irun - Desde mañana mismo, allí donde Irun tuvo una herida urbana causada por la Guerra Civil, con la destrucción de buena parte del entorno de las plazas de San Juan y Genaro Etxeandia, la cultura se abrirá paso con la apertura al público del nuevo espacio cultural Carlos Blanco Aguinaga.

Después de edificar hace ya unos años un aparcamiento subterráneo en este lugar, de la primera planta del subsuelo de la plaza de San Juan, a seis metros y medio bajo el suelo, emerge la nueva biblioteca de la ciudad, un espacio de 2.500 metros cuadrados que pasará a ser un punto de encuentro con la cultura y los libros, totalmente accesible y ubicado en el corazón de Irun.

La biblioteca abrió sus puertas el viernes de forma oficiosa y cientos de iruneses se acercaron a conocerla. Ayer a mediodía tuvo lugar el acto más solemne de inauguración, con la presencia de Alda, María Juncal y Renato Blanco, los tres hijos de Carlos Blanco Aguinaga, el irunés exiliado con la Guerra Civil que luego fue un gran filólogo, hispanista y autor de innumerables trabajos de investigación, crítica literaria y ensayo. No quisieron perderse este acto y viajaron desde California para estar ayer en la que también es su ciudad.

El alcalde de Irun, José Antonio Santano, inició el acto dando la bienvenida “a un espacio que Irun ha inventado en el centro mismo de la ciudad, un nuevo corazón cultural” al que han puesto el nombre de Carlos Blanco Aguinaga, “por la figura que fue en el mundo de las letras y también, como reconocimiento a tantos irundarras que tuvieron que exiliarse por la Guerra Civil”.

“No es habitual, en estos tiempos, inaugurar un espacio cultural de las dimensiones de este”, reconoció el primer edil irundarra, quien afirmó que “la ciudad ha aprovechado la oportunidad que se abría con la recuperación del entorno de San Juan y Etxeandia” tras décadas y décadas en las que este espacio permaneció desaprovechado y sin reconstruir.

Irun va a tener en el espacio cultural CBA, como ya ha sido bautizado por muchos, “una biblioteca y algo más, un lugar en el que los jóvenes y la cultura van a ser protagonistas y que va a tener múltiples usos”; un equipamiento amplio, luminoso y multifuncional “que invita a pasear, a charlar, a pasar el tiempo con los amigos, los hijos o los nietos”, auguró el primer edil.

emocionados Por su parte, Alda Blanco señaló que su familia está “profundamente emocionada y agradecida a Irun y a su Ayuntamiento por este homenaje” a la figura de su padre, que “siempre llevó a Irun y a su calle Santiago en el corazón”.

“Siendo niños, Irun y la calle Santiago eran lugares míticos para nosotros, por todo lo que nos contaba nuestro padre, y el sueño de la abuela era que yo misma y mi hermana María Juncal fuéramos, algún día, cantineras del Alarde de San Marcial”, rememoró Alda Blanco.

La hija de Carlos Blanco Aguinaga recordó cómo su padre los trajo a conocer Irun “en el año 1963” y siguieron viniendo “con frecuencia”.

“Pocos días después de fallecer nuestro padre, el 11 de septiembre de 2013, recibimos un correo del alcalde Santano con la propuesta de dar a esta biblioteca el nombre de Carlos Blanco Aguinaga”, recordó Alda Blanco.

“Le hubiera emocionado ver en su ciudad un espacio tan maravilloso dedicado a la cultura, al estudio, a contar cuentos para los niños... Carlos Blanco Aguinaga vuelve desde hoy a su Irun, a este espacio de lectura y reflexión”, concluyó su hija.

Cada uno en su lugar. Además de una amplia y diáfana zona de préstamo principal que rodea el patio central, la biblioteca CBA, en sus 2.500 metros cuadrados, tiene espacios diferenciados para niños y bebés, una biblioteca y sala juvenil y una amplia sala de estudio, enfocada sobre todo a los universitarios. Además, se ha trasladado la Oficina de Información Juvenil y también habrá un segundo KZ Gunea, que dará respiro al de la plaza Pío XII, que estaba ya muy saturado.

Nombres ilustres. El centro lleva el nombre de Carlos Blanco Aguinaga pero, además, algunas de sus salas están dedicadas a gentes de la cultura, iruneses o no de nacimiento, que tuvieron fuertes lazos con la ciudad: Luis de Uranzu, María Elena de Arizmendi, Amalia Balzola, Elfidio Alonso y José Antonio Loidi.

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Millones de euros es lo que ha costado este nuevo espacio cultural irunés. Las obras corrieron a cargo de la empresa Obegisa y se llevaron a cabo en un plazo de catorce meses y medio.