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Zuloaga, con 'Z' de Zumaia

el espacio cultural sobre el pintor eibarrés abre esta tarde sus puertasLa visita al museo, el estudio y la ermita permiten contemplar piezas del artista y de su colección privada

Zuloaga, con 'Z' de Zumaia

Donostia. El Z Espacio Cultural Ignacio Zuloaga, compuesto por el estudio-taller del pintor eibarrés, la sala de su colección histórica y la ermita del siglo XII, se abrirá esta tarde, de forma discreta, sin apenas anuncios, en Zumaia, tras varios meses cerrado al público. Su apertura se limita, por el momento, a las tardes de los fines de semana hasta el final del verano.

Impulsado por Rafael Suárez Zuloaga, uno de los tres nietos del pintor, este nuevo proyecto se propone "divulgar su vida y obra a nuevas generaciones, exponiendo conjuntamente con sus artistas y amigos coetáneos, colaborando con otras entidades privadas y públicas, participando en la promoción de artistas contemporáneos y organizando eventos especiales en su entorno" señala, sin más detalles, su página web, única fuente de información sobre la nueva etapa.

Las colecciones, reseñan sus responsables, "abarcan desde los vestigios de una ermita románica hasta proyectos vinculados al arte contemporáneo". No obstante, las obras "esenciales" de Zuloaga y la serie de cuadros y esculturas que recopiló con su instinto coleccionista constituirán el núcleo, la "base" del trabajo.

En la ermita se expone el Cristo en la cruz del escultor zumaiarra Julio Beobide y una imagen de la Dolorosa de Quintín de Torres. Ambas piezas fueron policromadas por Zuloaga. El edificio de piedra construido por el pintor para la exposición pública de su colección histórica incluye los bienes artísticos propiedad de la mujer del pintor, Valentine Dethomas, y las heredadas por su padre, el maestro damasquinador Plácido Zuloaga. Entre ellas sobresale, junto a obras creadas a lo largo de ocho siglos, las firmadas por Auguste Rodin, amigo íntimo de Zuloaga. Finalmente, en el estudio taller, el lugar de trabajo del artista vasco, se preservan sus objetos personales y se enseñarán las piezas fundamentales de su trabajo. El visitante no debe pasar por alto el entorno natural del museo, un jardín que alberga flores y plantas singulares en Gipuzkoa.

legado El pintor eibarrés adquirió en 1910 el terreno en el que se levantaba el caserío Santiago y la ermita para instalar su estudio y un museo adyacente que albergara su colección de pintura y escultura, rubricadas por sus maestros y su larga y sobresaliente nómina de amigos.

La herencia del que fue uno de los escasos amigos de Degas, que compartió taller con Gauguin, expuso con Van Gogh, vivió noches de bohemia con Toulouse-Lautrec y ejerció de mentor de Picasso, ha supuesto una fuente de controversia para sus tres nietos, los vástagos de su hija Lucía, que se resolvió por vía judicial el pasado verano.

María Rosa Suárez Zuloaga, que se ocupó durante décadas de la pinacoteca de Zumaia, se ha trasladado al castillo de Pedraza, en Segovia, que su abuelo compró en 1925 por algo menos de 13.000 pesetas, donde dirige un museo con obra y objetos personales del artista. Y si Rafael inaugura hoy una nueva etapa, el hijo del hermano mayor, Ramón, al que correspondió la casa familiar de Zumaia, trabaja en el desarrollo de la Fundación Zuloaga. Ignacio Suárez-Zuloaga explica que están inmersos en una compleja tarea de catalogación de cartas, fotografías y planos, entre otros documentos, para digitalizarlos en colaboración con el Gobierno Vasco. Santiago Etxea permanecerá en obras los próximos meses para conquistar el espíritu con el que nació: propiciar la reunión de artistas e intelectuales, tal y como sucedió a principios del siglo XX. Acudieron a visitar al "pintor número uno de la época", evoca Suárez-Zuloaga, los Baroja, Falla, Hemingway, Unamuno, Belmonte y Ortega y Gasset.