-¿Por qué no han incluido en el documental los audios que salieron a la luz el pasado lunes?

Amaia Merino (A.M.) - Hicimos una apuesta clara a la que teníamos que ser fieles. Decidimos que la mejor forma de mover un poco la verdad de lo que había pasado y de generar la empatía en el espectador era contando lo que había pasado, y que para eso teníamos un muy buen material de archivo, teníamos el testimonio de Ion Arretxe, la transmisión dentro de la familia que simboliza de hecho la transmisión misma de memoria histórica que puede suponer una película... No quisimos entrar en el camino judicial porque era abrir un melonazo, lleno de datos, y para los datos ya están los periodistas. El cine está para otra cosa. A eso nos quisimos adscribir y por eso no está el audio.

La verdad, como dice el documental, prevalecerá en la Historia. Y esa verdad que todavía hoy no es reconocida por los responsables de la muerte de Mikel Zabalza es una forma de reparación para la familia. Pero la justicia, ¿llegará?

A.M. - Mira, la verdad de lo que pasó la sabíamos desde que estaba pasando, y sobre todo identificábamos perfectamente cuál era la mentira. Pero hasta el día de hoy los mentirosos somos nosotros, y la versión oficial sigue siendo la versión oficial. Entonces, más allá de que se vaya o no a juicio, hay que reconocer, hay que decir, hay que nombrar las cosas que son, porque son verdad. Si la investigación de la película lograra contribuir a que se dé un juicio, genial, pero estamos en el camino de hacer un poquito de justicia de otra manera, una justicia desde cada uno de nosotros.

Pitu - Es una justicia más reparadora en el sentido de lo que ha dicho muchas veces la familia de Mikel, que se ha sentido arropada por gran parte de la sociedad, no tanto por las instituciones. Pero quizá lo que puede provocar esta película es que en la sociedad se empiece a reivindicar que esos secretos de Estado dejen de serlo. Porque quizá no lleguemos nunca a un juicio en el que se juzgue a los responsables del asesinato de Mikel Zabalza, pero si se desclasificaran aquellos papeles que hacen referencia a éste y a otros muchísimos casos que están a día de hoy guardados bajo secreto de Estado, sabríamos verdaderamente qué es lo que ha pasado en las cloacas del Estado, conoceríamos esas cloacas y, con eso, lo que se lograría es que esas cosas no se vuelvan a repetir, que no se vuelvan a permitir. ¿Para qué están clasificados a día de hoy como secretos para la seguridad del Estado cosas que pasaron hace 35 años? ¿Por qué algo que pasó hace 35 años pone en peligro hoy un Estado? Porque ese Estado tiene unas columnas muy débiles, que están asentadas sobre mentiras. Una de ellas es que en Intxaurrondo la lucha que se llevaba a cabo contra ETA era una lucha heroica, limpia y pura. Y en nombre de la democracia y de todos los españoles. Mentira. Mentira pura y dura. Había narcotráfico, había guerra sucia, había tortura, había una represión policial increíble. Y esa es una de las grandes mentiras en que se asienta la democracia española.

A ver ahora dónde está Marlaska.

A.M.- Ya, pues eso. ¡A ver si habla!

Pitu- Es que Marlaska es un ministro del Interior que ha pasado por la Audiencia Nacional como juez, por su despacho han pasado un montón de personas que denunciaban haber sido torturadas, y de hecho algunas de ellas han ganado demandas en Estrasburgo en las cuales se atestigua que sus denuncias no fueron investigadas como deberían haber sido investigadas, y esa persona que hoy en día es ministro del Interior no reconoce lo que ha pasado, no reconoce que él era la persona que estaba obligada a garantizar la integridad física de las personas detenidas, que estaban bajo su custodia, bajo custodia policial pero bajo custodia judicial.

¿Qué más pruebas hacen falta para acabar con esa impunidad?

A.M.- ¿Pero tú sabes lo atrincherados que están ahí? ¡Mamma mía! Y hay que tener en cuenta que para la gente es mucho más fácil creer a pies juntillas en el Estado de derecho, creer que todos los cuerpos y las fuerzas de seguridad están ahí solo para nuestro bien. Pues no. No es así. De todo hay. Esto sucede y hay que mirarlo. Y hay que hacerse las preguntas que hay que hacerse. Pedir y exigir y que eso no vuelva a ocurrir.

Pitu - Las últimas denuncias de torturas a las que se les da validez en Navarra son de 2011, de hace nada. Y esos torturadores, ¿dónde están ahora? ¿Se han jubilado ya o siguen trabajando? Siguen trabajando. Siguen siendo policías en activo. ¿Se les va a juzgar? Por lo menos que los quiten de la calle, que no sigan dando un servicio público.

Habrá sido difícil condensar en 80 minutos de documental diez años de trabajo y más de 100 horas de grabación. Se habrá quedado mucho material fuera. ¿De ahí nace la webserie que se está emitiendo ahora, ‘Galdutako Objektuak’?

Pitu - Sí. Tenemos para un montón de capítulos. Por ahora hemos publicado siete con temáticas muy diferentes, siempre relacionadas con Intxaurrondo o la tortura o el caso Zabalza. Fue muy amplia la investigación que hicimos, grabamos con muchísima gente y nos daba mucha pena que eso acabara en un disco duro. Estamos haciendo el esfuerzo de que estos documentos vean la luz en paralelo al estreno de la película.

A.M. - La webserie se llama Galdutako Objektuak, que es lo que le dijo el agente que estaba en la puerta cuando la madre de Mikel fue a preguntar por su hijo. Le dijo: “Si lo ha perdido, busque en objetos perdidos”. La serie se puede ver por Ahotsa.info.

Un eje central de la película es la generación joven de la familia Zabalza, las sobrinas de Mikel, que necesitan saber, conocer su historia para cicatrizar las heridas.

A.M.- Exactamente, esas jóvenes simbolizan la memoria histórica, y la transmisión. Cuando hacemos memoria histórica sentimos mucho dolor; el dolor puede llevar al odio, a la mala hostia, a la frustración, y precisamente lo que simbolizan ellas es el traspasar eso y convertirlo en algo para mejor. El no quedarse en ser la víctima, sino trascender y salir adelante. No solo personalmente y la familia, sino todos nosotros. Es que tenemos que reconocer las cosas. Porque eso cura, eso sana. Y es lo que nos gustaría que como sociedad ocurra. Que se diga lo que pasó, que se reconozca y entre todos nos curemos.

“Las últimas denuncias de torturas en Navarra son de 2011. ¿Dónde están ahora esos torturadores?”

Codirector del documental

“La verdad de lo que pasó la sabíamos desde que estaba pasando, pero aún hoy somos los mentirosos”

Codirectora del documental