En 1622, año en el que fue canonizado San Ignacio, las Juntas Generales de Tolosa aprobaron que todos los ayuntamientos e iglesias de Gipuzkoa tuvieran una imagen del santo. Es por ello que el territorio “está repleto” de diferentes imágenes del religioso que fueron evolucionando con el tiempo hasta representar a “todos los San Ignacios” posibles. El Museo Diocesano de Donostia, D’Museoa, ha querido centrarse en los cuadros y esculturas surgidas en el siglo XX para su nueva exposición y preguntarse así de qué manera los artistas guipuzcoanos se acercaron al santo en un periodo en el que lo religioso iba perdiendo adeptos.

El 2022 es año Ignaciano al cumplirse 500 años de la conversión de San Ignacio y los 400 de su canonización, por lo que D’Museoa ha querido sumarse a las celebraciones con su nueva exposición, Visiones de San Ignacio. Arte guipuzcoano del siglo XX, a través del cual reúne 20 obras de diez artistas del territorio que realizaron alguna obra del religioso en el siglo XX. “Es una muestra pequeña sobre la iconografía de San Ignacio de Loiola. Hay mucha obra desconocida en torno a él que hemos querido mostrar”, ha explicado este martes el comisario de la exposición y director del museo, Edorta Kortadi.

Gracias a la cesión de obras que han realizado diferentes instituciones públicas y privadas como la Universidad de Deusto, el Santuario de Loiola y la Diputación de Gipuzkoa, el museo donostiarra ha conseguido reunir pinturas y esculturas de artistas como Lorenzo Coullaut Valera, Elías Salaverría, Ascensio Martiarena, José Manuel Alberdi y Antonio Oteiza. La mayoría de ellas son piezas “evocativas y simbólicas” del santo creadas para estar en espacios públicos y no “para rezar”, como las figuras creadas por el hermano de Jorge Oteiza, el autor que más trabajos realizó de San Ignacio, o Xebas Larrañaga, el más transgresor al rompe cualquier estilo previo. No obstante, en la muestra también hay espacio para piezas más clásicas, como un gran lienzo de Juan Luis Goenaga o las esculturas de Lorenzo Askasibar, “las más naturalistas” de toda la colección.

“Parecía inimaginable que hubiera tantos y tan variados trabajos en torno a San Ignacio”, ha apuntado Kortadi, recordando que el boom de obras en torno al patrón de Gipuzkoa comenzó tras su canonización y siguió vigente durante los siguientes siglos. “Los nuevos lenguajes cambian la manera de presentarlo. Pueden estar basadas en su imaginario o no”, ha añadido el comisario, que ha recordado que la influencia de San Ignacio en la diócesis de Gipuzkoa “es muy fuerte”, por lo que es lógico encontrar tanto material.

Nuevos lenguajes artísticos

En esta ocasión, el D’Museoa ha querido centrarse en las obras realizadas en el siglo XX y, de este modo, tratar de dar respuesta a cuestiones como de qué manera influenciaron los nuevos lenguajes artísticos a su iconografía o si se sigue representando su imagen en una sociedad en la que lo religioso va perdiendo fuerza. “Son representaciones de todos los San Ignacios y no por ello tienen que ser fieles a un sector concreto”, ha apuntado Kortadi.

La gran mayoría de estas piezas no suelen estar expuestas o “son poco accesibles” a pesar de estar en entidades públicas, por lo que la exposición es, además, una buena manera de poder ver esculturas y pinturas que son muy difíciles de conocer.

La muestra Visiones de San Ignacio. Arte guipuzcoano del siglo XX estará abierta hasta el 8 de enero del próximo año de lunes a domingo. Entre las entidades prestatarias figuran también el Santuario de Javier, el Ayuntamiento de Azkoitia, la residencia San Ignacio Pro Maiorem y la familia de Néstor Basterretxea.