Fallece a los 90 años el tenor donostiarra Carlos Munguia
durante más de 50 años fue una referencia interpretando ópera y zarzuela
donostia. El pasado lunes falleció en Donostia el tenor Carlos Munguia Altamira, a los 90 años de edad, una de las voces con un hueco propio en la historia de la lírica, que tuvo su momento cumbre en 1959, cuando fue galardonado con el Premio Nacional de Interpretación del Ministerio de Turismo.
Nacido en la capital guipuzcoana en 1921, pronto mostró afición por la música. En 1938 el maestro Gorostidi le llevó a formar parte del Orfeón Donostiarra, donde permanecería durante doce años. La primera edición de la Quincena Musical sirvió como escenario para su debut profesional como solista, a los 19 años, con la obra La damnation de Faust, de Berlioz.
En 1953 coincidió por primera vez con el director Ataulfo Argenta, bajo cuya batuta desarrolló gran parte de su carrera. Admirador de las obras de Jose Maria Usandizaga, interpretó en el Victoria Eugenia Mendi mendiyan (1951), La llama (1953) y Las golondrinas (1954), las tres bajo la dirección de Ramón Usandizaga, hermano del autor.
En la década de los 50 se prodigó en la representación de obras como Doña Francisquita, en la inauguración del Teatro de la Zarzuela, Luis Fernanda, Bohemios o Pan y toros. Ya en 1967 estrenó en madrid la versión en castellano de Mirentxu, de Guridi.
El Consistorio donostiarra le rindió homenaje con un concierto en 1990. Su carrera de recitales de ópera y zarzuela llegó hasta 1992, cuando interpretó por última vez una de las obras que más fama le reportó, Doña Francisquita, en San Cugat del Vallès, Barcelona, poniendo fin así a una brillante trayectoria de más de 50 años. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife le entregó en 1993 el Diploma al Mérito Ciudadano en reconocimiento a su participación en sus carnavales durante 25 años.