- La Sala Kubo de Donostia ha saldado una deuda con José Ramón Amondarain con una retrospectiva “en toda regla”, como indicó ayer su directora, Ane Abalde. La exposición, sin embargo, no atiende a su faceta más conocida, la de pintor, sino que muestra a un artista interesado por la escultura desde sus inicios.

Agitar las imágenes es el título bajo el que se cobijan más de 30 años de trabajo y más de 200 piezas que se exhibirán al público desde hoy y hasta el próximo 26 de septiembre en los tres espacios de la sala que la Fundación Kutxa tiene en el Kursaal.

El comisario de la exposición es el historiador y crítico de arte Francisco Javier San Martín, quien definió al creador donostiarra, nacido en 1964, como “el artista más brillante de una generación ya de por sí brillante” que pasó en los años 80 por la Facultad de Bellas Artes de Bilbao y que recaló después en Arteleku.

Al visitante le puede sorprender que para una retrospectiva se haya prescindido de la vertiente más conocida del autor, aunque San Martín advirtió de que Amondarain es un artista “viajero” que “parte de la pintura para llegar a la pintura”.

“Por el camino va dejando hallazgos, una serie de piezas que no son pintura pero que surgen de la exploración sobre lo pictórico. Reflexiona sobre la pintura en cada una de sus obras”, señaló el comisario en la presentación de la muestra.

El propio artista ratificó que, “salvo excepciones”, todo su trabajo surge “desde lo estrictamente pictórico”. Sus paletas de pintor o el óleo derramado, con el que crea sus famosos “mochos”, se convierten en objetos en sí mismos.

Juega también con el patrimonio artístico moderno y contemporáneo, como hizo hace unos años con el Guernica de Picasso, o con los propios creadores a los que admira, como en el caso de los anagramas expuestos en la primera de las salas.

Esos collages que cuelgan de la pared le vienen dados, son frases que surgen al alterar las letras de los nombres de los artistas. De Andy Warhol emerge “law or handy”; de Piet Mondrain, “mido en pintar”; de Antonio Tapies, “tienta pasión”; y de su admirado Pablo Ruiz Picasso, “suplica paz si robo”.

Esa es una de sus formas de hacer, de “agitar las imágenes”, una expresión con la que Amondarain reivindica su diálogo con la Historia del Arte, ya sea mediante “la apropiación, el desvío, la copia o la parodia”.

Pero no todo son “homenajes”. Fuga de Alcatraz transformado en Agudeza fractal es un ejemplo del interés que el autor siente también por el mundo que le rodea más allá de lo puramente pictórico.

Esos otros anagramas se encuentran en el gran espacio central de la sala Kubo, donde se exhibe un conjunto superpoblado de esculturas que muestran la variedad de conceptos y materiales con los que el artista ha desarrollado su labor en estas tres décadas.

Aforo de 400 personas. La banda de country rock The Jayhawks, un concierto de Paco Ibáñez y una versión actualizada de La Bohème son algunas de las propuestas de Chillida Leku para este verano. En principio, la programación contará con un público de 400 personas en las campas que rodean al caserío Zabalaga de Hernani, que podrán disfrutar del concierto de The Jayhawks (8 de julio), de la ópera La Bohème, de Puccini, en “versión garaje” (1 de agosto), el espectáculo Gorpuztu, de la compañía de danza de Eva Guerrero (20 de junio), y las actuaciones de Paco Ibáñez (30 de julio) y Xoel López (31 de julio), entre otras actividades.