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‘Omega’, el disco que devoró el purismo flamenco

Antonio Arias, líder de Lagartija Nick, habla del álbum en su 20º aniversario

‘Omega’, el disco que devoró el purismo flamencoFoto: Efe

córdoba - Si La Leyenda del Tiempo de Camarón es el alfa del nuevo flamenco, Omega, de Morente y Lagartija Nick, es el omega del purismo, porque allí donde José Monge rompió la ventana, Morente llegó hace 20 años y derribó la casa entera con su visión eléctrica de Leonard Cohen y Federico García Lorca.

Antonio Arias, líder de Lagartija Nick, dice que ambas obras llevan por título versos de Lorca, y, en cierta manera, están hermanadas por la fascinación de un cantaor por confrontar la tradición flamenca con el rock y colocar su voz sobre una banda. “Nosotros estábamos aplicando aquello que decía Manuel de Falla de que el flamenco lo que hace es recrear la naturaleza que le rodea. Solo que estábamos recreando la naturaleza que nos envolvía, que era industrial, mecánica y ruidosa”, recuerda Arias en una entrevista con motivo del 20º aniversario de Omega (1996).

Aquel cancionero era de naturaleza volcánica, tanto que, cuando se presentó por vez primera en el Teatro Albéniz de Madrid, Lagartija Nick y Morente tuvieron que esconderse en el teatro ante el revuelo armado. Fue todo ocurrencia del maestro, que quiso que, acabado el recital flamenco que acababa de dar con Tomatito, Lagartija Nick aparecieran sin previo aviso y se lanzaran a tocar con toda su furia eléctrica Omega. El seísmo entre flamencos -y rockeros- fue legendario.

Y, aunque los movimientos sísmicos en el flamenco son ruidosos, pocos han alcanzado la magnitud del lanzamiento de Omega, a pesar de que, tal y como Arias reflexiona, ya existía en Andalucía una riquísima tradición de rock flamenco. De hecho, la animadversión no solo se dio en el ambiente flamenco, sino que se extendió al mundillo del rock, que no aceptaba la osadía de aquel cantaor que quería ser rockero, y que por fin había encontrado una banda, liderada por un rockero que, a su vez, “quería ser flamenco”. “Fue el primer caso de bullying musical en la historia del rock en España”, ironiza Arias.

Su maqueta contenía Omega, versos de Lorca que darían título al disco, y germen de un álbum que trazaba un retorno imaginario. “Al final, nos centramos más en Poeta en Nueva York que en las versiones de Cohen, pero para el directo nos venía muy bien adaptarlas”, rememora Arias, que destaca la manera en que Morente murmuraba verso a verso las poesías hasta hacerlas canciones.

Para el líder de Lagartija Nick, Morente era interesante por “lo que había en su garganta y en su cabeza”, aunque, una vez sellada la alianza, su relación acabó siendo otra cosa. “Yo le temía porque, cuando te llamaba para comer, tenías que pillarte una semana libre”, bromea al respecto.

Con un documental que se estrena esta semana en el In-Edit de Barcelona y una reedición que incluirá por primera vez una versión del disco en vinilo: “Con lo raro que es que la gente se acuerde de un disco de un año para otro, y este le sigue gustando a todo el mundo”.

“Es un disco que a la gente le mueve por dentro. Es el único en el que he participado del que ha hablado bien Leonard Cohen, Lou Reed, Sonic Youth...”, apostilla Arias, que cree que, en la actualidad, salvando a Niño de Elche, Fernando Vacas o Los Planetas, no hay tantos artistas que entren en la casa que derribó Morente.