donostia - El artista Ibon Aranberri presentó ayer en el Museo San Telmo las dos instalaciones en las que ha trabajado durante el último año, dentro de la iniciativa Museo bikoitza/Museo doble, que tiene como objetivo hacer una “relectura” que aúne el patrimonio etnográfico y la colección artística del centro. Itzal marra/Línea de sombra es el título de la intervención de Aranberri, que fue presentada ayer en el claustro del museo por su directora, Susana Soto, el promotor de la iniciativa, Asier Mendizabal, el concejal de Cultura de Donostia, Jon Insausti, y el propio artista.
Como resultado de este año de trabajo, el debarra ha trabajado con unas 130 lápidas propiedad del museo que se encontraban en el propio edificio de Donostia o en Gordailua, en Irun. Sobre ellas ha realizado calcos que ha situado, en parte, en el almacén de las lápidas de San Telmo, una escalera de acceso que une el claustro con el primer piso. En este espacio, inaugurado en 2014, de forma habitual se exhibe una selección de 28 losas de arenisca. Desde ayer, los calcos cubren estas estelas, actuando como “espectros, huellas y resonancias” de las originales. En estos casos, los calcos, en vez de servir como copias fieles y revelar algo oculto, lo que hacen es “difuminar lo que se ve”, convirtiéndose en una especie de “huella negativa” del elemento mortuorio que hace tiempo que perdió su función.
La segunda parte de la instalación se ubica en el propio claustro de San Telmo. Se trata de un “exoesqueleto” de hierro, forjado en su día por alguno de los responsables de mantenimiento del centro como manera de apilar las lápidas en el museo, en la época en la que la línea entre lo que era un espacio museístico y depósito era difusa. A esa estructura metálica, “chatarra” a punto de ser tirada a la basura, el artista de Deba le ha otorgado una nueva vida, la ha resignificado, otro de los objetivos de Museo bikoitza.
Para desarrollar estas obras, Aranberri quiso prescindir de una metodología preestablecida y, por contra, sumergirse en el patrimonio y la propia historiografía de San Telmo.
De esta forma, el debarra comentó las diferentes modificaciones que ha sufrido el edificio, desde su génesis como convento hasta su transformación en espacio público. El concepto de San Telmo como “yacimiento” del que se extrajeron en su día nuevas piezas, materiales y estratos, así como los cambios en las costumbres funerarias y la cesión a San Telmo de losas mortuorias de las iglesias de San Vicente y Santa María provocaron un “excedente” patrimonial.
Al mismo tiempo, la pretérita concepción de lo museístico relacionada con lo “acumulativo” fue desapareciendo con los años y el espacio se fue “vaciando” hacia otros lugares como el Centro de Colecciones Patrimoniales de la Diputación. Este tipo de almacenes suponen, en la actualidad, la “exterioridad” del centro. Con Itzal marra el artista ha buscado acercar de nuevo “esos materiales que se han ido alejando”.
nuevo artista invitado Como parte de la idea de relectura del proyecto Museo bikoitza, la intervención de Aranberri, después de estar expuesta durante un año pasará a ser parte de la colección de San Telmo, creando de esta manera “un juego de espejos”.
El artista ordiziarra Asier Mendizabal, que ideó esta iniciativa como continuación de su Soft Focus -2014-, recordó que tiene como objetivo “reforzar la singularidad” del propio San Telmo, es decir, la relación entre sus distintas colecciones.
El proyecto se desarrolla de forma anual y de la misma manera en la que Mendizabal invitó a Aranberri a participar en él, ahora será el de Deba el que curse una nueva invitación que se dará a conocer en futuro próximo.
En este sentido, el nuevo creador tendrá tres ámbitos de trabajo posibles sobre los que elegir: la colección, la museografía o el contexto y la historia. En el caso del debatarra, Mendizabal comentó que se “ha sumergido en las tres categorías”, al tiempo que reconoció en la instalación de aquel cierto “eco” de su Soft Focus, en la que el artista ordiziarra, a través de 70 fotografías de Sigfrido Koch, establecía la citada relación o diálogo entre la doble identidad del museo, que se abre a nuevas miradas.