l que fuera presidente de nuestra comunidad le hemos pillado con el carrito del helado. Joder, por lo menos podía haber salido a pasear arrastrando un aspirador para disimular, pero ni eso; con todo su desparpajo, vestido con chándal se ha ido a dar un voltio y lo ha rematado subiendo y bajando al trote los siete pisos del bloque. Convocaron una reunión urgente de todos los inquilinos para comentar la cuestión, preocupados por ser la vergüenza del barrio, a ver qué van a pensar el resto de vecinos de la calle. En primera convocatoria no se conectó a Zoom ni el tato, pero a la segunda hubo quórum, aunque el mayor interesado debía seguir paseando. Las propuestas de actuación para contener la situación de crisis comenzaron con la idea de pegar un papelote en el ascensor para agradecerle su labor pasada, pero pedirle que no ponga en riesgo al resto de habitantes con sus saliditas. Se desestimó enseguida, después de recordar que ese sistema no funcionó con la enfermera del segundo. ni tampoco con el reponedor del quinto. Por cierto, no participaron en la reunión; su falta de compromiso y solidaridad es como para montar otra reunión. También hubo quien apostó por llamar directamente a la poli y que lo metan en el maco, pero debe ser un experto del escapismo judicial y no le pillan ni en las obvias. La opción que ha prosperado es la de comprarle un perro o un hurón para que lo pasee. Así no nos ganamos su enemistad y sigue pagando los gastos de la casa, puede seguir dando sus paseos y el resto de la calle no nos mirará mal. El problema es como algún otro vecino reclame el mismo derecho para salir que el del expresidente. Luego ya tal.