- En cuanto a la programación de la Quincena Musical de cara a 2021, su director, Patrick Alfaya, aseguró ayer que debe mostrarse “conservador” en las cuestiones económicas: “El dinero no es mío, es de todos”.

En este sentido, explicó que manejan dos opciones, una más posibilista y otra parecida a la de la presente edición. De cualquier modo, reconoció que plantea ambos casos como si estuviesen compuestos por bloques de Lego, con propuestas que se pueden añadir y retirar de cada una, en función al contexto de cada momento.

De cualquier modo, sobre la propuesta más posibilista, que se dibujaría en un escenario mejor al actual, Alfaya se mostró cauto y reticente: “Tengo mis dudas de que en agosto de 2021 tengamos el auditorio del Kursaal con 1.800 butacas. Espero que tengamos más, quizás a las 1.000 que tuvimos en un inicio, pero no 1.800”.

En cuanto a la segunda opción, los organizadores exploran una configuración de aforos y medidas sanitarias similares a las de este año y también en lo que respecta al programa, con obras que no necesiten conjuntos muy grandes -música de entre el siglo XVIII y primera mitad del XIX-, aunque con la esperanza de contar con orquestas y grupos internacionales “intraeuropeos”.

Por otra parte, expuso que, si bien una edición de la Quincena suele estar cerrada para noviembre del año anterior, en esta ocasión apurarán los plazos y tomarán las últimas decisiones en torno al próximo mes de febrero.

En cuanto a la ópera, Alfaya descartó que vaya a haber una obra absolutamente escenificada, “salvo que cambien mucho las cosas en las próximas semanas”. Por contra, la Quincena apostará por algo “semiesceníficado”, lo que permitirá un ahorro en el gasto y combinar una orquesta grande con algo de juego escénico sobre las tablas. Incluso, en el caso de que el escenario se vuelva muy adverso, se podría preparar una versión únicamente sinfónica de la obra.