Friso de Holanda: un año en coma
Los Orange estarán mañana en la estación de Lech, donde ocurrió el accidente
las esperanzas de una recuperación del príncipe Friso de Holanda prácticamente han desaparecido cuando se cumple un año del accidente que sufrió en Austria mientras esquiaba y que lo mantiene en coma con graves daños cerebrales. La situación del segundo hijo de la reina Beatriz es seguramente uno de los motivos por los que se decidió a abdicar en abril, después de 33 años en el trono. El aniversario se cumple mañana, 17 de febrero, pero pese a ello la familia ha decidido volver a viajar a la localidad de Lech. Friso, de 44 años, estaba con un amigo fuera de la pista cuando se produjo una avalancha y sepultó a ambos. Mientras el acompañante se pudo salvar gracias a estar mejor equipado, Friso quedó sepultado. Durante 20 minutos estuvo a 40 centímetros bajo la nieve, antes de poder ser rescatado. Pero ya era demasiado tarde: el príncipe sufrió graves daños cerebrales y una parada cardiaca.
Muchos holandeses están convencidos de que la tragedia pesó en la decisión de Beatriz de entregar el trono a su hijo Guillermo Alejandro, de 45 años, el 30 de abril. Lo difícil que resulta la situación para la reina se vio por ejemplo en enero, cuando Beatriz, normalmente tan contenida, se echó a llorar durante una visita de Estado a Brunei. Allí se puso a hablar con los padres de una niña de siete años que se había ahogado el día de Año Nuevo. "Esta tragedia los ha afectado mucho aquí a todos", dijo la reina durante una recepción posterior de la comunidad holandesa en el sultanato, y se le quebró la voz.
El príncipe está en una clínica especializada de Londres. Casi todos los fines de semana su madre va a verlo. Y también sus hermanos, Guillermo Alejandro y Constantino, apoyan a la esposa de Friso, la princesa Mabel (44), y a sus dos hijas. No hay muchas esperanzas de que se recupere. "Desde hace poco, Friso muestra algunos signos de una conciencia muy reducida", señaló la Casa Real en noviembre. No se explicó de qué tipo de signos se trataba. La clínica privada londinense, ubicada en el elegante barrio de St. Johns Wood, protege la intimidad del famoso paciente, que llevaba años viviendo en Londres. Solo la casa real informa de vez en cuando sobre su estado: "El pronóstico es muy incierto y los médicos que lo tratan están muy preocupados". Salvo por estos breves comunicados, los medios tampoco cubren el tema, por respeto a la esfera privada de la familia real. Y esta lo agradece mucho. "Este es el momento más difícil de mi vida", dijo Mabel en noviembre. Justo un año después del accidente, toda la familia regresará al lugar donde ocurrió. Desde 1959 los Orange pasan sus vacaciones de invierno en la elegante estación de esquí de Lech, y no dejarán de hacerlo pese a la tragedia.