La Guerra Civil y la dictadura franquista provocaron el exilio de miles de personas, entre ellas gentes relacionadas con las artes escénicas que continuaron su labor artística en los países de acogida.
En su memoria y con el objeto de reconocer su labor, los profesores de la Universidad de Deusto, Mari Carmen Gil e Iñaki Beti han coordinado Exilio y artes escénicas (Saturrarán).
La publicación está dividida en tres capítulos y consta de 34 ensayos dedicados a otros tantos personajes. Cada uno de los apartados ha sido escrito por expertos estatales e internacionales como docentes de las universidades de Birmingham, Saint Andrews de Escocia, las autónomas de Madrid y Barcelona y plumas como las de Patri Urkizu y José Ángel Ascunce, entre otros.
"Pretendemos analizar la actividad teatral que se desarrolló en el exilio como consecuencia de la Guerra Civil con la finalidad de recuperar la memoria y reconocer a aquellas personas que siguieron vinculadas con el teatro en el exilio, fundamentalmente en México, Argentina o Rusia", explica Beti.
La primera parte del estudio está dedicada al exilio en el teatro español y se describe el trabajo de autores como Bergamín o Castelao y de actrices como Amparo Villegas o Margarita Xirgú. "No sólo nos hemos centrado en autores teatrales, sino en gente relacionada con la puesta en escena", subraya Beti.
Quince ensayos
El exilio vasco
La segunda parte de Exilio y artes escénicas describe a través de quince ensayos -algunos escritos en euskera- las trayectorias de los profesionales que tuvieron que huir de Euskal Herria como Eduardo Ugarte, Telesforo Monzón, Cecilia G. de Guilarte, Andoni Arocena, Pepita Enbil, Gerardo Viana o Martín Ugalde.
"Algunos de ellos se fueron muy jóvenes y comenzaron a introducirse en el ámbito escénico en el país de acogida como el bailarín vizcaino Gerardo Viana que comenzó su carrera en Rusia; otros se fueron con más edad y, simplemente, continuaron con su labo", apunta el coordinador. Y añade: "La mayor parte eran republicanos o nacionalistas y los autores más políticos intentaron a través de sus textos mantener viva la memoria. No querían que se olvidara lo que aquí ocurrió".
El último apartado está dedicado al dramaturgo de Getxo José Martín Elizondo, uno de los "descubrimientos" del libro. "A nivel estatal ha sido reconocido pero en el País Vasco no tanto. Murió el año pasado y dejó una gran producción, escrita, sobre todo, en francés. Fue alguien de minorías ya que sus textos tenían una carga política muy fuerte. Además, no era un autor muy condescendiente con el público, sus obras tienen bastante dificultad y una carga simbólica acusada con influencias del esperpento de Valle Inclán, del surrealismo... Un autor francamente complicado".