Intérpretes. Mark Padmore (tenor); Roger Vignoles (piano). Programa. F. Schubert Winterreise para tenor y piano, D. 911 Op. 89. Fecha y lugar. 17/06/2010. Auditorio Kursaal. Donostia. Incidencias. Aforo casi completo. El pianista Till Fellner fue sustituido por Roger Vignoles por motivos de salud.

Atreverse con los 24 lied que componen el Winterreise (Viaje de invierno) de Franz Schubert no es moco de pavo. Una cosa es atreverse a cantarlas -y acompañarlas al piano- y otra muy distinta ejecutarlo de manera acertada. El reputado tenor británico Mark Padmore lo hizo, junto al magnífico pianista Roger Vignoles, y superó las expectativas, en lo que supuso hora y cuarto de auténtico placer para los oídos y, de paso, una buena master class de cómo debe enfrentarse un cantante, sin salirse de estilo, a un repertorio tan complicado como el de los lieder.

La versión ofrecida, obviamente, fue la compuesta por Schubert para tenor -aunque tanto barítonos como mezzos suelen cantarlas transportando la partitura-, sobre poemas de Wilhelm Müller. El Viaje consta de 24 canciones, que mantienen una misma tónica psicológica desde el punto de vista temático, aunque la mitad de ellas fueron concebidas un año antes que el resto. Schubert las envolvió de música durante su último año de vida, y se estrenaron de manera póstuma. Winterreise adquiere, por tanto, un factor de interés añadido si se considera que Schubert falleció a los 31 años.

Joven con un legado musical más que importante, un referente, y con un ciclo musical donde el protagonista se siente desolado, en un viaje largo, donde no deja de caminar en torno a un amor no correspondido, con innumerables reflexiones en compañía de la oscuridad, el frío, en un permanente sentimiento de melancolía.

Padmore supo entrar de lleno en este estado psicológico, a través de un modo de cantar totalmente romántico, haciendo gala de un amplio abanico de recursos técnicos. Usó de manera absolutamente intencionada la mezza voce, para matizar determinados pasajes, enfatizar los textos, y ofrecer interesantes contrastes. Fue habilidoso en el uso de las posiciones de la voz, entrando de lleno en fraseos casi en falsete, abriendo volúmenes acentuados, o cantando de un modo casi declamado según las ocasiones. Desde un punto de vista puramente técnico, Winterreise exige al cantante poseer el suficiente registro como para en un mismo fraseo llegar a un grave profundo sin dejar de emitir extremas notas agudas. La solvencia de Padmore fue aplastante, aunque destacó más en tesituras centrales y agudas que en las más graves.

Roger Vignoles, por su parte, no sólo fue acompañante del tenor. La partitura, que ofrece las mismas opciones de lucimiento y el mismo grado de exigencia al piano, estuvo bien ejecutada en unas manos llenas de destreza. Fuera, en la calle, hacía frío, el viento azotaba la ría del Urumea, el Viaje de invierno se colaba en un verano que no llega. Sin duda alguna, Winterreise fue la mejor banda sonora para una jornada absolutamente invernal.