NO entendía el cine sin pasión y sin compromiso, una máxima que también hizo suya en su vida. Ayer fallecía a los 78 años en su domicilio de Madrid Elías Querejeta (Hernani, 1934), el Productor (con P mayúscula), que siempre manifestó su confianza en la fuerza del cine para "poner problemas delante de los ojos" y concienciar sobre la importancia de "aquello que parece que no tiene valor".

La producción cinematográfica hecha arte, así es como se podría resumir el quehacer de Elías Querejeta, cuyas películas llevan bajo esta firma algo que se podría denominar como seguro de garantía de calidad. Cincuenta años dedicando su vida al cine, gracias a lo que el mundo ha podido descubrir a Saura, Erice, Chávarri, Gutiérrez Aragón o Montxo Armendáriz.

Querejeta, que siempre mantuvo su vínculo con Euskadi, comenzó a amar el cine cuando era apenas un niño, en Hernani, con las películas de Chaplin que se proyectaban sobre una sábana en su casa. A los 16 años, fundó un cine club antes de comenzar estudios universitarios en Ciencias Químicas y Derecho. Y con 18 empezó a jugar en la Real Sociedad de extremo, un espejo de su personalidad: en el filo del campo, sorteando con creatividad los obstáculos. Las crónicas apuntan a que era un futbolista de clase cuya cumbre fue el gol que le metió al Real Madrid en el estadio de Atocha en 1955 tras regatear a medio equipo. En una ocasión, cuando le preguntaron de qué se sentía más orgulloso en su carrera, exclamó, bromeando: "Del gol que le colé al Real Madrid".

Pero a los 23 años decidió colgar las botas para dedicarse a otra de sus grandes pasiones: el celuloide. Precisamente, al deporte rey le dedicó uno de sus primeros cortometrajes, A través del fútbol, que codirigió junto a otro histórico del cine vasco, Antxon Ezeiza, a principios de los 60, que fue prohibido por la censura por su contenido político reflejado a través de acontecimientos futbolísticos que arrancan con la primera Copa de España que se celebró en Madrid en 1902 para conmemorar la coronación de Alfonso XIII. No sería la única vez que tendría que lidiar con la lupa franquista, a la que tuvo que sortear a lo largo de toda su vida.

sus inicios Querejeta comenzó en el cine como autor de guiones, pero pronto decidió tomar "sus propias decisiones", como el mismo explicó, y montar su productora Querejeta PC (desde 1988 convertida en SL y de la que él era partícipe) para dedicarse ya casi por completo a la producción. Allí comenzó su relación con nombres como Carlos Saura (con el que firmó más de 15 títulos), Víctor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón, Ricardo Franco, Jaime Chávarri, Montxo Armendáriz, Emilio Martínez Lázaro o Fernando León de Aranoa.

En los años 60, Querejeta burló la censura franquista, a través de películas que abordaban la realidad de forma metafórica, y con una serie de hábiles trucos, pero que, sobre todo, en muchos casos logró estrenar en España tras lograr los mayores premios en festivales como Cannes, Berlín o Venecia. Hombre a quien no le gustaba hablar de sí mismo, siempre contó cómo en sus comienzos, sin modelo alguno a seguir, se fijó en productores de Hollywood como Irving Thalberg, con quien decía coincidir en su manera de entender el cine: "El productor es un ciudadano con pasión por el cine que tiene un concepto muy preciso de lo que quiere hacer con una película y logra que llegue a la pantalla".

Fue desde la producción desde la que impulsó y apoyó proyectos fundamentales en la historia del cine como La caza y Cría Cuervos, de Carlos Saura; Pascual Duarte, de Ricardo Franco; Barrio, de León de Aranoa; La Espalda del mundo, de Javier Corcuera, y El Espíritu de la colmena y El Sur, de Víctor Erice. Precisamente, con Erice acabó su colaboración tras el segundo filme. Erice consideraba inconcluso el rodaje, mientras que para Querejeta la película en cambio estaba finalizada.

La colaboración artística con Montxo Armendáriz fue mucho más satisfactoria. El cineasta navarro recuerda, por ejemplo, cuando en 1984 se le cerraban una tras otra las puertas para dirigir Tasio, "hasta que al cabo de un año contacté con Elías Querejeta, y ya no estuve solo. A partir de entonces éramos dos los que compartíamos la ilusión de ver en la pantalla la historia de Tasio. No sería su única colaboración con él, en los años 90, el productor vasco trabajó en los filmes de Montxo Armendáriz, Las cartas de Alou e Historias del Kronen.

trilogía vasca Su inquietud por el problema del conflicto vasco le llevó a realizar una trilogía sobre ETA junto al director Eterio Ortega. De esta manera, nacieron Asesinato en febrero, sobre el atentado que acabó con la vida del socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díaz Elorza; Perseguidos, un trabajo sobre la vida de las personas amenazadas; y Al final del túnel. Bakerantza, un documental en el que se ofrecen visiones distintas del conflicto vasco.

Otro de los directores con los que tuvo varias colaboraciones fue con Fernando León de Aranoa, Barrio (1998) y más adelante Los lunes al sol (2002), esta última Concha de Oro y cinco Goyas, entre ellos el de mejor película. En 2007 produjo Siete mesas de billar francés, de su hija Gracia, fruto de su unión con la diseñadora de vestuario María del Carmen Maiki Marín, que los Goya consagraron con diez nominaciones, entre ellas, mejor película y mejor dirección.

En 2008 recibió el Premio del Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia, que le sirvió de acicate para dirigir al año siguiente su primer largometraje documental, Cerca de tus ojos, sobre la vulneración de los derechos humanos. Ya en 2011, el Premio Zinemira, entregado en el Festival de Cine, reconocía su trayectoria profesional. Al recogerlo recordó su infancia en Hernani, su "única patria".

A pesar de que su salud era precaria, Querejeta había manifestado en los últimos meses su intención de no retirarse. Llevaba años moviendo un guion suyo sobre el proceso de creación del Guernica, que Picasso pintó en apenas un mes, tras el bombardeo de la Legión Cóndor sobre la villa foral. El proyecto, que lleva por título 33 días, y que estará dirigido por Carlos Saura, ha quedado inconcluso de momento.

"huella indeleble" Querejeta nunca se sintió un autor en la sombra, según confesaba él mismo en el documental El productor, que Fernando Méndez Leite realizó sobre su vida y trayectoria cinematográfica."Una película es un trabajo complejo y siempre he dedicado el mayor tiempo posible a todas las etapas del proceso. El filme luego toma vida propia, pero hay que estar pendiente constantemente", afirmaba, a la vez que explicaba que nunca había tenido ambición por dirigir.

En un documental, sus amigos Carlos Saura, Jaime Chávarri, Víctor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón, Montxo Armendáriz y Fernando León le califican de "persona fundamental para el cine español", además de "controlador" y "cabezota", aventurero, gran jugador de póquer y gran conversador, riguroso, prolífico, atrevido y comprometido con la cuestión vasca.