Entrevista a un pederasta confeso y a sus víctimas
El ‘caso Maristas’, que consta de 43 denuncias a 13 profesores de Catalunya por abusos a menores, llega hoy al Festival de Cine y Derechos Humanos a través de ‘Shootball’.
El cineasta Félix Colomer, después de haber pasado por La Semici de Valladolid, presenta en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia su documental Shootball, un crudo relato del caso Maristas, que reúne, por primera vez en una producción estatal, una entrevista a un “pederasta confeso”, además de a varias de sus víctimas que narran su traumática experiencia a cara descubierta.
Shootball es la historia del profesor de gimnasia Joaquín Benítez pero, sobre todo, es la historia de Manuel Barbero, padre de Toni, un joven del que Benítez abusó. El joven mantuvo aquel abuso en secreto hasta que en 2013 se lo contó a sus padres, al colegio -era el segundo caso del que tenían constancia tras el que llevó a la expulsión de Benítez un par de años antes- y denunció al exprofesor ante la Justicia. “Yo perdí mi virginidad con una violación”, se lamenta Toni Barbero en el filme documental. Es entonces cuando su padre descubrió que, pese a haber tenido conocimiento previo de este tipo de hechos, ni los Maristas ni nadie había iniciado una investigación para conocer si había cometido más abusos a otros menores.
Barbero colocó en su barrio carteles que “solo permanecieron puestos seis horas” advirtiendo de quién era Benítez, lo que había hecho e instando a ponerse en contacto con él mediante una dirección de correo electrónico. En las pocas horas que estuvieron colgados, recibió un centenar de correos electrónicos que con el tiempo se convirtieron en 43 denuncias a trece profesores de hasta tres colegios Maristas en Catalunya que abusaron de niños de entre seis y catorce años durante cuatro décadas.
Las denuncias contra Benítez se encuentran a espera de juicio, que se llevará a cabo dentro de “seis u ocho meses”, según explico ayer Barbero en la presentación de la película ante la prensa. La Fiscalía pide 22 años de cárcel para el acusado.
El director del documental relató cómo consiguió que el “pederasta confeso” participase en el filme -Benítez ya había ofrecido una entrevista en 2016 a El Periódico de Catalunya reconociendo sus actos-. Colomer le aseguró que todo el mundo le veía como un “monstruo” y que esta era la oportunidad que tenía de ofrecer su visión. No obstante, el cineasta dejó claro que no era su intención exculpar a Benítez ni generar “empatía” permitiéndole contar su versión.
Es más, en Shootball el propio Colomer se convierte en protagonista para cuestionar las palabras y censurar los actos del exprofesor. A su vez, el cineasta indicó que la sociedad no está acostumbrada a escuchar este tipo de testimonios y que puede ayudar para “estudiar la psicología” de estas personas. Manuel Barbero consideró “interesante aprender del mal para poder entenderlo y combatirlo”.
Asimismo, el filme también busca poner sobre la mesa cómo las instituciones “han mirado para otro lado”: “Muchas instituciones permitieron que este malo siguiese suelto”. “Las instituciones no lo han querido ver. Y si no lo vemos de frente no vamos a poder acabar con esta lacra”, sentenció el padre de la víctima.
evolución Shootball establece un paralelismo entre Benítez y Barbero. Ambos pertenecen a una prole de ocho hermanos, ambos tienen un hermano gemelo y ambos fueron víctimas de abusos.
Mientras que el exprofesor se justifica ante la cámara diciendo que todo lo hizo debido a lo que vivió en su infancia; el caso de Barbero, en cambio, muestra otra realidad. De pequeño “un desconocido” también abusó de él -lo relata en su libro Un silencio a gritos-, algo que no había contado a nadie hasta que su hijo Toni tropezó “con la misma piedra”.
Colomer alabó la “evolución” de Barbero en todo este proceso. En un inicio al enterarse de lo ocurrido quiso “matar” al pederasta. Después reflexionó y comenzó a trabajar para que la justicia imperase y para que ningún otro niño fuese violado hasta constituir la asociación para la prevención de los abusos y el maltrato a los menores Mans Petites. Y es que el final para ambos no puede ser más distinto. Tal y como reza el lema del cartel de Shootball: Un mismo camino con distinto destino.
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