Monólogos, coreógrafas y nuevo circo

Desde mañana y hasta el jueves, Donostia se convertirá en epicentro ineludible para profesionales y amantes de las artes escénicas. La vigésimo tercera edición de dFeria ofrecerá 30 funciones de 29 compañías diferentes que mostrarán sus trabajos de teatro, danza y circo. Las sesiones, huelga decirlo, están abiertas al público, pero serán seguidas con especial interés por unos 150 programadores, 50 distribuidores, otros tantos periodistas y un buen número de profesionales de otros ámbitos que también se han acreditado.

UN “regalazo” para jorge Sanz Todos los artistas que mañana levantarán el telón en la primera jornada de la feria han circulado ya ante la prensa para presentar sus propuestas. La cara visible de la inauguración es sin duda Jorge Sanz, que interpreta en Tiempo a un hombre a quien acaban de comunicarle que le quedan 90 minutos de vida. Sabedor de que “diga lo que diga” sus palabras no tendrán “consecuencias legales”, el personaje tiene “libertad absoluta” para “atreverse” con todo: la banca, la monarquía, la política... “Es un monólogo pero no es stand-up comedy, sino una función teatral”, advirtió el protagonista sobre un texto escrito en catalán por Quim Mansferrer, fundador de la compañía Teatre de Guerrilla. El propio autor y actor lo ha protagonizado con éxito en Catalunya bajo la dirección de Ramon Fontserè, de Els Joglars, que también ha ayudado a Jorge Sanz a levantar su propia versión en castellano. Ambos se convirtieron en “amigos inseparables” a raíz del rodaje de Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013), de David Trueba.

“Quim y Ramon no son conscientes del regalazo que me han hecho con Tiempo”, afirmó el intérprete, que no subía a un escenario desde la gira de Crimen perfecto (2011). En la rueda de prensa de ayer se mostró confiado en “no defraudar” al público del Teatro Principal (18.30 horas) con un papel distinto a los que suele interpretar y que propone un “cruce de emociones”: “Pensaba que no podría lograr algo tan difícil como hacer llorar y reír al público. Muchos espectadores no se dan cuenta de que están viendo una comedia hasta la mitad de la función”. El espectáculo, “físicamente muy exigente”, comienza con “cadencia lenta, coge velocidad y acaba con un ritmo frenético”, pero desde el inicio, el protagonista rompe “la cuarta pared” y se dirige a la audiencia como si fuera Jorge Sanz, un poco en la línea de la serie televisiva ¿Qué fue de Jorge Sanz?, que ayer estrenó su último capítulo. Así, la pieza contiene divagaciones sobre el tiempo, momentos oníricos y mucho “metateatro”.

Khalo, desnuda Sin abandonar el género del monólogo, Frida (Kutxa Kultur Kluba, 17.00), un texto del autor mexicano Humberto Robles, ha propiciado el reencuentro entre el director Paco Obregón y la actriz Rosa Martínez-Alcocer, nombres históricos de la célebre compañía vasca Geroa que luego de 20 años vuelven a trabajar juntos. La intérprete encarna a Frida Khalo, que en el Día de Muertos organiza una fiesta en la que “revive momentos cruciales de su vida”. “Lo que me enamoró es que no sólo vemos a la artista, sino todas las aristas de su trayectoria vital. Es una Frida muy desnuda que no esconde los aspectos más oscuros y menos agradables”, aseguró Martínez-Alcocer, que también destacó la “honestidad, sencillez y corazón” del texto.

El eibartarra Fran Lasuen, que toca el violín en directo, no usa la música a modo incidental, sino para “subrayar” algunos instantes como “parte de la dramaturgia”. Son “pinceladas” que ilustran el imaginario de la propia Frida, “una figura muy poliédrica”, y evocan sus encuentros con personajes como su amado Diego Rivera, Trotsky, Rockefeller o André Breton. Estrenado en septiembre en Durango, este monólogo ha sido un auténtico éxito en Latinoamérica, y no sólo en México, sino también en países como Perú y Uruguay.

Viaje emocional La compañía donostiarra Hika ha realizado ya una veintena de representaciones de Koaderno zuri y tiene otras tantas pendientes por Euskadi. Mañana la presentará en euskera en Intxaurrondo (20.00) y el martes, en castellano (10.00), idioma en el que sólo han hecho dos funciones previas. “Será casi un estreno”, advirtió Agurtzane Intxaurraga, actriz, directora de la obra y coautora del texto junto a Arantxa Iturbe. Su intención ahora es “dar el salto” y mostrar su trabajo por todo el Estado.

Intxaurraga se ha inspirado en La casa de Bernarda Alba para crear una historia original que transcurre en Euskal Herria, donde “no hace mucho tiempo también había muchas bernardas, madres castradoras que educaban a sus hijas en la fe ciega y la rectitud”. La obra comienza con el reencuentro de Begoña (Miren Gojenol) y Arrate (Itziar Ituño), dos hermanas que tras 25 años sin verse se reúnen con motivo de la muerte de su madre, a la que interpreta la propia directora. “La primera hija optó por la rebeldía y huyó a África, mientras que la segunda eligió la obediencia y se quedó con la madre”. El choque está servido en este “viaje emocional impresionante” en el que la tragedia deja también paso al humor.

Teatro íntimo Kabia Teatro traerá desde Bizkaia una pequeña pieza de 15 minutos, El árbol de Hiroshima (Espacio 2016, 20.30 y 0.30), que comienza cuando un hombre desesperado trata de poner fin a su existencia colgándose de un árbol. El subtítulo, Breve ensoñación cómica sobre el azar y la desesperanza, aporta pistas sobre una propuesta protagonizada por Joseba Uríbarri, Iosu Florentino y Yolanda Bustillo, que entona canciones antiguas en japonés, camboyano y hebreo. Premiada en las IV Jornadas de Teatro Breve Pabellón 6 (Bilbao) y en el II Certamen Nacional de Microteatro de Badarán, El árbol de Hiroshima es una obra “bella y pequeña en su concepto” pero llena de “poesía y ensueño”. Tiene muy poco texto porque principalmente se apoya en la gestualidad y entronca con el “concepto de teatro íntimo” que casi permite al espectador sentir la respiración de los intérpretes.

Danza y Nuevo circo Pero la encargada de abrir la feria será Gold Dust Rush (Gazteszena, 13.00), de la mallorquina Eulàlia Bergadà, que dirige y protagoniza la pieza junto a otros tres bailarines y una violinista que ejecuta la música en directo. Este “viaje a través de las ideas de luz y oscuridad” está centrado en el delirio, “no como enfermedad, sino como los desórdenes internos derivados de un choque: el de los anhelos que tenemos desde que nacemos con la realidad cuando crecemos”. En ese periplo “metafórico”, el espectador distinguirá tres lugares: el jardín representa la inocencia, el instinto y el aprendizaje; el santuario alude al delirio místico y a los sueños de adolescencia, y finalmente, la discoteca es la fiesta, el espacio donde la catarsis puede liberar los instintos de forma real o como pose, todo ello aderezado con mucha “sexualidad y sensualidad”.

Bergadà definió su montaje -el segundo de grandes dimensiones tras Flying Pigs (2015)- como “una explosión de emociones” contenidas en el propio título, que en castellano significa Fiebre del polvo de oro. “La fiebre remite al delirio, a la catarsis y al desorden; el oro, al brillo, al cosmos y a la ilusión, y el polvo a lo efímero y a que todos somos polvo: polvo eres y en polvo te convertirás”, dijo citando la frase bíblica, pues sus coreografías suelen tener siempre “un punto religioso y perverso”.

También en el apartado dedicado a la danza, otra mujer coreógrafa, Olatz de Andrés, presenta su nueva creación, The Endgame (23.00, Victoria Eugenia Club). Su leitmotiv es el ajedrez, que sirve a la donostiarra para ofrecer “una metáfora de la vida, de la organización social y del juego de poder”. La pieza se estructura sobre la base de una partida mítica y real, La inmortal, que en 1851 disputaron en Londres Adolf Anderssen y Lionel Kieseritzky. Mediante el “imaginario” ajedrecístico, la “lucha del triunfo y el fracaso” contrastan con “la fragilidad y al sutileza del ser humano”. Además de las coreografías, el montaje incluye texto que ayuda a “contextualizar” los movimientos y la partida.

La puesta en escena pivota sobre dos tableros, uno pequeño, donde se juega una partida real, y otro gigante, que es el propio escenario. Los cuatro bailarines, algunos vascos y otros extranjeros, se mueven por él en una especie de “doble tiempo”, uno “más dinámico” y otro “expandido” mediante recursos como la cámara lenta. “Unos interpretan a los jugadores y otros a las piezas, aunque a medida que avanza el espectáculo, son más piezas que jugadores”, afirmó De Andrés, que ideó esta propuesta durante un máster realizado en Londres y después la amplió con el apoyo del programa Amphitryon de Alhóndiga Bilbao y del Gobierno Vasco.

También guarda relación con la danza el espectáculo de nuevo circo A Corps Perdus, de la bordelesa Bivouoac Compagnie, que hoy, víspera del inicio de dFeria, ofrecerá una función extra en el Victoria Eugenia (20.00 horas) y que mañana, ya durante la feria, repetirá a las 20.30.

‘Gold Dust Rush’ (Eulàlia Bergadà). Viaje visual y sonoro en torno al delirio. Gazteszena (13.00 horas). Danza.

‘Frida’ (Iris Teatro). Frida Kahlo es una gran fiesta en la que se celebra, ni más ni menos, toda una vida. Kutxa Kultur Kluba (17.00). Teatro.

‘Tiempo’ (Teatre de Guerrilla). Le acaban de comunicar que le quedan 90 minutos de vida: una hora y media de la más auténtica y plena libertad que nunca podrá gozar un ser humano. Teatro Principal (18.30). Teatro.

‘Koadernoa zuri’ (Hika Teatroa). Tras 25 años sin saber apenas la una de la otra, dos hermanas se encuentran en casa de su madre, al poco de morir esta. Intxaurrondo (20.00). Teatro.

‘A Corps Perdus’ (Bivouoac Compagnie). Espectáculo íntimo compuesto de apariciones, metamorfosis e historias efímeras. Victoria Eugenia (20.30). Nuevo circo.

‘El árbol de Hiroshima’ (Kabia Teatro). Un hombre desesperado por esperar demasiado de la vida, soga en mano, busca poner punto final a su existencia. Espacio 2016 (20.30 y 0.30). Teatro.

‘The Endgame’ (Lokke / Olatz de Andrés). En una partida de ajedrez, una de las jugadoras se queda embelesada por la belleza de un movimiento. Victoria Eugenia Club (23.00). Danza.

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Es el número de espectáculos de la jornada inaugural de dFeria.