arios son los fotógrafos, que a lo largo del siglo XX han tratado de captar el espíritu del cosmos, del topos en el que vive el hombre del País Vasco, uno de los más antiguos y remotos de la historia humana y de las civilizaciones prehistóricas. Sigfrido Koch Arruti, Nestor Basterretxea, Juan Luis Goenaga, Antton Elizegi y Gorka Salmerón han hecho sus aproximaciones y han plasmado en sus imágenes, pictoricistas, simbolistas, conceptuales, mágicas o realistas, su cosmovisión del paisaje, del entorno, o casa, que va desde la cueva a la montaña, el espacio cerrado y el abierto, la tierra, el mar, el cielo, y el elam que nos envuelve, nos configura, y nos hace ser lo que somos y cómo somos.

Y es que el paisaje que nos envuelve y que regodea nuestros sentidos es tan hermoso, tan gris y húmedo, tan dulce y silente, que es difícil de escaparse de sus encantos y de no quererlo atrapar con una cámara.

Es lo que ha pasado a Jon Cazenave (Donostia, 1978), que lleva una década tratando de atraparlo desde una sintaxis fotoperiodista hasta otra más abierta, abstracta, serial, conceptual y casi minimalista. Hay en estas ocho series expuestas en Tabakelera Kutxa Artegunea un proceso de depuración y simplificación que ofrecen un paisaje silente, granulado y aterciopelado, a caballo entre el pictorialismo y un cierto realismo mágico: Introducción, Conflicto, Basoa, Cueva, Mar expandido, Geometría y Paisaje, y Piedra y Pigmento.

Fotografía silente, paisaje simple y natural, captado desde lejos, o rasgos, fragmentos o planos cercanos del mismo se ofrecen envueltos en suaves y marcadas luces, perlinas u oscuras, en los que la huella del hombre y su mano destructora ha desaparecido. Todo es calma y orden cosmológico, se trata de una nueva Arcadia, todo es como un nuevo despertar en el amanecer de la vida.

Mayor tensión y expresionismo se advierte en sus 16 fotografías Conflicto en las que la naturaleza es descodificada en rasgos, trozos o signos de la misma. Tensión que se advierte también en su díptico Cueva a base de contraponer extremidades lisas del cuerpo humano y la corteza arbórea como espalda humana.

Fotografía lírica, estética y preciosista se advierte en su Basoa, cercana a planimetrías japonesas, al igual que sucede en sus paisajes sobre tubos.

En sus series fotográficas Mar expandido y Geometría y Paisaje logra una fotografía más experimental y de gran belleza, cercana a ciertas propuestas oteicianas, igual que en su Piedra y Pigmento, próximas al “encontrismo” y “activismo” pregonado por el artista. Quizás estas series se alejan de un cierto preciosismo y esteticismo edulcorado del que debe alejarse su fotografía.

La muestra ha sido comisariada por Fannie Escoulen y diseñada por el arquitecto Aritz Gonzalez.