Mariah Carey afirma que sin maquillaje no la reconocen en la calle

los ángeles. Descubrir a un famoso sin capas de pintura en el rostro puede producir un verdadero shock para sus más acérrimos fans. Algunos intentan evitarlo. Otros, sin embargo, se muestran satisfechos. Es el caso de la cantante Mariah Carey.

Conocida por muchos por los apretados atuendos con los que suele acudir a las galas, más bien embutida en ellos, la diva de la música ha reconocido lo mucho que le debe su imagen al maquillaje.

A pesar de tener nominaciones y premios en los Razzie como una de las peores actrices, Carey no se resigna a que sólo la conozcan por sus dotes como cantante. En la última película en la que ha participado, Precious, las críticas no se han cebado e incluso disfrutó de una nominación junto a todo el reparto en los premios del Sindicato de Directores. Para que su interpretación de una trabajadora social fuese más real, la neoyorkina tuvo que aparecer en la pantalla con la cara lavada y sin arreglar. Y cuál fue su sorpresa que en esos momentos nadie la reconocía. Pero lejos de molestarse, está encantada con la experiencia, muy diferente a la de rodar videoclips. "Fue muy difícil despojarse de todo el glamour y meterse puramente en la historia; mucha gente no me reconocía y eso me hacía feliz", ha declarado Mariah en una entrevista con la publicación OK!.

La cantante asegura que hubo momentos en los que flaqueó y estuvo tentada de disimular algún defecto: "Mi piel estaba roja e hinchada y no llevaba maquillaje, así que traté de ponerme un poco de colorete pero Lee Daniels, el director, me pilló y dijo "¡No, no te vas a poner nada!"".

Según ella, Daniels quería que se convirtiera en "una mujer totalmente diferente", para lo que Mariah tuvo que cambiar su forma de andar, su acento y la entonación a la hora de hablar. Pero para ella no fue difícil crear esa nueva imagen: "Fue como ir quitándome máscaras, en lugar de ponérmelas".

El resultado del filme es muy distinto al conseguido con los videoclips de la cantante, donde ella aparece rodeada de glamour: "Son divertidos de rodar porque no son nada profundos, puedes hacer lo que quieras en ellos; pero es un medio totalmente diferente". Y ahora que su participación en Precious le ha hecho replantearse su visión de la vida, Mariah está convencida de que no volvería a protagonizar Glitter: todo lo que brilla, película por la que ganó el Razzie, si se lo ofrecieran, pues parece que le ha pillado el punto a eso de dejar a un lado el glamour.