Después de presentar La pasajera en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de 2021, los directores Raúl Cerezo y Fernando González Gómez vuelven a Donostia para presentar su último trabajo, una película de “terror geriátrico” que se titula Viejos. No vienen solos, lo hacen con el actor vizcaino Zorion Eguileor (Mundaka, 1946) que en Viejos se mete en la piel de Manuel, un anciano que se ve obligado a vivir con su hijo, su nuera y su nieta tras quedarse viudo. Aunque saltó a la fama mundial por su papel en El hoyo, que inauguró la Semana en 2019, Eguileor es un reconocido actor de teatro, confundador del grupo teatral Akelarre y uno de los intérpretes de El florido pensil, con la que representó más de 1.000 funciones.

Haciendo referencia al título de la película, ¿hacerse viejo da miedo? 

No, es cuando mejor se vive, cuando mejor se está, la pena es que te queda poco (ríe). Es cuando puedes ver las cosas con perspectiva, enjuiciar con todas las de la ley, reírte de la gente... Ser viejo tiene sus ventajas, la pena es esa que te queda poco tiempo y hay que aprovecharlo.

A usted la vejez le ha traído una nueva vida... en la gran pantalla.

Me suelen decir: A la vejez viruela, qué éxito estás teniendo. A veces me lo dicen con mucha mala leche. Y yo les respondo que, tanto mejor, así no tengo que vivir ocasos como Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Si estas oportunidades me hubiesen llegado a los 30 años, ¿qué hubiese sido de mí a los 40? Igual se hubiera acabado todo. Resulta que a estas edades, cuando ya nadie te puede quitar nada más que el irte, que te quieran mucho en Pakistán, en Argentina, en Otxandiano, en Orihuela...

Han pasado tres años desde que ‘El hoyo’ de Galder Gaztelu-Urrutia se convirtiese en un éxito. ¿Qué le ha supuesto profesionalmente?

Para mí El hoyo ha sido un cambio de vida, un giro de 360 grados como mínimo. Yo ya tenía una importante carrera en el teatro. He estado cerca de 60 años en el teatro y nunca me ha faltado el trabajo. El cine lo cogí tarde, pero porque no me daba la gana, no porque no me llamasen. La serie de televisión Estoy vivo me dio un gran renombre y empecé a coger algo de afición. Luego llegó El hoyo y todo cambió.

¿Qué le pareció el proyecto?

El guion me trastocó, me pareció maravilloso. El resultado fue inesperado, pero maravilloso. De cualquier modo, que te reconozcan por El hoyo después de haber hecho cosas tan importantes en el teatro también te da un poco de rabia. 

Me imagino que la gente también le recordará por su trabajo en ‘El florido pensil’. 

¡Hombre! Ese fue mi boom en el teatro. Fue un fenómeno social y nos amparamos en él para apuntarlo como un éxito teatral propio. El florido pensil fue otro bombón y otro bombazo, pero claro, la fuerza de las televisiones, a nivel mundial, además, es distinta. Después de El hoyo he salido de aquí y me han parado por la calle. Eso ocurre.

¿Teatro o cine?

¿Para disfrute? Teatro siempre. Son dos horas del día en las que vives en otro mundo, otro personaje, otra vida. No sé cómo definir por qué somos actores pero hay algo ahí dentro que nos manda. El teatro es vida. Y el cine y la televisión, mientras interpretas, también. Eres actor y lo haces en función de dónde estás: el escenario, el plató, el exterior... Siempre es diferente, pero siempre acabas actuando. Este verano, por ejemplo, he hecho teatro, nada más y nada menos que en el festival de Almagro.

Se encuentra en Donostia para presentar ‘Viejos’ en la Semana. ¿Qué le interesó?

A partir de El hoyo me empezaron a llegar guiones de género y muchos eran verdaderamente infumables. Llegó el guion de Viejos y me dije, qué bien escrito está esto, qué historia tan macabra y oscura. Llamé a David Desola, uno de los guionistas de El hoyo, y le pedí referencias. Me dijo que cogiese el proyecto y ahí conocí a los directores, Raúl Cerezo y Fernando González Gómez, e hicimos buenas migas en seguida. El rodaje fue duro, porque la película también lo es. Me encontré con un equipo de profesionales estupendo en el rodaje.

Manuel, el personaje que interpreta, tiene un transitar complicado entre el bien y el mal, entre el anciano amable y el psicópata.

Con este personaje sentía en muchos sentidos cierta afabilidad en determinados momentos y en otros, verdadero asco de llegarme a decir: Qué hijo de puta eres, ¿por qué estás haciendo esto? No debes hacer esto y yo mismo me respondía Pero debo hacerlo. Todas estas cosas pasan por dentro y tú las tienes que exteriorizar sin pasarte: ¿Cómo hacer que la gente me odie pero que comprenda que tiene razón? Es muy complicado. No sé si lo consigo, dicen que sí...

Lo han premiado en el festival Fantasia de Montreal, nada más y nada menos.

Algo es algo. A estas alturas de la vida tenerme que ir hasta Montreal para que me den un premio y mientras no me reconocen en Otxarkoaga (ríe).

El maquillaje en ‘Viejos’ tiene una gran importancia.

–Me veía en las manos y los brazos todas esas marcas seniles tan bien hechas, que me veía más arrugado, me daba más lástima. Hay cosas que te sirven para actuar y en esta ocasión el maquillaje me ayudó mucho a meterme en la piel del personaje.

Comenta que desde ‘El hoyo’ le llegan muchos papeles de género, también le pudimos ver en ‘Ilargi guztiak’.

Es una película preciosísima, es para verla en cine, al igual que otra que hice, Pikadero.

¿Qué proyectos tiene en agenda?

El lunes empiezo un rodaje para Disney de una serie. No te puedo concretar en qué consiste porque de los primeros guiones que me enviaron a los actuales ha cambiado todo completamente. El personaje lo tendré aprendido para el lunes y lo que tenga que hacer el lunes y el martes, ya lo haremos (ríe).

¿Colaborará en la nueva película de Galder Gaztelu-Urrutia, ‘Rich flu’?

Haré un cameo que, según me han dicho, consistirá en seis días de rodaje en Barcelona. Interpretaré a un hippie viejo. Además en Rich flu participará Macaulay Culkin, protagonista de Solo en casa. Y luego también participaré en la precuela de El hoyo.