NO nacieron con vocación de escultura aunque sus sugerentes formas evoquen esa imagen, sobre todo al verlas expuestas en un museo. Son las piedras repartidas por la Sala Laboratorio de San Telmo, que hasta el 8 de septiembre acoge un homenaje a las personas que a lo largo de la historia del pueblo vasco se han dedicado al levantamiento de piedras. La exposición, organizada por Herria-Harria, es un nuevo hito en las actividades realizadas por ese colectivo que el pasado año publicó un voluminoso libro para "dar a conocer el mundo de la piedra y socializarlo".

Bajo el título Harrijasotzaile. La fuerza de la piedra, la muestra incluye abundante material fotográfico, una docena de piedras y un audiovisual que recoge el espectáculo que en octubre de 2012 albergó el Victoria Eugenia en señal de agradecimiento a los harrijasotzailes.

Patxi Jauregi, miembro de Harria-Herria, ofreció ayer una visita guiada a la prensa en compañía de la delegada de Cultura, Nerea Txapartegi, y Agurtzane Garai, técnica de San Telmo. La representante municipal subrayó el valor de la exposición como "reconocimiento a una de las partes más importantes" de la cultura vasca, mientras que Garai destacó el "gran esfuerzo" que el mundo de la piedra ha realizado para "modernizarse" y equipararse a los deportes de alto rendimiento. Ahora, apuntó, los harrijasotzailes llevan a cabo un "entrenamiento científico y programado", basado en el desarrollo de la fuerza que trabaja también la velocidad de ejecución y desarrolla la flexibilidad.

En ese sentido, tal y como recuerdan los paneles de la exposición, hoy en día los harrijasotzailes se rodean de un equipo multidisciplinar que puede estar formado por un entrenador especialista, un preparador físico, los relojeros que marcan el ritmo de las alzadas, masajistas y nutricionistas. Por supuesto, en el pasado no había ni sombra de sofisticación: todo se limitaba a utilizar la fuerza bruta en apuestas entre vecinos.

El levantamiento en la historia

Evolución del deporte

Según recuerda Iñaki Perurena en un texto incluido en la muestra, existe constancia escrita de que los vascos ya levantaban piedras para divertirse hace 500 años, aunque seguramente la costumbre es mucho más antigua. La exposición muestra fotos antiguas rescatadas de diferentes archivos -las imágenes actuales son obra de Joseba Urretabizkaia- que permiten conocer la evolución de esta práctica en los últimos tiempos.

Primero se aborda el papel de los harrijasotzailes pioneros, se recuerda la rivalidad que existía entre determinadas parejas y se mencionan los principales hitos del siglo XX, así como la renovación que el deporte experimentó a partir de los años 80 y el cada vez más activo papel de la mujer como levantadora de piedras. La parte final está reservada a las principales figuras de este deporte en la actualidad, entre quienes destacan Joseba Ostolaza, Aimar Irigoien y Jose Ramon Iruretagoiena. En dos grandes paredes, finalmente, aparecen los nombres de más de un centenar de harrijaso-tzailes ilustres y un mosaico con los rostros de varios de ellos.

piezas Legendarias

Las piedras 'baldarras'

Pero el principal atractivo de la exposición lo acaparan las piedras expuestas. Por un lado, hay siete piezas homologadas, iguales a las que se emplean en las competiciones. Son, según aseguran desde Herria-Harria, "piedras muy elaboradas, auténticos ejemplos de diseño en los que, añadiendo placas o incrustaciones de plomo, se logra la distribución del peso que facilita la alzada". La propia evolución del deporte ha llevado a la unificación de formas y pesos para la comparación de marcas entre levantadores. Así, se establecen en piedras cúbicas, rectangulares, cilíndricas, esféricas o de copa.

Harrijasotzaile muestra también cinco piedras baldarras (irregulares) que llaman la atención por sus extrañas formas o por su condición de "legendarias". "Cada piedra tiene su historia y algunas de esas historias son muy bonitas", aseguró Patxi Jauregi, que se detuvo ante la denominada Bedaio harria, una pieza de 226 kilos y medio que su padre, Ramón Jauregi, consiguió levantar en 1957 en un minuto y 37 segundos. Era uno de los cuatro únicos harrijasotzailes -todos ellos del valle de Amezketa- especializados en levantar las piedras con la espalda, una técnica dificilísima.

Otra de las piedras singulares de la exposición, la más antigua, es Albizuri Handi harria, propiedad del Ayuntamiento de Amezketa. Pesa 166,5 kilos, data de 1887 y su primer levantamiento homologado, en 1947, corrió a cargo de Errekartetxo. Entre los célebres levantadores que la izaron destaca, por ejemplo, Jose Ibar, el padre de los Urtain.

También destacan Igeldoko harria, que pesa 123 kilos y ha sido usada en varias entregas de Las seis horas de Euskadi y en la Aste Nagusia donostiarra, y Bolo harria, de Arrasate, una pieza de 215 kilos muy difícil de alzar por su forma cilíndrica y porque carece de cualquier tipo de asidero. "Se necesita un harrijasotzaile de mucha envergadura", explicó Jauregi. La última piedra baldarra es Pipa harria, de 191 kilos, así llamada por su forma de pipa.

La entrada a la exposición, que también exhibe abundante bibliografía que el público puede consultar, es gratuita. Según adelantó la delegada de Cultura, Nerea Txapartegi, San Telmo no descarta trasladar el contenido de Harrijasotzaile a otro espacio a partir de septiembre.