La relación entre Chucho Valdés (Quivicán, Cuba, 1941) y Paquito D'Rivera (La Habana, 1948) surgió antes de que ellos nacieran, ya que los padres de cada uno de ellos, Bebo Valdés y Tito D'Rivera, compartieron escenario y hasta familia. No obstante, aunque las dos leyendas de la música cubana habían colaborado en sus inicios, han tenido que pasar más de cuatro décadas para reencontrase en un nuevo proyecto, I Missed To You, que les llevará este domingo al Museo Chillida Leku, dentro del Singular Fest.

Vuelve una vez más a Euskadi.

-Es un territorio que conozco muy bien y que realmente aprecio muchísimo porque hay muy buenas personas. Siempre que ha tocado ahí ha sido todo perfecto.

El público vasco siempre responde a sus conciertos.

-Siempre. Tocar allí ha sido históricamente muy especial y tenemos ganas de volver.

Será más especial este año porque viene acompañador por Paquito D'Rivera, con el que llevaba 42 años sin tocar.

-Sí. Los dos hemos hecho carreras paralelas y ahora nos juntamos con un proyecto que es muy lindo y muy hermoso. No tengo ni palabras para describirlo (risas). Creo que está siendo una gira histórica.

¿Desde cuándo se conocen? Sus padres también fueron amigos.

-Es una gran historia. Nuestros papás tenían novias que eran hermanas. Esto fue antes de que nosotros llegáramos al mundo. Yo antes de tocar con Paquito, toqué con su papá en Cuba. A Paquito lo conocí un año después, porque éramos compañeros en el pozo de los teatros, pero cuando realmente lo conocí es cuando entró en la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba. Me hipnotizó y empezamos a hacer cosas. Incluso grabamos un disco a principio de los 60. Después hicimos carreras paralelas y ahora nos juntamos de nuevo.

Se juntan para mirar al pasado, pero, sobre todo, al presente a partir de la creación de nuevos temas.

-Casi hemos hecho una retrospectiva. Hay dos temas clásicos que hicimos en los 60, pero a partir de ahí hemos compuesto temas recientes y otros que han sido muy marcados en otras épocas. El disco es una parte de la historia y una reunión que deberíamos haber hecho antes.

¿Habrá temas de ambas carreras?

-Sí. Hay incluso composiciones que hemos hecho entre los dos. Hay de todo. La emoción de juntarnos y hacer cosas con más experiencia que cuando empezamos nos ha llevado a estar en nuestro mejor momento.

¿Ha dado con otro Paquito y, a su vez, Paquito se ha encontrado con otro Chucho Valdés?

-La experiencia es superimportante. El tiempo y el trabajo nos han cambiado y ahora que nos juntamos me doy cuenta de que es todavía más importante.

Gran parte de su trabajo ha estado inspirado en Mozart, al que le ha dado un mayor protagonismo en el disco.

-Paquito hizo el arreglo del Adagio de Mozart, que quizás es el tema más aplaudido de todos lo que ha hecho y que ha mantenido toda su carrera porque siempre se lo van a pedir. Yo lo que he hecho es un Mozart a la cubana (risas). Hemos unido el Adagio clásico y maravilloso de Paquito con una versión mía de obras de Mozart que terminan en una fiesta.

¿Cómo de importante ha sido Mozart en su trayectoria?

-Mi primer concierto fue a los 9 años y ya toqué la Sonata en do mayor de Mozart, que también está en la versión que hemos hecho ahora. Es un repaso total a mi vida (risas). De punta a cabo.

El año pasado celebró sus 80 años con 'La Creación' y ahora salda la deuda del reencuentro con Paquito. ¿Qué le queda por hacer?

-Dicen que la música, o el arte, es una eterna espiral en el que nunca llegas al final y cuando crees que lo has hecho, llegas tú, pero el arte sigue. Hay muchas cosas por hacer dentro de la cultura afrocubana. Hay un millón de combinaciones, de lo que dicen fusión. La Creación fue una síntesis de todo lo que he aprendido. Es mi obra más grande en tres movimientos, con la que muestro la historia de la llegada africana al Caribe y a América. Ahora estoy preparando una nueva obra para clarinete y piano.

Por lo tanto, no ve cerca la jubilación.

-Mientras Dios me de fuerzas y, sobre todo, salud, la palabra jubilación no la encuentro todavía en mi diccionario (risas). Mi papá estuvo sobre los escenarios hasta los 94 años, así que siempre hay que seguir.

¿Cómo vive los nuevos ritmos cubanos y latinos? ¿Siente alguna conexión con, por ejemplo, el reguetón?

-Yo miro lo que pasa y cojo la pinza para escoger lo que me gusta. Hay cosas que no tienen que ver con mi generación que las respeto, pero no me encaminan. Aún así, siempre hay cosas para innovar y fusionar.

Imagino que también hay cosas para rescatar y que no queden en el olvido.

-Precisamente, La Creación surgió de eso, de no permitir que se olviden las raíces africanas. Pero no solo en la música cubana, también en el jazz. Lo que hice fue mezclar las raíces afrocubanas con las afroamericanas y resultó muy bien.

¿Cree que los músicos cubanos tienen las herramientas necesarias para darse a conocer y tener una carrera sólida?

-Poder desarrollarse es un arte que se puede hacer con amplias posibilidades o con casi ninguna. La imaginación se va a poner encima de todo lo demás. Yo empecé en una época en la que había pocas posibilidades, pero en la que, sin embargo, seguí desarrollando la imaginación. El límite está n el punto de vista de cada artista. Lo que yo pido es tener siempre la posibilidad de desarrollar la imaginación y mostrársela al mundo, porque , al final, si no se tiene la posibilidad de enseñarlo es como si no hubieras hecho nada.

¿Qué sería del jazz sin la imaginación?

-El jazz es pura imaginación. Lo más importante en el jazz, mas que la técnica, es la imaginación. Conozco muy buenos músicos que tienen técnicas maravillosas, pero que tienen muy poca imaginación, por lo que solo pueden dedicarse a obras escritas.

¿Ha cambiado mucho el interés por el jazz y la fusión?

-El público está por encima de las industrias. Si tú no has grabado algo que es muy atractivo, el público te va a seguir. Si lo que estás haciendo interesa, no importa si lo has grabado o no. Lágrimas negras (el disco que grabaron Bebo Valdés y El Cigala) no tuvo ninguna promoción y con el boca a boca vendió más de un millón de copias. Aunque eso solo lo hacen los genios.

¿Y en Cuba? ¿Cuál es la situación actual de la música?

-Los cambios en la industria del disco han sido a nivel mundial. El sistema cambió y no se venden discos como antes. Ahora todo está en el teléfono. Incluso las casas que los vendían han ido cerrando. El mundo, cuando cambia, lo hace para todos los lados.

Pero también hay más posibilidades que nunca para aprender y darse a conocer.

-La pandemia ha sido terrible. Yo empecé a hacer conciertos por Internet sin público. Me sentía muy raro. Era la primera vez que tocaba y que no había una audiencia; no había una fuerza detrás. El primer vídeo que hice tuvo 262.000 visualizaciones. Nunca he podido meter a tanta gente en un teatro (risas). Me di cuenta de que, aunque era diferente, llegaba a más gente. Todo cambio tiene sus pros y sus contras.