La pata originaria de Eresbil fue Musikaste, con la que siempre han tratado de no solo conservar la música vasca, también divulgarla.

-Así es. Ansorena, siendo director de la coral Andra Mari, tuvo la idea de hacer una semana de música dedicada a compositores vascos, para lo que necesitaba dar con sus partituras. Con el tiempo, empezaron a llegar no solo partituras de compositores vascos, también de otros lugares que formaban parte de las fondos de esas personas. Es por ello que aquí se pueden encontrar hasta partituras de flamenco.

Siempre ha abogado por divulgar también a los compositores en activo, ¿no?

-Eso también es algo que hizo Ansorena desde el comienzo. Decía que Musikaste se apoyaba en recuperar partituras del pasado, pero también en potenciar las de compositores vivos. Eso lo he mantenido y con el paso de los años hemos podido sumar nuevos compañeros como Musikaste, que es la cantera de la nueva composición vasca.

¿Las nuevas generaciones tienen interés por la composición?

-La música iempre ha existido y siempre va a existir, porque es una de las expresiones del ser humano. Qué estilo elige cada uno ya es otro tema, puede ser con el jazz o haciendo música contemporánea para orquestas. El número de composiciones no ha bajado, otra cosa es si a estos compositores les interesa o no lo que hicieron los antiguos. Hay géneros, como la música coral, que se fijan mucho en la música tradicional vasca, pero otros, como el rock, que no lo hacen. Por eso, depende de qué estilo de música sea la tradición pesa más o menos.

¿Siempre ha estado abierto a cualquier estilo?

-A cualquiera. A Eresbil han venido desde intérpretes que quieren seleccionar obras para tocar en su banda o en su coro a gente que en carnavales acude pidiendo música de romanos porque se van a disfrazar de ellos (risas). El rango de usuario es muy variado, ha acudido incluso gente que quería dar con el disco que escuchaba de pequeño en su casa.

Tengo la sensación de que aunque ya no sea director de Eresbil, sigue muy implicado en su funcionamiento.

-(Risas) Todavía sí, entre otras cosas porque este año se celebran los 50 años de Musikaste y estamos trabajando en un libro para celebrarlo. Luego siempre se han quedado cosas pendientes, como un proyecto que ya estaba en marcha para hacer un mapa con los principales fondos de música de Euskadi. Y Arantzazu, que también está pendiente (risas).