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“Se buscan nuevos timbres y se trabaja con la informática, pero la esencia de la txalaparta es la misma”

“Un tablón de madera tocado por dos personas” es la esencia de la txalaparta para Félix Cortazar, de 47 años que toca este instrumento desde hace 26 años

“Se buscan nuevos timbres y se trabaja con la informática, pero la esencia de la txalaparta es la misma”

iruñea - A sus 47 años, Félix Cortazar (Bilbao) lleva tocando la txalaparta desde hace 26. Alumno de Juan Mari Beltrán (promotor de la llamada nueva era de la txalaparta), cree que pese a los nuevos ritmos y timbres que exploran los músicos con este instrumento y a la incorporación de la tecnología a la txalaparta, la esencia de este ancestral instrumento siempre va a ser “un tablón de madera tocado por dos personas”. “Tenemos que ser abiertos sin olvidar la tradición”, resume este músico.

¿Cómo se inicia en el mundo de la txalaparta?

-Yo empecé hace 26 años. Para las personas de mi generación, el ocio era bailar o estar en un centro de actividades y, siendo joven, después de estar 20 años bailando, me planteé dar un paso más y empecé a tocar la pandereta y la txalaparta. Tuve la oportunidad de que me enseñase Juan Mari Beltrán, que vino desde Hernani a dar cursos en el Bizkaiko Dantzarien Biltzarra, la asociación de grupos de dantzas de Bizkaia. En ese momento empecé y poco a poco he llegado hasta aquí, con altibajos porque la txalaparta es un instrumento para dos personas por lo que necesitas una pareja estable para tocar. Y parejas estables, que lleven tocando la txalaparta desde el principio, que conozca yo habrá dos o tres.

¿Era un instrumento minoritario, poco conocido?

-Siempre ha sido un instrumento muy místico... Como te digo, conmigo empezaron unas 30 personas a aprender, de esas se quedaron unas diez parejas estables y ahora conozco a dos o tres... Como anécdotas también recuerdo que hace unos quince años, cuando íbamos con la txalaparta a festivales, la gente pensaba que era una mesa y se sentaba encima o dejaba un vaso y una botella encima. En un festival en Galicia incluso una vez se pensaron que íbamos con una mesa para vender cosas. Pero cuando veían que la tocábamos con dos palos los dejábamos con la boca abierta. Siempre que hemos ido fuera, aunque al principio hubiera incertidumbre, después rompíamos mandíbulas. Claro, la gente te ve y dice pero qué van a hacer esos con las maderas... pero después siempre he tenido buenas experiencias y mucha aceptación.

En un reciente congreso internacional celebrado en Iruñea, debatieron sobre el estado en el que se encuentra la txalaparta, de dónde viene y a dónde va. Empecemos por el principio... ¿De dónde viene?

-La txalaparta viene porque del trabajo se pasa todo al juego. Cuando se hace la sidra, hay que machacar las manzanas, y ese ruido de cuando se machacan las manzanas es el ruido de la txalaparta, que se fue incorporando en las fiestas en las que se celebraba el final de la recogida de manzanas. Todos los pueblos del mundo pasan de las cosas del trabajo al juego. Igual que las traineras o los harrijasotzailes.

¿Y en qué situación se encuentra ahora este instrumento?

-Lo importante de la txalaparta es que es uno de los instrumentos más antiguos de todo Europa, al igual que ocurre con el euskera como idioma. Es tan peculiar y tan rica en sus características y su forma de tocar que es única en el mundo. Y esto siempre será así. Lo que ocurre es que lo que recibimos de los hermanos Artze y los Goikoetxea es que a partir de ellos la txalaparta nos da y nos pide más. Antes podíamos tocar todas las maderas que quisiéramos pero teníamos solo un timbre, así que estábamos muy limitados. Ahora lo que se está haciendo es tocar con piedra, con hierro e incluso con hielo. Es lo que nos piden los nuevos ritmos y lo que nos ha llevado a tocar una txalaparta melódica o afinada.

¿Qué os permite esta txalaparta melódica o afinada?

-Podemos tocar y participar en cualquier partitura, tocar cualquier canción y hacer cualquier nota. En este sentido, el grupo Hutsun tiene un vídeo increíble, Amélie (en el que versiona la BSO de la película Amelie) que demuestra lo que se puede hacer con una canción, la manera de dramatizarla... Es lo mismo que suelen hacer en Hernani o Sestao, que ahora lo hacen con tres txalapartas o cinco personas.

Experimentar, ¿no?

-Sí, pero sin desdeñar la tradición porque la txalaparta sigue estando ahí. No tocamos con las banquetas con las que se tocaba hace años, ahora utilizamos unos caballetes como soporte. Alguno de Bilbao te diría que si hace falta podemos poner unos caballetes de titanio (ríe), pero al final da igual, sean de oro, de plata o de titanio, o nos vistamos de australianos o de vascos para tocar... esto no deja de ser un adorno, un lazo más, y lo más importante sigue siendo la txalaparta.

¿Ha habido un boom de este instrumento en los últimos años?

-El boom te lo hace lo que escuchas. Si ahora aparece Madonna tocando con tres chicos la txalaparta piensas... qué bonita es la txalaparta... Pero antes ya estaba ahí, antes de que apareciesen Kepa Junkera o Laboa, que no tengo nada contra ellos y gracias también a ellos se nos ha quitado esa imagen de que somos unos hippies que estamos en la calle pegando golpes a un madero, y se ha visto que se pueden hacer cosas muy interesantes y contemporizar la txalaparta con cualquier tipo de música, incluso música techno.

¿Cree que se ha acabado con esa imagen de la que habla? ¿De unos hippies

-En primer lugar, toda la música es ruido. Y en segundo, tienes que partir de que lo que haces no le va a gustar a todo el mundo. Lo importante de la txalaparta es saber qué quieres hacer. No es juntarte y tocar lo que te sale pegando al madero. Es improvisación pero tocamos lo que queremos tocar, porque los recursos los tienes a base de tantos ensayos. Muchas veces nos pasa que nos quieren contratar para una boda y nos dicen que quieren dos horas de txalaparta y les decimos que no, porque esa boda solo se va a recordar por la txalaparta. Es como todo, en su momento y en su medida.

En el congreso de Iruñea se presentó un programa informático para la escritura de la txalaparta, un instrumento virtual... ¿Es esta la línea a seguir en el futuro?

-Nosotros tenemos un sistema de notación, pero nos faltaba un lugar donde trasladarlo y poder escucharlo y ahora hay programas informáticos con sistemas digitales MIDI que leen todo eso. Yo creo que el futuro seguirá siendo de la txalaparta tradicional, pero con otros timbres que estamos buscando y sobre todo con una manera de compartir nuestra notación. Por ejemplo, un piano electrónico puedes tocarlo con el sonido de una trompeta... ¿Por qué no vas a poder hacerlo con el sonido de la txalaparta? Los txalapartaris no nos tenemos que quedar en el esto es así y esto es cuadrado, tenemos que ser abiertos. Y esto no significa olvidar la tradición. Yo no conozco a ningún txalapartari que mire al futuro y se olvide del pasado, porque la esencia de la txalaparta siempre va a ser un tablón de madera tocado por dos personas a un ritmo binario. No nos vamos a olvidar nunca de tocar la txalaparta, solo enseñamos que con ella se pueden hacer también otras cosas.