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Leonard Cohen, en carne viva

El realizador británico Tony Palmer asistirá hoy a la proyección de ‘Bird On A Wire’, el recuperado documental que rodó hace 45 años y que refleja la cara más íntima y frágil del fallecido músico

Leonard Cohen, en carne vivaFoto: N.G.

El público del Dock Of The Bay tendrá la oportunidad de conocer la faceta más íntima y frágil de Leonard Cohen gracias a Bird On A Wire, un documental que retrata al músico a sus 37 años, en una época en la que su éxito incipiente iba acompañado de dudas y tribulaciones. El director de la película, el británico Tony Palmer, estará hoy en el Teatro Principal para recordar la tortuosa gestación de una película que tardó varias décadas en ver la luz.

Corría el año 1972 cuando Palmer recibió el encargo de realizar un documental sobre el tour europeo de Cohen. La iniciativa partió de su manager, Marty Machat, que temía que aquella fuera la última gira del canadiense y pensó que sería una buena idea registrarla en imágenes. El artista no atravesaba por un buen momento: no disfrutaba de las extenuantes series de conciertos, se veía como un intérprete pobre sobre el escenario y se sentía acomplejado por las discretas ventas de sus tres primeros discos. Por ello, aceptó protagonizar una película que tal vez le acercaría a un público más amplio. Incluso estuvo de acuerdo con la única condición impuesta por Palmer: tener “acceso total” y libertad de movimientos para filmar lo que quisiera. “Muy a regañadientes, aceptó, y Machat dijo que pagaría por la película para que Leonard no estuviera agobiado por los gastos”, recuerda ahora el realizador, que viajó empotrado con la troupe del canadiense durante los 20 conciertos que comenzaron en Dublín y finalizaron en Jerusalén.

Al mes de finalizar la gira, Palmer entregó el montaje de la cinta pero a Leonard Cohen le pareció excesivamente “íntima”. Pensaba que la película era “demasiado conflictiva” y le preocupaba que a menudo ofrecía una imagen de músico “agotado, incluso perdido”. Por respeto a Cohen, el director aceptó entregar al manager el material en bruto para que otra persona realizara un segundo montaje. La nueva versión del filme sólo se pudo ver en la noche de su estreno en Londres, en 1974, y resultó ser un “desastre” carente de calidad. “No fui invitado a aquella sesión y no vi la película hasta hace muy poco, pero si la hubiera visto entonces, habría insistido en que mi nombre fuera eliminado”, explica el cineasta.

Por extraño que parezca, Tony Palmer jamás guardó una copia del documental original, extraviado durante décadas. Sin embargo, en 2009 aparecieron 294 rollos de película en varias latas oxidadas que descansaban en un almacén de Hollywood. “Al principio creí que nada podría salvarse porque las latas no contenían el negativo, que sigue perdido. Algunas imágenes estaban en blanco y negro y otras habían sido cortadas en pedazos o presentaban infinidad de arañazos por el uso. Pero cuando en otra caja encontré la mayor parte de las pistas originales de sonido, supe que quizá podríamos completar el rompecabezas”, explica.

Así, “aprovechando al máximo la tecnología digital”, el realizador invirtió meses y meses de trabajo para ensamblar, pieza por pieza, los 3.000 fragmentos de película y restaurarla según su idea primigenia. “El resultado no es perfecto, pero está muy cerca del espíritu del original”, sostiene Palmer, que hoy a las 18.15 horas estará en el Principal para presentar un trabajo estrenado en 2010 y que cuenta con su propia edición en DVD. Tal vez también aproveche para contar alguna anécdota sobre su prolífica labor de documentalista musical, pues ante su cámara han desfilado artistas como The Beatles, Jimi Hendrix, Rory Gallagher o Frank Zappa.

Cohen, al desnudo Bird On A Wire, que también es el título de uno de los himnos de Leonard Cohen, comienza con el protagonista leyendo un poema de uno de sus libros. Acto seguido, aparece sobre un escenario de Tel Aviv denunciando la brutalidad con la que los guardas de seguridad tratan al público. En diferentes momentos del documental, el músico se muestra muy cercano con sus fans, especialmente con las femeninas, con quienes flirtea pícaramente hasta que repara en la presencia de la cámara. También devuelve el dinero de la entrada a dos espectadores descontentos por los fallos técnicos registrados en una de las actuaciones...

Sorprende comprobar que hace 45 años Cohen ya era dueño de un cancionero incuestionable que incluía gemas como Suzanne, Sisters Of Mercy, The Partisan, Chelsea Hotel o Hey, That’s No Way To Say Googdbye. Todas ellas, y muchas más, van sonando intercaladas con fragmentos de entrevistas realizadas en habitaciones de hotel. Con los periodistas comparte algunos de sus miedos: habla, por ejemplo, de los “límites” de su talento o del temor a “perder el contacto con la emoción de la canción”, y también se muestra tajante al subrayar que “el éxito es la supervivencia”. Entre canción y canción bromea con el público e incluso admite el hartazgo que le provoca un hecho: “Estoy condenado a repetir mis canciones como un loro encadenado a su soporte”.

Cohen se desnuda, no solo de manera física como cuando nada sin traje de baño en la piscina, sino emocionalmente. Hacia el final de la cinta, durante el concierto de despedida de gira en Jerusalén, el canadiense se derrumba, incapaz de seguir adelante, y deja plantada momentáneamente a la audiencia. En el camerino, rodeado de sus músicos y colaboradores, se muestra en carne viva y llora abiertamente ante la cámara. Cuando parece a punto de sucumbir al miedo escénico, regresa a escena y emociona hasta el vértigo con una arrebatadora versión de So Long, Marianne.

Años antes de su fallecimiento en noviembre de 2016, Leonard Cohen tuvo la oportunidad de ver la versión definitiva y, al parecer, le dio su beneplácito, según ha confesado Tony Palmer. “Ahora, mirando hacia atrás, mi admiración por Cohen como poeta, cantante y hombre, no ha menguado. La película original fue hecha con amor y espero que la calidad vuelva a brillar a través de la película restaurada”, dejó escrito Palmer antes de la muerte del músico.

‘Danny Says’ Por otro lado, hoy a las 21.30 horas tendrá lugar la segunda proyección de la jornada, Danny Says (2015), un documental de Brendan Toller que toma su nombre de la célebre balada que los Ramones dedicaron a su manager, Danny Fields. Muchos creen que sin él no habría existido el punk rock, pues su contribución al mundillo fue determinante en los años 60, 70 y 80. Basta con citar solo algunos de los artistas para los que trabajó: Iggy Pop y The Stooges, MC5, Jim Morrison, Lou Reed, Nico, Judy Collins? Casi nada.

Todas las proyecciones de la jornada serán en el Teatro Principal.18.15 horas. El realizador británico Tony Palmer presentará en persona la proyección de Bird On A Wire, la versión definitiva de la película que rodó en 1972 durante la gira europea de Leonard Cohen, que entonces contaba con 37 años.

21.30. Pase del documental Danny Says, que aborda la figura de Danny Fields, manager, publicista y periodista que en la edad dorada del punk rock trabajó con Iggy Pop y los Stooges, MC5 y los Ramones, entre muchos otros.