unque el público mayoritario lo desconozca, la guitarra de Mike Campbell está presente en muchas de las mejores canciones de rock de las últimas décadas. Integrante durante más de 40 años de los Heartbreakers del añorado Tom Petty, Campbell se ha mantenido activo tras la muerte del autor de Refugee y American girl. Tras acompañar a Fleetwood Mac en vivo, ahora rescata a su grupo, The Dirty Knobs, formado por secundarios de lujo que han tocado con Neil Diamond, Ivan Neville, Don Henley, Slash y Alanis Morissette, en el apreciable External combustion (BMG).

Tímido e hijo de un militar fan de Johnny Cash, Campbell se estableció en Gainesville, localidad natal de Petty, cuando era adolescente. Y se hicieron amigos y compartieron sueños en el grupo Mudcruth espoleados por la música de The Beatles -“los vi y quise una guitarra”- y de pioneros como Chuck Berry, Dylan y The Beach Boys. Aquel joven que había empezado a tocar la flauta dulce y se curtió con una guitarra japonesa que su padre le llevó de Okinawa, acabó trasladándose a Los Ángeles con Petty y fue su mano derecha en el grupo The Heartbreaker durante más de cuatro décadas.

El guitarrista no ha parado tras la muerte de Petty. Campbell se unió a la gira de Fleetwood Mac en 2018 y 2019, en sustitución del guitarrista y cantante Lindsay Buckingam, y optó por rescatar un proyecto paralelo y aficionado, el grupo The Dirty Knobs, en el que tocaba de manera ocasional en locales pequeños para amigos y público escaso en el entorno de Los Ángeles. Lo hacían casi de incógnito y sin anunciarse, y así discurrió su debut, Wreckless abandon (2020), con elogios generalizados pero con el mundo en plena pandemia.

Este viernes pasado se editó el segundo disco de Campbell y su banda de secundarios de lujo: el guitarrista Jason Sinay, el bajista Lance Morrison y el batería Matt Laug. Lleva por título External combustion, se grabó en el estudio casero de L. A. propiedad del guitarrista estadounidense, llamado Hocus Pocus Recorders, y confirma que el proyecto, con producción del líder y de George Drakoulias (The Black Crowes y The Jayhawks) regresa para quedarse.

Como el anterior, rezuma clasicismo rock, entendido como un género que bascula y se alimenta entre los sonidos negros del blues y el soul y los blancos del country y el folk. Con mejores composiciones que su predecesor y un fraseo nasal que calca en ocasiones la dejadez típica de Petty, Campbell nos fustiga con la electricidad vintage y garajera de Wicked mind, en la que canta “soy un malvado pecador con un alma rebelde”, el rockista tema titular y las guitarras cortantes a lo Crazy Horse en Dirty job, con la guinda de la voz añeja de Ian Hunter en una historia sobre verdad, contrabando de alcohol y cuernos.

El disco se diversifica y enriquece con la trotona Brigette Bardot; la mezcla de boogie-rockabilly de Lightning boogie, en el que otro Heartbreaker, Benmont Tench, se luce al piano; un escaso pero elegante uso de cuerdas y metales; medios tiempos como Electric gypsy, con un solo final abrasador; y dos piezas espectaculares de ecos country: la rítmica It is written, en la que lanza acerados versos contra el cambio climático, y el baladón State of mind, dueto con la joven cantante Margo Price, en la que se oye: “Dejaste un agujero en mi corazón lo suficientemente grande para que lo atraviese un camión”. No, Petty no ha resucitado... pero Campbell se acerca a su magia en no pocas ocasiones.