El cine árabe diluye el mito de la mujer sometida en los países del islam
El festival Seminci acogió ayer en su Sección Oficial las películas ‘Nahid’, de Ida Panahandeh, y ‘Dégradé’, de los hermanos Nasser
valladolid - La imagen que Occidente tiene de la mujer en la mayor parte de los países islámicos, sometida a una férrea interpretación del Corán y a los presupuestos de una sociedad machista, quedaron parcialmente desenfocados con la proyección, ayer en el festival de Valladolid, de sendas películas árabes. “Ser mujer no es nada fácil en ningún punto del planeta Tierra, pero es algo fascinante”, afirmó la directora iraní Ida Panahandeh al término de la proyección de Nahid, su primer largometraje, que ha concursado dentro de la Sección Oficial de la 60ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
Panahandeh, que estuvo acompañada de su esposo y coautor del guion, Arsalan Amiri, pidió a las mujeres de Occidente que acudan a Irán y comprueben por sí mismas la situación de las féminas en este país, lejos de estereotipos configurados durante décadas. Nahid es el relato de una joven divorciada que no puede emprender una nueva vida sin el riesgo de perder la custodia compartida de su hijo debido a la condición impuesta por su exmarido. Durante ocho años, evocó, muchas madres tuvieron que hacerse cargo de la educación y economía familiares “mientras los hombres se encontraban en la guerra”, como ocurrió con su marido.
Esta cinta compitió con Dégradé, de los hermanos gemelos y de nacionalidad palestina Tarzan y Arab Nasser, quienes se atrevieron a rodar una película, aunque en Ammán (Jordania), sobre un país como Palestina donde el cine es prácticamente un pecado. Ambientada en una peluquería situada en la franja de Gaza, los hermanos Nasser no obvian el conflicto armado contra Israel, pero prefirieron centrar sus críticas en la falta de unión y agresividad mutua, por su forma diferente de encarar el problema. No faltan críticas explícitas contra Hamás, los métodos terroristas y las mafias que constriñen a una población civil con vidas limitadas por su propia seguridad.
“Reflejar la realidad tal como es, representa el primer paso para el cambio”, explicaron los directores, quienes criticaron también el tratamiento estereotipado de la mujer palestina en las películas que narran el conflicto bélico contra Israel. “Son normales, hablan de todo y no todas llevan velo” como las trece protagonistas de Dégradé, que coinciden como clientas en la peluquería cuando se ven encerradas por una refriega armada en la calle. - Efe