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Incubadoras de oportunidades

Bernués, Muñoz, Giménez Bech y Zallo reflexionan sobre el valor de la cultura y la gran ocasión de 2016

Incubadoras de oportunidadesFoto: ainara garcia

SI Gipuzkoa, si Euskal Herria, fuera un desempleado, los cuatro sabios reunidos ayer en torno a una mesa (no) redonda en el Museo San Telmo le aconsejarían que se especializase en cultura, un sector que podría funcionar, si le dejan, como antídoto anticrisis. Mientras otras realidades se marchitan en vísperas de un "cambio de era" aún por definir, pero que tiene claramente impreso el sello digital y contiene trazas de "capitalismo obsceno", como analizaron ayer el director teatral Fernando Bernués, el editor Jorge Giménez Bech, y el escritor y cineasta Joxean Muñoz, moderados por el catedrático de la UPV Ramón Zallo, la cultura puede ser un "recurso" y un camino, y, en este contexto, la elección de Donostia como capital cultural europea en 2016 aparece revestida del halo de las grandes oportunidades.

Aunque Zallo fue anunciado como moderador del debate La cultura vasca y el reto de la capitalidad cultural europea 2016, enmarcado en la II Semana Cultural Vasca impulsada por la asociación Kaskarin, hizo una introducción "magistral", plagada de "clarividencia analítica", de acuerdo a la definición de sus compañeros, que se erigió en una cuarta ponencia. El catedrático de la UPV aportó dos premisas que después fueron refrendadas por sus compañeros de mesa: la palabra "oportunidad" referida a 2016, a la que el pensador adjetiva como "colectiva", y la concepción de la cultura como "fomento y fermento" del conocimiento del país, y no como "un departamento aparte", como "una rareza" y mucho menos "como una rareza prescindible en tiempos de crisis".

En ese sentido, Zallo considera que "la cultura vasca necesita especializarse en cultura" y para ello "hay que convencer" a las elites de que no es "un adorno" sino "un factor clave" para la innovación social. Para el pensador, esa separación de la cultura de la técnica y de lo práctico es algo que los vascos arrastramos desde "los caballeritos de Azkoitia"y que nunca se ha "resuelto". Ahora la cultura digital brinda una gran oportunidad para la "cultura micro" construida "desde abajo".

Ahí Gipuzkoa tiene mucho que decir pues concentra una producción "editorial, escénica y audiovisual" mayor de la que le corresponde por población", pese al "vitalismo cultural del gran Bilbao". En este marco, Donostia 2016 constituiría la "oportunidad de oro para mover el tablero, para cambiar el chip", según Zallo, que anima a mirarse en los espejos de capitales culturales europeas como Stavanger -que pasó de ser "rica en petróleo" a ser también "rica en cultura"-, Liverpool -para la que la capitalidad supuso la "regeneración de la ciudad"- y Lille -un modelo por su participación: logró concitar 18.000 colaboradores, anfitriones y embajadores-.

de la ciudad de la exhibición...

... al país de la creación

A Bernués, Zallo le pidió que detallara el estado actual del desarrollo del programa de la capitalidad. El fundador de la compañía Tanttaka detalló su proceso de "seducción personal" con 2016 (hasta convertirse en su responsable cultural), que podría resumirse "del escepticismo a la pasión", antes de hacer un diagnóstico del panorama cultural vasco, en el que apostó porque la capitalidad logre el paso de "la ciudad de la exhibición al país de la creación".

Bernués ve la capitalidad como "una incubadora de complicidades" y un anhelado "espacio para mirar a medio plazo y alejarse de la mirada inmediata". Para conseguirlo tendrán que hacer frente a los inevitables recortes. El director escénico explicó que aún se desconocen las "asignaciones concretas" y, recién constituida la Fundación 2016, sigue habiendo "menos gente que en Tan-ttaka", bromeó. El Ministerio de Cultura no acaba de incorporarse como patrono y asumen que el programa original, que ronda los 90 actos, menguará, aunque desconocen si se quedarán en "50, 60 o 70".

Joxean Muñoz recordó el dato de que hace 50 años la principal exportación de Estados Unidos era el armamento y ahora lo es la cultura, para subrayar el perfil de músculo económico del sector, y, con el mismo fondo, rescató también una conversación con un consejero catalán que afirmaba que "en un país pequeño la consejería de Cultura debía ser la más importante, por delante de Interior". El exdirector de Tabakalera fue discreto sobre el CICC porque ahora es "responsabilidad de otros" pero sí aseveró que "tiene futuro", a pesar de detectar que Donostia está "decaída". Por eso, la capitalidad se antoja "más necesaria que hace cuatro años". "Lo que iba a ser la guinda se ha convertido en una cuestión de supervivencia", apuntó.

Giménez Bech dio unas pinceladas sobre el sector del libro -"no puedo ahorraros algún lamento, si no, dejaría de ser editor", ironizó- para explicar qué podría hacer 2016 por la cultura vasca, tal y como le demandó Zallo. El editor de Alberdania aspira a que, a través de "maniobras transversales", la capitalidad visibilice la intervención de la creación literaria en la sociedad y proporcione "vigor público" a la masa de creadores".

Como recompensa a sus pensadas disertaciones, Kaskarin les regaló, al final del acto, unos delantales de la sociedad, tal vez para que no dejen de cocinar maridajes entre pensamiento y acción.