qué voy a hacer el fin de semana que viene? ¿Qué será de mí el año que viene? ¿Qué ocurrirá si pierdo el trabajo? ¿Voy a tener hijos? Nos cuesta mucho vivir en el presente, porque tampoco entendemos lo que es. Es algo prácticamente inasible. En cambio, el pasado nos condiciona y nos empuja, de la misma manera que lo hace la idea de futuro. Me interesaba explorar el hecho de ver que no vivimos en ese lugar-espacio que creemos que es el presente.

También refleja en su novela un sociedad más interesada en lo virtual que en la realidad.

Lo virtual puede completar la realidad. Yo creo que eso que llamamos realidad es una gran mezcla de una realidad material, pero también de mucha imaginación. Vivimos la vida también a través de nuestra imaginación. Si le quitamos a la realidad esa parte de imaginación, de mitos, la vida se queda en nada, en una sucesión de días en los que te levantas y eres esclavo de tus necesidades fisiológicas. En cambio, al imaginar cosas, al proyectarlas, al tener fantasías y sueños, vivimos la vida de una manera mucho más rica.

En el futuro que imagina el género se diluye gracias a la tecnología.

La tecnología ayuda a esta revolución que estamos viviendo hoy en día, en la que ponemos en duda esos compartimentos estancos que dan los géneros. En el caso de la realidad virtual es evidente, en el Metaverso dejas tu cuerpo físico atrás: si no tienes cuerpo físico sobre qué se construye el género. Al fin y al cabo, el género se construye sobre un cuerpo, que se considera una cosa u otra. En el momento en el que en el Metaverso solo somos píxeles e información digital, ahí también se abre un campo de libertad.

La protagonista, Paula, tiene un avatar masculino, Viktor. En determinado momento de la novela Paula dice que simplemente por sentir ser un hombre ya siente sus privilegios.

Esa es la fantasía del género y cómo un género masculino le da un poder que de otra manera no podría disfrutar. El género también se construye así, también es una fantasía, también es un acto que si tampoco se imagina o se proyecta, tampoco existe.

El marido de Paula, Kai, por su parte, tampoco acierta con el desarrollo de su masculinidad.

Intenta trabajar una especie de nueva masculinidad que en cuanto rascas un poco se demuestra tan tradicional como la clásica. No se ha puesto al día, ni está tan adelantada como puede parecer.

La novela cuenta con un tercer personaje, Max Dox, que viene a ser parte de un movimiento que se muestra reticente al desarrollo tecnológico.

Es el personaje más joven y representa el siguiente paso. Paula, la protagonista, en esta década que vivimos sería una niña y dentro de 30 años sería una mujer. Pero Max Dox es una persona que ha nacido en un futuro que no podemos ver. Quería que este personaje diese un paso más en su relación con la tecnología y se resistiese a la alienación que suponen. Paula vive obsesionada con esta por su trabajo y siente cierta adicción, pero Max apuesta por repensar si necesitamos tanto la tecnología o hemos caído en sus manos