Como comentamos en el anterior artículo de Gastroleku, la otrora humilde e incluso, en algunas ocasiones, denostada tortilla de patata vive, a día de hoy, un resurgimiento que ha llevado a que haya bares que se hayan tomado casi como una cuestión personal el elaborar la mejor tortilla, a la vez que se ha generado una "pasión tortillera" que hace que los amantes de este producto se hayan vuelto auténticos hooligans, cuando no expertos que buscan y rebuscan las mejores tortillas para compartirlas en redes y artículos, hablar sobre ellas, recomendarlas o criticarlas...

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Ante este panorama, es también cada vez más difícil destacar una tortilla remarcable. Téngase en cuenta que en Gipuzkoa hay cerca de 2.000 restaurantes, la mayoría de los cuales son también bares. Y en la mayoría de ellos se cuenta con una barra en la que se ofrece, en un momento u otro, este producto. De todas formas, hay que tener en cuenta que en la mayoría de ellos la tortilla sigue siendo una parte más de la oferta que se vende por obligación, por demanda del público. Nótese que hemos indicado "se vende" y no "se elabora", ya que también se da el caso de que muchas de esas tortillas que lucen en los mostradores de nuestros bares, muchas más de las que el respetable se puede imaginar, son tortillas preelaboradas que se descongelan antes de ser emplatadas, y no pocas son preparados de patata y cebolla precocinados a los que sencillamente hay que añadir huevo antes de sacarlos a la barra.

Sin tener nada que objetar ante estos productos, algunos de ellos realmente conseguidos, que si existen es porque una parte del sector hostelero los demanda debido a su necesidad, por falta de tiempo o de personal para poder elaborar una tortilla en condiciones, intentaremos, como avanzamos el viernes pasado, poner nuestro foco en las tortillas caseras que se ofrecen en nuestros bares, tratando de destacar las más recomendables, eso sí, conscientes de que, al igual que sucede con el vino de tetrabrick con el que, cuentan las leyendas, siempre han engañado en alguna ocasión a los enófilos más soberbios, alguien nos puede colar un fake y cautivarnos con una tortilla "tuneada" pero no elaborada al 100% en el local.

En cualquier caso, nuestra felicitación a quien lo consiga, ya que habrá demostrado, por mucho que nos toque el orgullo, hacer muy bien su trabajo.

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Empezamos, como "decíamos ayer", con las tortillas de Donostia, ciudad que cuenta con más de 700 establecimientos de hostelería en los que lucen a diario cientos y cientos de apetitosas tortillas. Y recordamos, cómo no, las tres recomendaciones que hacíamos en el anterior artículo. Por una parte, la tortilla del Néstor, de la calle Pescadería, bar que se limita a servir dos tortillas al día, a las 13.00 horas y a las 20.00 horas, respectivamente, y que ha sido el primero que ha convertido a la tortilla en un auténtico y honroso reclamo turístico en la ciudad. Néstor tiene el mérito, además, de elaborar una tortilla que destaca además por su sabor y su calidad.

Por otra parte, recomendábamos la tortilla del Ezkurra de Gros, bar que nunca destacó por su tortilla y que durante la epidemia ha dado con una fórmula que está haciendo que día a día cada vez sean más las personas que peregrinan a probarla. Esta tortilla, realmente remarcable, sale a barra a partir de las 11.00 horas y se elaboran varias a lo largo de la mañana.

Finalmente, destacamos el pasado viernes la tortilla que elabora Iñaki Azkue, del bar-restaurante El Vaskito, de Errotaburu, exquisita tortilla que cuenta con una hermana casi gemela en Oilo Toki, asador de pollos perteneciente al mismo propietario, situado en la trasera de El Vaskito.