anda de culto y millonaria al mismo tiempo, Radiohead es, quizás, la expresión máxima de la música alternativa del último milenio, ya que ha creado una banda sonora abierta a influencias estilísticas e instrumentales múltiples, a la vez que ha logrado expulsar en sus canciones todos sus fantasmas, del miedo a la soledad, alienación o falta de libertad, que son los del tiempo que nos ha tocado vivir. Rizando el rizo, celebran este fin de semana el 21º aniversario de su cuarto y quinto disco, Kid A y Amnesiac, con una reedición que incluye inéditos y excitantes tomas alternativas.

Público y crítica se rinden a Radiohead desde hace aproximadamente un cuarto de siglo, cuando publicaron Ok Computer, para muchos el álbum que definió la década de los años 90. Tras las guitarras melodramáticas y el hit de Creep, incluido en su debut, ya se advertía en el posterior The bends lo que podía dar de sí la mente siempre inquieta y comprometida con la música de su cantante y líder, Thom Yorke. En su tercer disco, Ok Computer, se criticaba el feroz individualismo y consumismo de nuestra época a través de un sinfín de influencias. La obra maestra dejó para el futuro Paranoid android, Karma police o No surprises, entre otras gemas pop.

Y cuando había tocado cumbre, llegó su primer gran replanteamiento filosófico y formal. Llegaba el cambio de milenio y Yorke, los hermanos Colin y Jonny Greenwood, Ed O’ Brian y Phil Selway se metieron en un estudio para grabar su cuarto disco. El resultado es que estuvieron a punto de disolverse tras año y medio de trabajo incansable y una depresión del líder y autor de sus letras, que se vio desbordado por su afán experimentador (las bandas sonoras, el krautrock, la música clásica y progresiva, el pop, la electrónica, o el free jazz en el caso de The national anthem) y un mundo que aliena a sus habitantes.

De aquellas lunáticas sesiones marcadas por la exploración e indagación en el sonido a través de texturas, capas y ritmos intrincados, salieron dos discos que dejaron obras maestras como Everything is its right place, How to disappear completely, Idioteque, el baladón Pyramid song o I might be wrong, entre otras. Primero se publicó Kid A (2000) y un año después llegó Amnesiac, considerado como su secuela aunque la banda siempre aseguró que debían considerarse de manera autónoma, “como gemelos separados al nacer”.

De aquellas sesiones conjuntas lideradas por la búsqueda de un sonido abstracto, progresivo y marcado por los cambios de instrumentación y el ritmo más que por la melodía, surge el lanzamiento actual de Radiohead, que lleva por nombre Kid A mnesia (XL Recordings / Everlasting Popstock), un triple álbum que incluye los originales Kid A y Amnesiac, y un tercer disco, disponibles en varios formatos, con material inédito y exclusivo de esta edición, y que incorpora caras B y versiones alternativas de varios de los temas originales. Destacan sobremanera If you say the word, canción nunca antes escuchada, oscura y cercana al trip hop, y Follow me around, ejercicio desnudo de cantautor con guitarra acústica y voz que quedó fuera en su día, a pesar de su belleza melódica, porque el grupo no quedó satisfecho con ella. El hipnótico y misterioso Like spinning plates gana en duración y estremece con su piano y el falsete de Yorke, y hay varias aproximaciones a Untittled, la coda instrumental que cerraba Kid A, repletas de efectos y experimentaciones vocales.

El álbum incluye caras B como la balada ambiental Fog, una versión “oscura”, según el grupo, de The morning bell, y sin letra; guiños orquestales e instrumentales de How to dissapear y Pyramid A, y rizando el rizo, un Pulk/Pull que podría estar incluido en el debut de Massive Attack y en el que Yorke juega con la letra y melodía de True love waits, uno de sus temas perdidos de este siglo, que tras publicarse en directo no se editó grabado en estudio hasta 2016, en A moon shaped pool. Una joya para sus cientos de miles de seguidores.