Donostia. El cineasta Daniel Sánchez Arévalo vuelve a la cartelera con su tercera película, Primos, una comedia en la que, como ya sucediera en sus dos largometrajes anteriores, importan tanto las pequeñas historias como el hilo argumental, en este caso, su propio drama personal conjurado con buenos momentos cómicos.
Sánchez Arévalo, que debutó en 2006 con la exitosa AzulOscuroCasiNegro, un drama en el que ya destacó su selección de actores -los mismos con los que después hizo Gordos (2009) y, ahora, Primos-, hizo esta comedia casi por "necesidad vital": "Estaba en un momento de mi vida de crisis personal, profesional... Estaba cansado, necesitaba parar, necesitaba aire, luz y cierta ligereza en mi vida, y me di cuenta de que otra manera de hacerlo era esta", desvela el director.
Y así llegó a Primos, como una forma de conjurar la depresión y la profundidad de la vida: "Quería hacer una película sencilla -no simple, puntualiza- y que fuera un canto a la vida, al optimismo" y con pistas de cómo enfrentase a una crisis de manera diferente a la que se supone que es la natural, es decir, regodeándose "en tu mierda y deprimirte".
La película, que llega a las pantallas españolas el próximo viernes, día 4, cuenta cómo Yolanda (Nuria Gago), novia de Diego (Quim Gutiérrez), decide que no se casa días antes de la boda, pero él acude a la cita acompañado de su familia, por si acaso cambia de opinión.
En comillas Como esto no sucede, sus primos y amigos de la infancia Julián (Raúl Arévalo) y José Miguel (Adrián Lastra), un jovencísimo militar traumatizado y tuerto, deciden llevarle en busca de Martina, su primera novia (Inma Cuesta), por ver si aclara sus sentimientos, o al menos, se olvida de Yolanda.
La vuelta de estos personajes a las fiestas del pueblo de su infancia (Comillas, donde se ha rodado íntegramente) tiene más que ver con un retorno a la adolescencia, a "esos momentos de la vida en que no es tan difícil tomar una decisión y no hay que pensar las cosas tanto y es más sencillo tirar para adelante, un retorno al Peter Pan", explica el director.
Reconoce que hay mucho de él mismo en estos tres chicos "tratando de buscar su sitio en el mundo y encontrar a la mujer de su vida: la necesidad de amar y ser amado", aunque puntualiza que también es un canto a la familia en el más amplio sentido de la palabra.