eN el centro mismo de la espectacular Pasai Donibane, y a escasos metros del lavadero, se encuentra este restaurante Ziaboga, que ofrece los productos del mar en estado puro. La belleza de las vistas desde este establecimiento -un balcón literalmente colgado sobre la bahía pasaiatarra- es un aliciente más que se une a lo meramente culinario. El mirador -que lo constituye toda su sala- nos hace sentir como si estuviéramos en un barco varado, con ese olor a salitre tan característico Por otra parte, Lucía Soto, una de las propietarias del negocio (otro es su compañero, el ex ciclista Pello Ruiz Cabestany, polifacético personaje donde los haya ), ha decorado el local con estilo marinero pero con un toque y una magia especial.

La propuesta del menú nos la hace el propio chef de esta casa, Alex Barcenilla, con mucho y buen oficio a sus espaldas. Baste decir que fue componente de la primera promoción de escuela donostiarra de Luis Irizar y que pasó más de dos años en los fogones de Akelarre. Y, entre otros sitios de nivel, se forjó junto a los hermanos Santamaría en una de las más importantes empresas de catering a nivel estatal, Bokado. En estos momentos -aparte de su tarea al mando de la cocina de esta casa y simultaneando con la misma- ofrece sus conocimientos culinarios para extranjeros en unos interesantes cursillos (Basque Cookery Experience) dentro del programa San Sebastian Food.

Precisamente, al coincidir con un grupo de cursillistas pudo ofrecernos un menú cuasi monográfico en torno al bonito del norte (objeto de la lección de este día). Y así, tras un pica de vicio, una lámina exquisita de bonito marinado con alioli, tomate y puerro, siguió una multicolor y pletórica ensalada de este mismo túnido (a la que llama "bonito con todo"), y un sencillo pero delicado marmitako de los de toma pan y moja. Apoteósico el arroz caldoso, en este caso con un terso chipirón de anzuelo y setas, y elaborado con un caldo marinero de imponente sabor. El remate de los platos salados era casi obligado. La parte más noble de estos escómbridos (a los que pertenecen, entre otros, el atún y el bonito del norte ) es sin duda la mendreska, oficiada en este caso a la parrilla con eficiente maestría, y servida simplemente con una vinagreta de tomate, piparras y sisas. El remate goloso es muy satisfactorio y hogareño, que muy bien puede ser una tarta de manzana hecha al momento o unos canutillos con intxaursalsa.

Ofrecen también unas parrilladas de marisco de campeonato. Selecta carta de vinos con caldos de diferentes zonas vinícolas.

En su veraniega y relajante terraza se puede papear más informalmente -que no peor- con cositas como unas deliciosas minitortillas de patata y bacalao (hechas al momento de pedir), langostinos al ajillo, mejillones rellenos, anchoas o bonito marinados o incluso pinchos de merluza rellena de txangurro y brochetas marineras. Servicio a cargo de Josune y la esposa del chef, Nuria, que se desenvuelven, nunca mejor dicho, "como pez en el agua". Este renovado Ziaboga está cogiendo una txanpa imparable.