a pesar de sus 74 años, Graham Nash (Blackpool, Reino Unido, 1942) está como un chaval. Grande del folk-rock del último medio siglo desde las filas de The Hollies y del grupo Crosby, Stills & Nash (CSN, con Young en ocasiones), se ha divorciado de su esposa tras décadas de matrimonio y tiene un nuevo amor, Amy Grantham, artista neoyorquina mucho más joven que él? También tiene un disco nuevo, This path tonight (Warner), en el que a lomos del folk, rock y country de los 70, refleja su vida actual, sus deseos y dudas, en “el disco más íntimo” de su carrera, que hoy presentará en Sondika y mañana en el Victoria Eugenia de Donostia a las 19.00 horas.

Nash, uno de los grandes del rock de todos los tiempos, se dio a conocer al frente del grupo británico The Hollies en los 60, con el que grabó clásicos como The air that I breathe, Just one look o Long cold woman?, antes de abandonar la banda para hacer historia en la década siguiente en USA junto a Steven Stills y David Crosby gracias a sus armonías vocales y canciones inmortales como Teach your children, Our house o Marrakesh Express.

Nadie pensaba que tras un silencio de casi década y media, a sus 74 años y tras centrarse últimamente en trabajos de producción y en aficiones como la fotografía y la pintura, Nash regresara con un destacable disco, This path tonight. Y mucho menos que a su edad se le pudiera ver defenderlo mañana en la capital guipuzcoana después de participar en el Festival Music Legends, que estos días reúne en Sondika a figuras como Los Lobos, Jethro Tull, Bob Geldof, o Elliott Murphy.

Este nuevo álbum incluye una decena de temas originales compuestos a medias con Shane Fontayne, guitarrista y productor que acompañó a Springsteen en los 90 y ha colaborado con Ian Hunter y Joe Cocker, entre otros.

diario musical El disco, que se ha puesto a la venta en formato vinilo, solo CD y CD más un DVD con un concierto de más de dos horas, está marcado por varios sucesos importantes para Nash: “Es un viaje sobre mí mismo, una especie de autodescubrimiento a través de la creación y la pasión absolutas”. Así, el disco se ha convertido en un diario, una especie de viaje personal sobre su estado actual. Arroja sabiduría y madurez, como las canciones septuagenarias de Kris Kristofferson aunque, al mismo tiempo, tiene la energía del joven enamorado. Un repertorio que va del disfrute de la sensación de libertad al temor de lo que le deparará el futuro inmediato a un hombre de su edad.

“¿Adónde vamos/ adónde me conducirá este camino esta noche?... intento responder todas las preguntas? lo haré lo mejor que pueda”, canta Nash en el tema que titula su disco, en el que aunque reconoce los peligros que le acechan dice “estar en marcha”, dispuesto a luchar por “la luz y la vida”. En él alterna la electricidad y el aliento acústico, como en el resto de un álbum de sonido clásico, que indaga en las raíces del folk y el rock con baladas estremecedoras y acústicas como Myself at last y Target, con armónicas deliciosas y bellos coros y empastes vocales. También hay aires country (con slides en Cracks in the city y Beneath the waves) rock (Fire down below) y piezas más oscuras y psicodélicas, como el homenaje que realiza a Levon Helm, de The Band, en Back home, donde afronta su edad avanzada al cantar “la Madre Tierra pronto llamará para regresar a casa”. No es su única mirada al pasado, ya que en Golden days, recuerda “los viejos tiempos, tiempos rotos, tiempos de oro” y se pregunta “qué le sucedió al lema ‘todo lo que necesitas es amor”.

Nash, que a sus 74 años dice estar “on fire” gracias a su nueva pareja, le canta a la vida, las dudas y la muerte en un disco que se plantea como “un viaje íntimo” pero en el que, en última instancia, todos podemos vernos reflejados, independientemente de la edad, cuando canta “por fin me he encontrado” o dice luchar por “mantenerse a flote, asustado por los mismos miedos” y tratando de no ahogarse entre las olas de “un mundo al que no le importa si vivimos o morimos”. Magnífico e inesperado regreso.