n año más, la manzana de los Premios Max de las Artes Escénicas fueron un plato de buen gusto para los artistas de Euskal Herria. Hasta seis galardones, incluyendo el Max de Carácter Social, llevaron sello vasco, con un claro protagonista, el dramaturgo y director navarro Alfredo Sanzol.

La obra escrita y dirigida por Sanzol, El bar que se tragó a todos los españoles, se alzó con tres de los galardones a los que optaba, de los cuales dos -Mejor espectáculo de teatro y Mejor autoría teatral- se los llevó él mismo a casa. El tercero recayó en su compañero Alejandro Andújar, autor del diseño escénico de la pieza.

Sanzol fue, sin lugar a dudas, el gran vencedor de la noche del lunes en el Teatro Arriaga de Bilbao, pero no el único. Gipuzkoa se volvió a llevar un par de manzanas gracias a la errenteriarra Iratxe Ansa, que venció en la categoría de Mejor intérprete femenina de danza, y a la compañía donostiarra Demode Produkzioak, que obtuvo el galardón de Mejor espectáculo músico o lírico por su adaptación de Kutsidazu bidea Ixabel.

A ellos se sumó la formación también de Donostia Teatro Estudio, que fue reconocida por sus 50 años de trayectoria con el Max Aficionado o de Carácter Social.

Por último, los bilbaínos Deabru Beltzak recogieron el premio de Mejor Espectáculo de calle por su obra Symfeuny, poniendo el broche de oro a una nueva noche golosa para los creadores escénicos vascos.