CON un interés cercano a lo antropológico, la dibujante francesa Chloé Cruchaudet reconstruye una biografía trágica en su nuevo cómic, Groenlandia-Manhattan, en el que narra la desdichada trayectoria vital de Minik, un esquimal que en 1897 fue arrancado de su mundo y trasladado a Nueva York por la fuerza.
"Es una historia sobre el exilio y el desarraigo. Minik consiguió adaptarse con éxito a un entorno que no era el suyo, donde no se encontraba por propia voluntad, pero luego descubrió que siempre sería considerado como alguien diferente", explica Cruchaudet (Lyon, 1976) en una entrevista con Efe.
Las últimas décadas del siglo XIX fueron una época dorada para los exploradores, cuyas hazañas ocupaban la primera página de todos los periódicos. Entre los grandes referentes se encontraba el estadounidense Robert Peary, que el 6 de abril de 1909 se convirtió en el primer hombre en alcanzar el Polo Norte. "Siempre estaba endeudado hasta las cejas. Intentó llegar al Polo en 1897, pero fracasó y, para contentar a las instituciones que habían sufragado la expedición, trajo a un grupo de esquimales como trofeo y medio de pago, como si se tratara de pieles de osos", asevera la autora de Groenlandia-Manhattan (Norma).
Con estilo crudo y directo, Cruchaudet narra la travesía de Minik hacia lo desconocido. "Era como tener un rompecabezas formado por todos los archivos que había podido encontrar; me puse en sus zapatos para reconstruir las partes que faltaban", afirma. La ilustradora no pretendía hacer "una historia de buenos y malos", sino plasmar una mirada desapasionada de los diferentes personajes. "Evité caer en la simple denuncia para entender mejor el sistema de pensamiento del siglo XIX. Las jerarquías humanas parecían eran algo natural, socialmente establecido", señala.
De los seis inuits trasladados a Nueva York, solo dos sobrevivieron a la tuberculosis: un adulto que regresó a Groenlandia y el propio Minik. Los cuerpos de los demás fueron expuestos en el Museo Americano de Historia Natural, con sede en La Gran Manzana. El esquimal retornó a EEUU en 1916, donde una gripe acabó con su vida dos años más tarde.
"Es una historia de soledad. El ser humano tiene una extraordinaria capacidad para adaptarse, pero un cambio de entorno nos hace preguntarnos quiénes somos realmente. Minik no lo supo nunca", sentencia la dibujante.