Vasallo ensalza el “carácter punk” del Romanticismo

donostia - Con los fantasmas presentes de fallidos expedicionarios del siglo XIX, Diego Vasallo se deja fascinar por el “carácter punk” del Romanticismo para relanzar su carrera personal con un disco y un libro que, como los autores de aquel movimiento, homenajea la audacia y la memoria.

Fruto de esa inspiración, ayer se lanzó en plataformas digitales Baladas para un autorretrato (Subterfuge Records), su undécimo álbum de estudio en solitario, a la vez que el libro Al margen de los días. Poemas, pinturas y baladas (Harpo Libros).

Supone dejar Duncan Dhu “en puntos suspensivos”, aunque sin descartar nuevas reuniones del dúo “para cosas esporádicas y proyectos concretos”, ya sea para conciertos o la grabación de un álbum como el que les precede a ambos, El duelo (2013). De él se quedó Vasallo “muy satisfecho”: “Para mí está entre los tres o cuatro mejores de Duncan Dhu”, ratifica.

Nada tiene que ver con su nueva aventura particular, un trabajo de pocos cortes, como acostumbra, que nacieron tomándose mucho tiempo entre uno y otro. “No hay más canciones que estas”, confirma sobre ocho joyas aisladas, compuestas en los últimos cuatro años.

Grabadas y mezcladas sin embargo en un proceso muy rápido de solo diez días, con toda la banda a la vez, el conjunto no pierde cohesión, imbuido de una producción mucho menos austera que la de su predecesor, Canciones en ruinas (2010).

“Después de aquel, no había recorrido para poder vaciarme más, porque entonces llegamos ya a una desnudez muy severa”, reconoce.

El nuevo disco se abre con una canción serpenteante, Ruido en el desierto, “un arranque intencionado algo más rotundo, duro y con una guitarra eléctrica bastante ácida”, antes de pasar a cortes con melodía más marcada.

En el juego de texturas, intentado extraer resultados sorprendentes de estilos ya conocidos, se percibe en su opinión el influjo de Tom Waits en la producción, una labor que esta vez ha compartido con Fernando Macaya en su estudio de Santander y que ha permitido incorporar al “vecino” Quique González en un par de temas, tocando piano y armonio.

De este modo, Baladas para un autorretrato se convierte en el primer álbum que no graba junto al productor Suso Saiz en muchos años por “cuestiones logísticas”. “Los discos que hice con él son clave en mi carrera. Él me enseñó el camino”, subraya. Fue con Saiz, por ejemplo, con el que encontró una voz más propia que se mantiene aquí, “cantando menos, en tonos más bajos, más susurrado, medio recitado”, lo que permite centrar más la atención en lo que se dice.

“Siempre me he sentido más escritor que intérprete. De hecho, nunca me he considerado un cantante. Al menos no un cantante al uso, algo que tampoco he pretendido ser”, afirma.

Esa faceta se reafirma con la publicación del libro Al margen de los días. Poemas, pinturas y baladas, con piezas recopiladas desde 2011 hasta ahora, fruto de viajes, paseos por la calle y cafés a media mañana.

“Los poemas y las canciones no tienen una relación temática directa, pero sí que participan de un mismo espíritu, de mi forma de ver la realidad”, apunta.

En esa forma de filtrar lo que le rodea, juega un papel importante la memoria. “El pasado siempre es un buen material y yo tiro mucho de sensaciones, recuerdos e imágenes. Se me da peor el discurso narrativo, la ficción pura y dura”, puntualiza.

Entre esas imágenes, se repiten paisajes y escenarios ajados por el paso del tiempo, “cierta mirada melancólica, nebulosa, que tiene más conexión con el otoño y el invierno”, añade, como la de la fallida expedición al Ártico que en el siglo XIX emprendió sir John Franklin.

Baladas de un autorretrato se lanzará en formato físico (CD y vinilo) el 21 de octubre y ese día realizará un pequeño concierto en un centro comercial de Madrid, antes de sus actuaciones el 20 de noviembre en el Victoria Eugenia de Donostia y el 5 de ese mismo mes en la sala Berlanga de la capital española.