i algo no se le puede reprochar a Álex de la Iglesia es que es fiel a sus últimas producciones: todas tienen detrás un tufo a cine B hecho con más presupuesto y un guion que se desmorona según avanza el metraje. Veneciafrenia, por lo tanto, no es una isla desierta entre títulos recientes del bilbaino como 30 monedas, El bar, Mi gran noche y un largo etcétera.

El cineasta parece sentirse cómodo en hacer trabajos como churros -ya ha rodado su próximo filme y se prepara para la segunda temporada de 30 monedas- que transitan entre el humor y el terror. Quizás en este último apartado sí que sea Veneciafrenia un salto más al beber sin escrúpulos de Amenaza en la sombra (Nicolas Roeg, 1973) y del cine de género italiano de los 70, al que le aporta su ya característico estilo: mucho ritmo, musicota, personajes ingenuos y una crítica a la sociedad actual.

Por ello, sin lugar a dudas, lo más interesante de Veneciafrenia es su punto de partida. De la Iglesia y Guerricaecheverría han dado la vuelta al síndrome de Stendhal para decir que no solo se puede morir por el atractivo de las ciudades, sino que estas también pueden matar ante tanto amor recibido. Casi lo mismo que les puede pasar con sus seguidores, capaces de volverse en contra de continuar por la senda de sus últimos filmes.

España, 2021. Dirección: Álex de la Iglesia. Guion: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría. Fotografía: Pablo Rosso. Música: Roque Baños. Intérpretes: Ingrid García-Jonsson, Silvia Alonso, Goize Blanco, Nicolás Illoro, Alberto Bang, Cosimo Fusco, Enrico Lo Verso, Armando De Razza, Caterina Murino. Duración: 100 min.